El módulo de participación y convivencia del centro penitenciario Quatre Camins no funciona. Así lo aseguran los propios funcionarios, que denuncian la “pasividad” de la dirección de la prisión ante los continuos casos de violencia que viven casi de manera continua, en muchos casos, siendo ellos mismos el objeto de los ataques.
En un comunicado distribuido por varias secciones sindicales dicen que el funcionariado de la prisión ha caído en una “desprotección total” y califican el proyecto como un sistema “nocivo para su seguridad”. La escalada de la violencia ha sido tal en los últimos meses que no descartan una “multitud de incidentes” si la Administración no pone remedio.
Experimento 'fallido'
La aplicación del sistema de convivencia en la prisión Quatre Camins comenzó su andadura en abril de 2017, hace aproximadamente un año y medio. Está basado en una iniciativa utilizada en los países nórdicos y busca mejorar el clima social y la relación entre el interno y los funcionarios, a través de ciertas libertades de tipo deportivas, culturales y sociales. Todo ello dirigido a que el reo se comprometa a mantener una buena conducta que favorezca la reinserción una vez cumpla su condena. Sin embargo, en la cárcel situada en La Roca del Vallès esta convivencia se está traduciendo en “desplantes, faltas de respeto y agresiones”.
Fuentes sindicales aseguran que “el sistema funciona” ya que actúa con éxito en otras cárceles del país. El problema se localiza, por lo tanto, en su aplicación en Quatre Camins. Señalan que la decisión fue una “imposición política” en un centro en el que escasea el personal, las infraestructuras son “viejas” y la tipología de internos no es la adecuada para este tipo de programas. “Este tipo de centros de convivencia funcionan, pero en Quatre Camins fue impuesto y no es viable”, declaran, o al menos no con los recursos disponibles.
Mala gestión de las incidencias
Las condiciones en las que el sistema de convivencia fue implementado no fueron las adecuadas. Y aún menos lo está siendo la gestión de las problemáticas surgidas. Los trabajadores aseguran que “no podemos aplicar la normativa” ya que, por una parte, son increpados --en ocasiones, de forma violenta-- por los propios presos y, por otra, su actitud y reacción ante los problemas es “cuestionada” y desacreditada por la propia dirección del centro. Este cuestionamiento, además, hace que la figura del funcionario se vea afectada en su trabajo y en su imagen ante los internos, que se ven reforzados en sus conductas violentas e inadecuadas. “En centros como éste, si el preso comete alguna falta por tráfico de drogas, objetos no permitidos o directamente actos violentos es expulsado del módulo. Aquí [Quatre Camins] se pretende que cumpla su condena entera independientemente de su conducta”, asegura un trabajador.
Por ello, los sindicatos demandan que se cumpla “taxativamente” la normativa y que se respete el derecho que les protege ante las humillaciones para ejercer sus funciones sin presiones. “Lo único que queremos es que respeten la figura del funcionario y cesen las agresiones”, comentan.
“Caso omiso” de la dirección
Las mismas fuentes sindicales aseguran que la escalada de violencia en el centro va a más mientras que la dirección hace “caso omiso” a las denuncias de los representantes laborales. “En menos de un mes hemos tenido dos agresiones graves a funcionarios, con bajas laborales incluidas”, apostillan, ante las cuales se encuentran en una posición de “absoluta indefensión”.
Tanto la dirección del centro penitenciario como el departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña han rehusado ofrecer declaraciones sobre esta problemática que perdura desde hace años pero que se ha visto acrecentada desde la puesta en marcha del sistema de convivencia del módulo 2. Los primeros han alegado no estar autorizados para dar informaciones; los segundos, han preferido no entrar en “esta polémica”, tal como ellos la han definido. Sin embargo, fuentes cercanas a la dirección reconocen que existen deficiencias en el proyecto y admiten que los continuos ataques reflejan que “algo no va bien”.
Centro altamente conflictivo
El centro penitenciario Quatre Camins es sobradamente conocido por la conflictividad de sus presos. De hecho, es una de las cárceles que más agresiones acumuló durante 2017, un total de 60. De estas, 14 fueron calificadas como “graves”, lo que la situó como la prisión que mayor número de estos ataques sumó durante el pasado ejercicio.
Desde la creación del proyecto de participación y convivencia en el centro se han vivido 439 incidentes, faltas graves y muy graves, según los datos del sindicato CSIF. Los números que ofrece CCOO reflejan que, de enero a mayo de este año, los funcionarios de Quatre Camins han sufrido 28 agresiones --de las cuales ocho han sido graves-- y 39 tentativas. Una de las últimas reyertas vividas en la prisión de La Roca del Vallès se produjo hace escasamente un mes. En el violento altercado, uno de los internos atacó a una funcionaria con un cinturón y un palo de escoba después de que, supuestamente, se le denegara una salida. El ataque causó lesiones graves a la trabajadora, que tuvo que recibir asistencia médica.