La otra protagonista de 'Ciutat Morta': activista y 'pornoterrorista'
Diana J. Torres compartió documental con Rodrigo Lanza, detenido como presunto homicida de un hombre de 55 años en Zaragoza
14 diciembre, 2017 21:00“A mi chocho le llamo monstruito”. “Esta cultura nos ha secado el cerebro y el coño”. “Mi estigma no es el de puta sino el de marimacho”. Estas son algunas de las frases de Diana J. Torres. Puede parecer que las diga para provocar o como recurso de su personaje artístico, bautizado como la Pornoterrorista, pero nada más lejos de la realidad. Torres es una activista del posporno y ha publicado dos libros, Coño Potens y Pornoterrorismo, en el que reflexiona sobre una sexualidad abierta donde no se encorsete a las personas ni por su orientación sexual ni tan siquiera por su género. “La primera castración es asignar un género”, explica en su último libro.
Pero Diana J. Torres es conocida por su participación en el documental Ciutat Morta, que narra la detención y proceso judicial en torno al caso 4F, donde un Guardia Urbano quedó tetrapléjico tras los altercados en la calle por una fiesta que se celebraba en una vivienda okupa de Barcelona. El metraje, que trata de demostrar los fallos en el proceso judicial, ha vuelto a ser noticia debido a la reciente detención de su protagonista, Rodrigo Lanza, por ser el presunto homicida de Víctor Láinez en Zaragoza.
En el documental, Torres da su testimonio como novia de Patricia Heras, la poeta que se quitó la vida tras ser --según la versión de la película-- injustamente relacionada con los agresores cuando unos agentes de la Guardia Urbana la vieron en el Hospital del Mar. Su estética, similar a la del movimiento okupa, y sus heridas producidas por una caída en bici serían toda la base para que los agentes la vincularan con los altercados de esa noche.
"El madero que quedó como geranio me la suda"
Mientras Lanza fue condenado a nueve años de cárcel por este caso y ahora ha vuelto a ser detenido, la otra protagonista del cortometraje sigue siendo una figura más o menos pública debido a sus obras literarias y sus performances sobre este concepto del posporno.
Diana Torres en la presentación de Pornoterrorismo
Parece que ha querido pasar página de ese suceso, que supuso un punto de inflexión en sus vidas, y centrarse en su profesión. Los únicos comentarios que publicó en su blog sobre la gran víctima ausente de Ciutat Morta --el policía en estado vegetativo-- fueron unos comentarios muy desafortunados en 2015: “El madero que quedó como geranio me la suda. ¿Por qué a mí, bollera, clase obrera, debería importarme lo más mínimo la vida de un policía del Opus Dei? Ojalá ninguno de ellos existiera ni hubiera existido jamás”. Este medio ha intentado contactar con ella para conocer su opinión sobre los últimos acontecimientos y se ha limitado a contestar que en la actualidad "vive en Méjico y tiene una marisquería".
Idealización de la venganza
Como Lanza, que en el documental comparte una idealización por el concepto de la venganza (“con cierta gente, instituciones o conceptos sí que busco venganza”), la activista del sexo sin barreras también hizo una defensa de este sentimiento durante la presentación de su libro Pornoterrorismo. Encima de un escenario, totalmente desnuda y con un micro en mano, dijo: “La venganza es un sentimiento maravilloso y precioso. La considero tan legítima como el terrorismo”.
"Más que justicia, busco venganza [...] Yo me voy a vengar de todo esto".
— EL MUNDO (@elmundoes) December 13, 2017
Esto decía Rodrigo Lanza en el documental 'Ciutat Morta' tras cumplir cinco años de cárcel por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona. pic.twitter.com/dyRrrYH2sL
Rodrigo Lanza: "Más que justicia, busco venganza"
La presentación de su libro fue una suerte de performance en la que se estuvo hora y media sobre el escenario comentando su nueva obra. El vídeo, colgado en Youtube, saca a relucir la hipocresía de las sociedades “patriarcales de mierda” y “capitalistas”, en las que se invisibiliza el sexo y se potencia la violencia. Su naturalidad con el desnudo hace que en un momento dado le comente a una chica que se acerca para fotografiarla: “¿Que me estás sacando la rajita?”, para a continuación abrirse aún más de piernas.
Educada sin normas
Y es que Torres se crió, según relata ella misma en su blog, en una "amorosa y antiautoritaria" familia de clase obrera con fuertes intereses artísticos. Tuvo la fortuna de crecer en un entorno donde la imaginación, la expresión y la libertad eran los únicos caminos a seguir, y el contacto con “el mundo real” se le hizo un “terrible lugar”.
Paja grupal en el campus universitario
Con la madurez decidió convertirse en una activista del posporno y una artista que recita poesía, vomita y se autoinflinge en los escenarios de las salas de teatro. Algunas de sus teorías, como la de que los niños son “unos grandísimos pornoterroristas”, no se alejan tanto de los postulados del padre del psicoanálisis Sigmund Freud, que fue el primero en hablar de la sexualidad en la infancia. Torres sostiene que la sociedad “castra” e impone una forma de mantener relaciones sexuales muy convencional.
Diana J Torres sobre la paja grupal
Otras de sus teorías, sin embargo, se distancian considerablemente de disciplinas que estudian el comportamiento humano como la biología evolucionista. La creencia del ser humano como tabula rasa que predica Torres ha quedado desacreditada por la ciencia. Pero ella insiste sobre el origen "cultural" de todo lo que tiene que ver con la sexualidad. En otra de las publicaciones que se pueden ver por Youtube explica el episodio en la que se fue "con un grupo de perrillas y perrillos" al campus de la Universidad Politécnica de Valencia y empezaron a masturbarse colectivamente en la yerba como una forma de expresar este supuesto tabú social que existe con la práctica de sexo en sitios públicos.
En su perfil de Twitter profesional se define como “eyaculadora precoz, terrorista lúbrica, tocapelotas pro, poeta de bragueta, prostituta fracasada”. Y finaliza con un: “Añada lo que le dé la gana”.