Horas de espera en las salas de urgencias de los hospitales que se vuelven eternas. Esa es la situación por la que se ven obligados a pasar los pacientes que acuden a la mayoría de centros hospitalarios públicos de Cataluña. La llegada de la epidemia de gripe al territorio catalán ha provocado un colapso enorme, al que se suma la problemática ya cronificada de los recortes en el sector, que azotan el día a día de sus profesionales desde hace tiempo.
Este medio ha podido comprobar, una vez más, la situación real que castiga, sobre todo, a las urgencias hospitalarias. Uno de los más afectados es el Hospital de Sant Pau de Barcelona. Las pantallas que dominan las diferentes salas informaban la mañana de este miércoles, de forma meticulosa, sobre cuál era la situación: 94 pacientes esperaban ser atendidos a las 11:30 horas.
Tres horas de espera
Dos de ellos no habían sido llamados para el triaje, o proceso de valoración clínica por el cual les derivan a un box u otro en función de la gravedad de su patología. Tenían un tiempo de espera, según la pantalla, de once minutos. De los 92 enfermos restantes que ya habían pasado por esa fase, uno pertenecía al nivel I, el más bajo en la escala de dolencias; 52 al nivel II; 30 al nivel III; 6 al nivel IV; uno al nivel V y dos al VR, el puesto más alto. Justo son estos dos últimos niveles los que más demora presentaban: de una hora a una hora y media.
Al menos, en teoría. En la práctica, la realidad era otra, y los pacientes llevaban el doble de tiempo esperando a ser atendidos. "Llevamos más de tres horas aquí sentados y esto no avanza" ha contado a Crónica Global una mujer acompañada de un joven, sentada en una de las sillas de una sala repleta. En el pasillo, enfermos tumbados en camillas con sus familiares de pie, junto a ellos.
"Es una vergüenza", expresaba una enfermera a este medio. "El hospital tiene camas cerradas y boxes cerrados en la UCI y se colapsan las urgencias. Abrir camas implica contratar personal, así que abren pocas", añadía. "Nosotras no damos abasto, parecemos máquinas".
Esperan camas
La situación no era mejor en el Hospital Clínic Barcelona. Una treintena de personas permanecía en la sala de espera de urgencias, entre camillas y sillas de ruedas ocupadas por enfermos aguardando su turno, en silencio. "La espera es de más de tres horas, aquí hay que venir armado de paciencia" ha dicho una de las pacientes a este medio.
Otra de las allí presentes llevaba una pegatina a modo de acreditación enganchada en la chaqueta. "Llevo aquí desde ayer por la tarde. Vine de acompañante de una familiar y esperamos cinco horas hasta que la ingresaron".
Derivan pacientes
En el Hospital Vall d’Hebron, el mayor de Cataluña, 29 pacientes esperaban cama, derivación o el alta el miércoles por la tarde. La cifra era mejor que el día anterior, cuando se alcanzó el centenar de personas pendientes de subir a planta.
Aún así, el personal del centro trabajaba a destajo. Los pasillos de urgencias 2.1 y 2.2 se han llenado de camillas, apenas a centímetros una de otra. El personal también ha habilitado el llamado ruedo, una zona de paso que quedó llena con una veintena de camas improvisadas.
La doctora Assumpta Ricart, directora del Servicio de Urgencias, se coordinó con el gerente, Vicente Martínez Ibáñez, para destaponar el hospital. Lo lograron derivando entradas de urgencias al CAP Sant Rafael y al Hospital de la Esperanza.
Patologías previas
Ello no convenció a los sindicatos. En conversación con este medio, UGT y Catac pidieron responsabilidades a la Consejería de Salud. Las dos agrupaciones entienden que el problema de las urgencias en Vall d’Hebron es "crónico", por lo que el hospital poco puede hacer. "Ya avisamos en verano que estábamos saturados”, recalcaron.
Otro de los hospitales problemáticos, el Parc Salut Mar de Barcelona, lidió ayer mejor con la crisis. Las entradas en urgencias se han estabilizado en torno a las 265. "Hay bastante gente que acude con patologías previas, como infecciones bronquiales e insuficiencias cardíacas, lo que requiere hospitalización y ralentiza el drenaje", matizó un portavoz.
La gerencia del cuarto mayor centro de agudos de la Ciudad Condal subrayó que "tiene todo abierto" para hacer frente al repunte asistencial. "Se han utilizado las camas flexibles del Hospital de la Esperanza. Y queremos recordar que las obras de las nuevas urgencias están en marcha", concluyó el mismo representante.