La noche del 5 de enero son el mejor regalo de Reyes pero, un par de meses más tarde, se convierten en una molestia. Algunas de las familias que deciden regalar por Navidad cachorros, en su mayoría de perros o gatos, acaban abandonándolos en estas fechas.
Marzo y abril se han erigido como los meses en los que las protectoras de animales se preparan para recibir un repunte de mascotas abandonadas por sus dueños. Uno de los principales motivos es la llegada de Semana Santa. “Siempre que hay unas vacaciones a la vista, aumentan los abandonos”, explica a Crónica Global una portavoz de ADDA (Asociación Defensa Derechos Animal) en Barcelona.
Sostiene que esta situación se da, sobre todo, en los meses de verano: “El 28 de julio recibimos llamadas con excusas como que cambian de vida repentinamente. Tienen problemas urgentes así, de repente”.
Crecen los cachorros
El otro de los motivos es que los cachorros adorables de cuatro meses que trajeron unos generosos Reyes Magos pasan a convertirse en animales algo mayores, incluso más grandes de lo esperado, y empiezan a molestar.
“Ahora mismo no estamos notando el repunte de abandono de estas crías, pero calculo que sí aumentará de cara al mes de abril, como muy tarde, mayo”, cuenta a este medio Enric, miembro de la junta y administrador de la Lliga Protectora d’Animals i Plantes de Barcelona.
En el refugio, situado en la avenida Tibidabo de la capital catalana, tienen una población actual de 70 perros y 110 gatos. Durante el 2016, entraron 354 canes y salieron 335 animales en adopción. En cuanto a los félidos, acogieron 296 y entregaron 199 ejemplares.
Falta de legislación
Según el portavoz del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) de Cataluña, David Martínez, el problema es que la sociedad sigue percibiendo a los animales como objetos. “Cuando molestan, se les abandona en medio de un descampado o en la cuneta de la primera carretera que escapa de la ciudad. Son actos dolorosos y sangrantes para la ética que ha de regir en la sociedad”.
Martínez reclama una ley marco de protección animal, campañas de concienciación ciudadana y que se identifique a todas las mascotas con el chip adecuado, ya que “el anonimato facilita el abandono”.
Alerta de que las protectoras ayudan a que el perro o gato supere el trauma pero recuerda que es necesario ir más allá y conseguir la protección jurídica que necesitan. “Quien abandona no puede quedar impune ni salir de la situación con una pequeña multa”, concluye.