Una exmodelo era la cabecilla de las falsas intoxicaciones hoteleras en Baleares
Las reclamaciones se dispararon un 700% y llegaron a provocar en tres años un perjuicio de 50 millones a los hoteles afectados
22 enero, 2018 00:00Conocida en el entorno turístico de Mallorca tras haber medrado durante la pasada década hasta situar sus actividades de pub crawling y party boats en lo alto del ocio nocturno de la isla, el nombre de Laura Holmes Cameron comenzó a sonar con más fuerza cuando a principios del pasado mes de septiembre fue detenida en el marco de la operación contra las falsas intoxicaciones gástricas denunciadas por turistas británicos contra los hoteles en los que se habían alojado.
La antigua modelo británica, o al menos así se presentaba en las redes sociales, es, según los investigadores, la cabecilla de una actividad delictiva de desmesuradas proporciones dirigida a captar turistas y emplazarles a demandar de forma fraudulenta a los establecimientos hoteleros por supuestas afecciones alimentarias. Unas reclamaciones que en los últimos años se han disparado en un 700% y han acarreado desde 2014 un perjuicio de hasta 50 millones de euros para los hoteles afectados de Baleares.
Elevado tren de vida
Su elevado tren de vida, junto al de su madre, Deborah Cameron, llamó la atención de la Guardia Civil, encargada de las investigaciones. Un extenso informe elaborado por el instituto armado e incluido en el sumario del caso apunta a la progenitora como la persona sobre la que figuran las propiedades del entramado familiar. De hecho, eran frecuentes los encuentros en la casa materna, ubicada en la calle Farigola del lujoso núcleo residencial de Bendinat.
Allí se personaron varios agentes durante la operación que dio inicio a la judicialización de las pesquisas. Los efectivos se toparon en la vivienda con 45.950 euros en efectivo presuntamente procedentes del complejo entramado, 38.630 dentro de sobres blancos en el interior de una caja fuerte. Según las investigaciones, los beneficios obtenidos a través de la estafa eran entregados a la madre para su posterior blanqueo en Reino Unido.
Amplia red de tiqueteros
Tanto Deborah Cameron, que en su perfil de LinkedIN llega a afirmar que para ella “la vida es divertirse, hacer el bien y generar múltiples flujos de ingresos”, e hija, una de las impulsoras de la asociación Calvià con futuro --promovida para hacer frente a los excesos etílicos de la zona de la zona--, se encontraban al frente de una red de captadores o tiqueteros que, con la promesa de un beneficio económico, embaucaban a los turistas alojados en la mayoría de las ocasiones en hoteles todo incluido para que reclamasen ser resarcidos por supuestas enfermedades producidas, según simulaban, a raíz del mal estado de los alimentos consumidos en el alojamiento turístico.
La Guardia Civil sitúa a Laura Holmes como la principal dinamizadora de la red ilegal. Administradora de las empresas We Are Party, KLM Adventures y Elite Project, vinculadas al ocio turístico, era la encargada de contratar a los tiqueteros, la mayoría de ellos de origen anglosajón, a quienes instruía e indicaba qué debían hacer para atraer a los viajeros.
De entre ellos destaca Peter Carl Murphy quien, según señala la policía en el sumario, al que ha tenido acceso Crónica Global, residía habitualmente en apartamentos junto a otros tiqueteros y se encargaba de buscar a turistas principalmente de la zona de Magaluf, donde hacía los contactos y los conocimientos necesarios para atraer a otras personas a fin de que se dedicaran a su misma actividad de captación.
Investigados en paradero desconocido
La labor de los captadores se extendía a las redes sociales. Tanto Murphy como Simon Robert Flanagan, otro de los implicados principales --quien reconoció ante los investigadores que le prometieron ganar 100 libras por cada reclamación ganada, aunque alegó no haber cobrado nada--, eran sumamente activos en el grupo de Whatsapp Ukclaims, en el que se organizaban a la hora de actuar. A ellos se sumaba la compañera sentimental de este último, Teegan Summerlee. Ambos desplegaban su actividad delictiva una vez finalizada la temporada estival.
También había otra pareja sentimental de tiqueteros, la compuesta por Paul David Cashen y Casha Rian Pattrick. El primero de ellos, junto a Flanagan, trabajaba principalmente en Alcúdia, donde alquilaban los vehículos para su desplazamiento, aunque residían en la zona de Calvià.
También intervenían dos conocidas de Laura Holmes, Susan Amanda Lyle y Nicola Marie Sanderson, las primeras que fueron observadas por los detectives privados contratados a raíz de los hechos por MAC Hotels --una de las cadenas hoteleras afectadas con más de un millar de falsas demandas-- al ser las más persistentes en los alrededores de los hoteles de las zonas de Sa Coma y Alcúdia. Tanto Casha Patrick como Nicola Sanderson se encuentran en paradero desconocido.
Los investigadores constataron cómo varios de ellos se trasladaban en un Volkswagen Polo de color negro registrado a nombre de KLM, una de las mercantiles de Holmes cuya actividad era mínima. Después ofrecían a los clientes de uno de los complejos hoteleros perjudicados, el Bouganvilla de Sa Coma, que interpusieran denuncias por falsas afecciones gástricas.
Movimientos bancarios con bufetes de Reino Unido
Además de identificar a los principales implicados en la trama, el Instituto Armado ha estudiado con detalle los movimientos bancarios de las empresas administradas por Laura Holmes, cuya sede social se ubica en el pub Heroes, bar que precisamente se encuentra a nombre de Deborah Cameron y es regentado por el marido de su hija.
Entre las transferencias se encuentran numerosos pagos emitidos por Elite Project a varios de los investigados, más en concreto a Flanagan, Lyle, Murphy y Sanderson, en contraprestación por su labor de captación, además de movimientos, por un total de 34.717 euros, procedentes de un bufete de abogados de Reino Unido especializado en la reclamación de indemnizaciones. En su página web, el propio despacho llega a prometer indemnizaciones de hasta 2.500 libras por persona en caso de litigar por incidencias en las vacaciones.
Los bufetes ingleses, de los que hay transferencias que se elevan hasta los 11.000 euros a cambio de serles proporcionados nuevos clientes, son otro de los principales actores de la trama. Podían incluso instar a sus propios usuarios a pasar sus vacaciones fuera del país, normalmente en el Mediterráneo para, con posterioridad, reclamar por falsas intoxicaciones. La Guardia Civil sitúa a dos británicos al frente de la trama en Reino Unido, Ryan Bridge y Craig Kennerly.
Las investigaciones se encuentran en manos del Juzgado de Instrucción número 2 de Palma, que prosigue con la tramitación de las pesquisas a la espera de recibir nuevos datos bancarios de las empresas que intervenían en el entramado.