Cinco años ha tardado el director de Cementiris de Barcelona, Jordi Valmaña, en entender la angustia que sufre el propietario de un panteón del cementerio de Poblenou. Una palmera creció en medio de la tumba situada junto a la de sus familiares y causó destrozos alrededor.
El propietario hizo reiteradas quejas para que la retirasen en varias ocasiones desde el año 2013 y siempre obtuvo la misma respuesta: no pensaban hacerlo. La excusa se repetía basándose en la premisa de que el ejemplar ya estaba muerto y no causaría ningún daño más.
Ya no tiene ramas
Valmaña también reiteró, en las ocasiones en las que respondió a este usuario, que la palmera está "plantada" --pese a que nadie lo hizo-- en el panteón vecino y que está muerta a causa de un insecto que las mata. Por lo que “hace ya mucho tiempo que no tiene ramas” y, por lo tanto, no tendría ningún problema.
Según el director de Cementiris de la capital catalana, consultó en varias ocasiones con “expertos”, sin especificar quiénes, y le recomendaron no sustraerla de donde estaba, ya que arrancarla implicaría destruirla y “tiene carácter patrimonial y data del siglo XVIII”.
Valmaña cede
Ello ha sido hasta ahora, que el propietario que realizó las quejas y las presentó ante el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, ha informado a este medio de que, por fin, han talado la palmera de la discordia. Recibió una llamada de la secretaria de dirección este jueves en la que le informaba de la actuación de la compañía municipal que gestiona los camposantos.
“Me dijo que sabían que había cosas que no habían hecho bien, fue una llamada muy suave y añadió que si quería hablar con el señor Valmaña o ir a verle, que lo hiciera”, explica el propietario de la sepultura afectada. Pero él no quiere ver a nadie porque lo único que quería era que talasen la palmera y evitar más daños.
“Doy el tema por zanjado. Mi caso está resuelto, pero hay muchos otros aquí en este mismo cementerio que claman al cielo”, añade. Valmaña tendrá que poner el mismo empeño en todos y cada uno de esos casos, sin olvidar a las familias afectadas por el derrumbe de un bloque de 144 nichos en el cementerio de Montjuïc.