No es necesario irse muy lejos para disfrutar de un buen viaje. El turismo city break es el que se caracteriza por realizar desplazamientos cercanos y estancias breves, una tendencia que se puso de moda durante los años de crisis y que ha arraigado en nuestro país.
Los que quieran hacer un viaje city break en Cataluña, por ejemplo, pueden seguir el consejo del Patronat de Turisme Costa Brava Girona y visitar Girona y Figueres. “Su belleza, su oferta cultural y sus propuestas gastronómicas convierten estas dos localidades en destinos señalados para los buenos viajeros”, informan.
Girona
La capital gerundense merece una visita tranquila. La visión de las casas del Onyar, con sus intensos colores reflejados en el río, ya anuncia que la ciudad reserva muchos tesoros al visitante. El casco antiguo invita a trasladarse en el tiempo recorriendo las laberínticas callejuelas del antiguo barrio judío, una de las juderías más extensas y bien conservadas de toda Europa. El itinerario cultural es rico en arquitectura, con visitas obligadas a la catedral, los baños árabes, el monasterio románico de Sant Pere de Galligants y la iglesia de Sant Narcís.
Casas del Onyar en Girona / PIXABAY
La historia y la cultura de Girona vienen acompañadas del sabor de una gastronomía de primer nivel, reconocida internacionalmente. Uno de sus nombres más conocidos es El Celler de Can Roca, todo un coleccionista de estrellas Michelin. Lógicamente hay otras propuestas, más económicas, de restaurantes y pastelerías que te dejarán muy buen sabor de boca. Y si se dispone de algunos días más, a pocos kilómetros están las preciosas playas, calas y municipios de la Costa Brava, así como la gran belleza del Pirineo de Girona.
Figueres
Muy cerca de Girona y de la frontera con Francia --y excelentemente comunicada--, la ciudad de Figueres se revela como un perfecto enclave de turismo city break. La visita puede empezar con su gran reclamo: la obra de Salvador Dalí. El Teatro-Museo Dalí es toda una obra de arte por fuera y en su interior espera la gran colección que muestra la trayectoria artística del genio ampurdanés. Sin embargo, también sorprenden otros lugares como el Museo del Juguete, con un variado muestrario de juguetes de todas las épocas; el Museo del Empordà, con colecciones de arqueología, escultura medieval y arte contemporáneo; o el Museo de la Técnica del Empordà, que alberga un curioso fondo de piezas representativas de la revolución industrial.
Vista exterior del Teatro-Museo Dalí de Figueres / YOUTUBE
La oferta cultural de Figueres continúa en sus calles, con un centro histórico muy rico en patrimonio arquitectónico. La ciudad, activa y llena de vida, cuenta con la gastronomía local como gran atractivo. No hay que irse de allí sin probar los brunyols (buñuelos del Empordà), la butifarra dulce y los platos de ‘mar y montaña’ que combinan productos de la Costa Brava y del interior de la comarca. Para beber, por supuesto, un vino de la DO Empordà.