La tradición de inscribir a los recién nacidos con el apellido paterno en primer lugar, se mantiene un mes después de la entrada en vigor de la reforma de la ley de Registro Civil.



De los 35.583 nacimientos que fueron inscritos en los Registros Civiles en julio, sólo en 193 se antepuso el apellido de la madre, a pesar de que en ese mes echó a andar la reforma que puso fin a la preferencia del apellido paterno por defecto, cuando no hay acuerdo entre los progenitores.

Fuerte tradición paterna

La balanza, por tanto, sigue al lado de los padres y parece que costará tiempo que el apellido de la madre deje de ser relegado al segundo lugar. Y eso que ya en 1999 se reformó la ley para que se pudiera alterar el orden de los apellidos, es decir que se pudiera poner el de la madre en primer lugar si los padres lo consensuaban.



Unos 23.000 menores españoles llevan de primer apellido el de su madre desde que se aprobó esa normativa que permitió a los progenitores, solo si había consenso, invertir el orden tradicional de los apellidos, en el que prevalecía el del padre, según datos de la Dirección General de Registros y Notariado.

Avance del apellido materno

Desde 2001 a 2016 un total de 22.671 recién nacidos fueron inscritos con el apellido materno en primer lugar, a los que habría que sumar los de los años 1999 y 2000, que no constan porque no están informatizados. En 2001 hubo 27 bebés inscritos con el apellido de la madre en primer lugar, cifra que se fue incrementando hasta llegar a los 2.953 de 2016.

El mayor incremento se produjo desde 2008 cuando se registraron 1.187 o en 2011, cuando se superaron los dos mil (2.337).