Los okupas de Gràcia buscan adeptos para afrontar un nuevo desalojo
Los antisistema reconocen estar en horas bajas tras haberse cerrado varias casas okupadas en toda Cataluña
12 julio, 2017 00:00Apenas ha pasado un año del desalojo del Banc Expropiat de Gràcia y los okupas del barrio barcelonés ya buscan refuerzos para el que les espera el próximo miércoles 26 de julio. Los jóvenes antisistema han lanzado un mensaje de alerta a quienes quieran recibirlo en el que hacen un llamamiento para prepararse ante la llegada de los Mossos d’Esquadra.
Preparan un “desayuno solidario” en defensa de lo que llaman la Sucursal del Banc Expropiat, un local situado en el número 173 de la Travessera de Gràcia y que está a solo unos metros del que okuparon inicialmente en la misma calle, desalojado en mayo de 2016 y por el que causaron numerosos destrozos y disturbios en el barrio.
Puerta principal de la Sucursal del Banc Expropiat de Gràcia / TWITTER
Decepción y desconfianza
El llamamiento de los okupas dicta así: “Las propietarias nos denunciaron, el juez dictó sentencia y ahora tenemos fecha de desalojo. A las 9.30 horas vendrá la comitiva judicial que amenaza con enviar a la policía si no la dejamos entrar”.
Aseguran que su lucha no es solo para defender un espacio, sino una manera de vivir, y reiteran por todos los medios que son un colectivo fuerte bajo la frase “no pasarán”. Sin embargo, un miembro del grupo antisistema ha explicado a Crónica Global que el ambiente es de decepción y desconfianza generalizada entre los colegas de las diferentes casas okupas.
“Los compañeros están de bajón, ya no se respira ese sentimiento de compañerismo y de ayuda que había antes”, dice. El motivo apunta a que la mayoría de Centros Sociales Okupados Autogestionados (CSOA), como los llaman ellos, tienen una orden de desalojo o han sido desalojados ya. El último de ellos, La Rimaia, un edificio situado en el número 12 de la ronda Sant Pau de la capital catalana.
Local vacío
La Sucursal del Banc Expropiat, según este okupa, es un local que se allanó temporalmente como protesta por haberles echado del centro principal de la Travessera de Gràcia, pero actualmente ya está vacío. “Lo jodido es que con este desalojo se cerrará uno de los dos puntos de recogida de ropa y alimentos de la ciudad”. El otro está en otra casa okupada del barrio de Sants.
El instinto de supervivencia parece haberse instalado entre el colectivo antisistema, que mira de reojo cada vez más a los nuevos compañeros que llegan a los CSOA tras haber sido desalojados de otros centros. “Cada vez se cierran más en banda” y cada vez hay más desazón al comprobar que el sentimiento de manada está en decadencia.