Las mujeres leen un 10% más que los hombres en España

La radiografía El sector del libro en España, publicada por el Observatorio de la Lectura y el Libro y el Ministerio de Cultura, revela la existencia de 7.106 puntos de venta, de los que 3.900 son librerías. España es el cuarto país del continente con mayor número de novedades anuales y el quinto con más títulos. Es el noveno mercado del libro más grande del mundo, tras EEUU, China, Alemania, Reino Unido, Japón, Francia, Italia y Corea del Sur.

También muestra que hay un 10% más de lectoras que de lectores y que este hábito disminuye según aumenta la edad y crece conforme al nivel de estudios. Según Manuel Gil, director de la Feria de Madrid, el 66% de los visitantes del año pasado fueron mujeres frente al 34% de hombres.

Más papel de las mujeres

Los organizadores lo han tenido en cuenta y les han dado un mayor protagonismo a la edición de este año. Comenzando por el cartel de la ilustradora valenciana Laura Bonet, que evoca a autoras famosas y da continuidad al trabajo que las profesionales del mercado literario llevaron a cabo en los días anteriores a la huelga feminista del 8 de marzo.

Las pequeñas librerías tradicionales siguen siendo los puntos débiles de la cadena. Su margen de beneficio ronda el 30%. “Tenemos que vender 6.000 libros para ganar unos 2.000 euros al mes y mantenernos abiertos”, explica Julia Campuzano, socia de un establecimiento en la madrileña plaza de Chamberí.

En manos de pocos

Los escritores, principal eslabón, también lo tienen crudo. Un estudio británico asegura que apenas uno de cada diez vive solo de lo que escribe y que el 5% de los escritores gana el 40% de todos los ingresos que generan los libros.

En España no hay datos. Los autores se topan además con las pegas de Hacienda una vez jubilados. Junto con los libreros se quejan de la falta de apoyo institucional. Para más inri, el Gobierno de Mariano Rajoy ha dejado sin ejecutar desde 2012 más de 85 millones de euros que figuraban en los Presupuestos Generales del Estado en distintas partidas para la promoción de la cultura.

La oposición denuncia que obedece a una política similar a la registrada con los créditos y proyectos para I+D, que solo supone una pérdida de tiempo de quienes se dedican a solicitarlos. Y a un truco que usa habitualmente Cristóbal Montoro para camuflar recortes o inflar presupuestos.