En Cataluña hay muchos pueblos con encanto. Cadaqués es uno de ellos. Con una población que apenas roza los 3.000 habitantes, se ha convertido en uno de los puntos turísticos más importantes de Girona. Está situado en la comarca del Alt Empordà y, como explican desde Turisme de Cadaqués: “Para muchos es una isla y para otros es lejano, para quien vive todo el año es parte de su vida y para quien viene de vacaciones es como su casa”.
Y es que muchas son las sensaciones, experiencias y valores que Cadaqués ofrece. Como también es variado el catálogo de atracciones turísticas para los visitantes.
Cultura
Para conocer la historia de Cadaqués es indispensable visitar el casco antiguo y perderse por sus calles laberínticas. El pueblo, de origen medieval y rodeado por una gran muralla, ocupaba el espacio de lo que hoy es el centro histórico de la localidad, cuyo punto más alto se encuentra situado en la iglesia de Santa María de Cadaqués. Desde allí hay una vista preciosa del pueblo, de la bahía de Cadaqués, de la isla es Cucurucuc e incluso del faro de Cala Nans.
Los que deseen conocer su oferta cultural no deben dejar pasar la oportunidad de visitar el Museo municipal de la villa, la Casa Museo de Salvador Dalí y el Espai Cap de Creus, así como sus numerosas galerías de arte. Edificios emblemáticos como la Casa de Don Octavio Serinyana, la Torre del Colom o el Faro del Cap de Creus, y esculturas en homenaje a los artistas e intelectuales más destacados que han residido o bien han pasado por el municipio completan el catálogo cultural de Cadaqués.
Naturaleza
En Cadaqués hay una gran variedad de playas y calas que por su belleza y singularidad son únicas en toda la Costa Brava. Playas como Ses Ielles, Sant Luis, Portlligat, Ses Nouse, Jonquet, Confitera, Portdoguer o Sa Sabolla, y calas como Culip, Portaló, Seca, Culleró, Torta o Francarlos bien merecen una visita.
Playa des Sortell / TURISME DE CADAQUÉS
Uno de sus elementos más característicos son los cantos rodados y las rocas. Estas últimas poseen formas muy curiosas, hasta el punto de que los mismos habitantes han bautizado con nombre de animales aquellas rocas que por su caprichosa forma les recordaban a un determinado ser vivo. De aquí que se hable del camello, del águila o la tortuga refiriéndose a ciertas rocas del Cap de Creus. Pero eso no es todo, el mismísimo Salvador Dalí se inspiró en una gran roca, situada en la cala de Culleró, para crear su famosa obra el El gran masturbador.