Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria la Caixa, ha recibido este septiembre el reconocimiento de la revista Forbes por la actividad filantrópica que promueve. La publicación recuerda los orígenes humildes del empresarios, que reparaba motores de motocicleta en un taller por la mañana para poder estudiar por la tarde. Este perfil ha sido clave, según su relato, para desarrollar la Obra Social de la Caixa y convertirla en una de las ocho potencias mundiales en el sector.
Así lo indica un reciente informe de la Universidad de Harvard que incluye a 156.798 fundaciones de 19 países. Los 520 millones de euros de presupuesto de La Caixa para impulsar medidas como el empleo entre colectivos vulnerables, la educación o hacer frente a la pobreza infantil --ha destinado más de 440 millones a este fin en una década--, la convierten en una de las líderes del planeta en solidaridad con toda la amplitud que implica la palabra.
Dos prioridades
Forbes destaca que la Fundación ha centrado sus esfuerzos en “ofrecer oportunidades a quienes más las necesitan”. “El lema de nuestro plan estratégico, Cambiamos presentes, construimos futuros, refleja bien nuestra filosofía”, destaca Fainé. Las dos principales prioridades de la hoja de ruta que vence el próximo ejercicio son “ofrecer más oportunidades a las personas más vulnerables” y promover la “inversión en investigación”.
El 60% del presupuesto de la Obra Social va destinada a la primera actividad, aunque destina más de 90 millones a impulsar el “avance de la ciencia, por el conocimiento, por la formación y por el talento”. Esta cifra supera incluso algunos presupuestos autonómicos del país.
Pobreza hereditaria
Fainé también explica que en la fundación se han “propuesto romper el círculo de la pobreza hereditaria, aquella que se transmite de padres a hijos y a sucesivas generaciones en familias con escasez de recursos”. Este programa ha beneficiado a 283.500 pequeños y a sus familias en los últimos 10 años. Se empezó a implementar antes de la crisis, un clima económica que ha agravado esta situación al llevarse por delante el ascensor social.
Otra de las consecuencias de la recesión ha sido en materia de vivienda que también se abordan en la Obra Social. En este caso, a través de los programas de alquiler solidario y vivienda asequible, con 33.000 inmuebles.
Vivienda y laboral
El primero de ellos se destina a personas que han visto “reducido sus ingresos a causa de la crisis o que han sufrido un proceso de ejecución hipotecaria y se encuentran en situación de vulnerabilidad”. El segundo está enfocado a “asegurar la emancipación de jóvenes y dignificar la vivienda de las personas mayores”.
En cuanto al empleo, Fainé relata que el programa Incorpora trabaja cada año con unas 25.000 personas “en riesgo de exclusión social”.
Garantías de inversión
Afirma que las líneas de trabajo que han marcado la máxima de los últimos años también serán importantes en los ejercicios venideros. “Desde su nacimiento, La Caixa ha tenido como objetivo promover el bien común, en particular el de las personas que menos oportunidades”, ha señalado.
“La preservación de este gasto social es consustancial a La Caixa”, remarca. Ofrece de este modo las garantías necesarias para mantener con los 530 millones que se desinarán en el próximo ejercicio en Obra Social. La principal aportación filantrópica del Estado y una de las principales del mundo.