Son muchos los estereotipos que envuelven a los millennials, la generación de jóvenes nacidos entre 1982 y 2004. Los que les sitúan en una mejor posición, hablan de gente crítica, comprometida y participativa. Otros opinan que es una generación narcisista, que ha crecido entre colchones durante la época de vacas gordas y que les cuesta esforzarse.

Crónica Global ha hablado con el presidente y fundador de Grass Roots y gurú de Recursos Humanos, David Evans, considerado por HR Magazine, como uno de las cien personas más influyentes del sector de las relaciones laborales, para conocer cómo las compañías pueden integrar el talento de una generación que va más a la búsqueda de proyectos propios que de un puesto fijo en una gran organización. 

Estructura piramidal

Evans considera que las empresas deben ir avanzando hacia estructuras menos piramidales, donde todas las capas de la organización estén en contacto. Una estructura con forma de “triángulo equilátero”, a su entender, sería la fórmula óptima para que los millennials se sintieran más cómodos.

David Evans

El presidente de Grass Roots, David Evans, en su sede de Madrid

En España son más de ocho millones los nacidos durante este periodo. A rasgos generales han nacido en familias donde las decisiones se toman de forma negociada, lejos de otras generaciones que han vivido bajo la dictadura. Este poco tiempo que ha transcurrido desde la restauración de la democracia, sostiene el gurú de las relaciones laborales, también es un factor que influye: “Los líderes de las empresas no han vivido en democracia todo el tiempo y eso se refleja en las estructuras de las empresas”.

Evans menciona al politólogo Francis Fukuyama para apoyar su tesis: “Como dice Fukuyama en El fin de la historia, la mayoría decisiones políticas que toma un país están condicionadas por el tiempo que lleva en democracia y en libertad. En el caso español no han pasado muchos años de libertad”

Participación

Otro de los rasgos que caracteriza a la “generación millennial” es que “quiere expresarse dentro de las organizaciones”. Si se consigue crear el ambiente para que la participación se produzca, esto deriva en otros beneficios como la flexibilidad en los horarios: “Si están motivados, los horarios pueden desaparecer”.

Son muchos los expertos que consideran que no hay que insistir tanto en las horas y los horarios como en “las tareas por completar”. Desde la Fundación Máshumano, una de las organizaciones pioneras en implantar un cambio cultural en las empresas, también insisten en los objetivos más que en los horarios.

Como buen influencer de las relaciones laborales, Evans recuerda que “el 70% u 80% del coste de una empresa son los salarios de las personas que trabajan en la empresa”. Esto debería ser un motivo de peso para que las compañías quieran tener a los mejores, y bajo las condiciones en las que puedan rendir más.