La sensación de desigualdad respecto a los hombres es una constante en las mujeres. Las ciudadanas entrevistadas de Crónica Global con motivo del Día Internacional de la Mujer no comparten profesión, situación personal ni económica, aunque sí están de acuerdo en que a día de hoy la sociedad ha mejorado, pero la desigualdad de género todavía existe en la mayoría de los aspectos de sus vidas.
Las cifras ratifican esa sensación. Según CCOO, hay un 40% de brecha de género en las pensiones en Cataluña; en España, las mujeres tienen salarios un 12,7% inferiores a los hombres por realizar las mismas tareas según un estudio de Fedea; y en el mundo, la ONU asegura que en la mayoría de países las mujeres ganan en promedio entre un 60% y 75% del salario de los hombres.
Desigualdad laboral y acoso
Pero el ámbito laboral no es el único en el que se evidencia la desigualdad. La ONU revela que el 71% de las víctimas de trata de seres humanos son mujeres, y que el 35% de las mujeres del mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja, entre muchas otras cifras. El acoso está presente también en España, en Cataluña y en Barcelona, según revelan las propias entrevistadas. La perspectiva de cada una de estas siete personas visibiliza realidades diferentes, con problemáticas diversas y coinciden en la forma de percibir la desigualdad.
Silvina es profesora de inglés y madre primeriza, Àngels lleva su farmacia hace 40 años, Jessica es madre soltera y se dedica a la limpieza, Eva es dirigente de un sindicato, Alba es periodista freelance, Zenia trabajaba en la construcción y ahora es pensionista, voluntaria y transexual e Immaculada es empresaria. Cada una tiene su motivo para manifestarse este 8M.
Licencias por maternidad insuficientes
Silvina es argentina y vive en España hace ya varios años. Con 36 años tuvo su primer hijo y ahora está de baja por maternidad de su trabajo como profesora de inglés. En su ámbito laboral no ve desigualdad con los hombres, ya que asegura que los profesores cobran lo mismo y tampoco padeció nunca una situación de acoso en el trabajo.
Pero ahora que es madre, Silvina se ha dado cuenta de que la licencia por maternidad es corta. “El niño es muy pequeño con cuatro meses para dejarlo sin la madre, todavía es demasiado dependiente y el vínculo con la progenitora es fundamental”, considera; y agrega que en países como Alemania las condiciones para ser madre son mejores. Asegura estar “totalmente de acuerdo” con la manifestación de este 8M. Como primera causa por la cual reivindicarse señala al “desastre de la violencia de género; es terrible lo que se le hace a la mujer en contextos de casa, trabajo y también la brecha salarial”.
Cuidados y reproducción, eternos roles femeninos
Eva es la secretaria de Igualdad y Formación Profesional de UGT Cataluña, y considera que el entorno laboral femenino aún hoy en día está impregnado de la asignación de los roles sociales del cuidado y la reproducción. “Es por eso que por un lado todavía somos las mujeres las que mayoritariamente conciliamos nuestra vida laboral y familiar, y esto tiene como consecuencia una repercusión importante en cuanto a salario entre otras condiciones”.
La sindicalista asegura que existe una segregación de tipo horizontal que sitúa a las mujeres en ocupaciones y actividades peor retribuidas en el mercado de trabajo. Por otro lado, describe una segregación de tipo vertical que limita el ascenso y la promoción de las mujeres en las carreras profesionales. En cuanto a la situación de la mujer en Cataluña, Eva observa que los “peores males” se encuentran en los sectores de servicios, sobre todo el turismo y el comercio que están “altamente feminizados y precarizados”.
Tareas de mujeres y tareas de hombres
Jessica asegura que en su ámbito laboral no hay casi hombres. Se dedica a la limpieza y es madre soltera. “Sí que creo que hay discriminación porque este trabajo no lo hacen los hombres, supongo que es porque se paga muy poco”. Para Jessica la desigualdad por ser mujer es palpable. “Ser mujer y madre soltera es lo peor, estás más limitada para todo”.
Àngels tiene 64 años y los últimos 40 los ha pasado trabajando de farmacéutica, en su propia farmacia. Los últimos años asegura no haber notado tanto la desigualdad, pero al principio, “entraba alguien a la farmacia y preguntaba por el farmacéutico, no se creían que era yo por ser mujer”.
Algo similar le ha ocurrido toda la vida a Immaculada Amat. Es presidenta de una inmobiliaria y asegura que, como directiva, “siempre somos minoría”. Se reafirma en que no hay igualdad, y por esta razón decidió que su empresa familiar sería exclusivamente de mujeres.
Precariedad en el trabajo
Alba, de 28 años, es periodista. Tras pasar por varias empresas como becaria y con contratos temporales, asegura que fue la precariedad la que la obligó a reinventarse y se convirtió en freelance. Su situación no ha mejorado, pero es la única salida que le ve a su carrera. Si bien admite que las condiciones laborales en el sector afectan tanto a hombres como mujeres, “siempre somos nosotras las más precarizadas, sobre todo en profesiones creativas”.
El ámbito laboral es también la principal reivindicación de Zenia. Es una mujer transexual, que destaca las dificultades de su colectivo para encontrar trabajo. También en el mundo transgénero hay desigualdad entre hombres y mujeres, asegura. El 8M, se manifestará.