¿Cómo es una clase de matemáticas en silencio? Aburrida. Así las viven alumnos como Fawad, un estudiante con problemas auditivos de ciclo formativo de la Escuela del Trabajo de Barcelona. Fawad, pese a no oír nada, acude al aula con el resto de compañeros. Le acompaña una intérprete, que descifra en lengua de signos las indicaciones del profesor. No obstante, la Consejería de Enseñanza de la Generalitat de Cataluña está a punto de dejar a Fawad y a otros 51 alumnos catalanes en el semisilencio. Lo hará recortando las horas de los intérpretes, una medida que justifica por las "necesidades educativas".

"Me quitarán tres horas semanales de intérprete a partir de diciembre. Para alguien que oye con normalidad, puede parecer una nimiedad. Pero para mí es crucial. ¿Qué le parecería a usted asistir a una clase de dos horas en la que no entiende absolutamente nada?", expresa el estudiante.

El caso de Fawad no es aislado. Aumnos como Corneli, Andrés o Arnau sufrirán recortes similares. Para ellos es vital disponer de alguien que traduzca las clases de su entrenamiento profesional.

"Nos aburrimos, nos lastimamos"

No es sólo aburrimiento, que ocurre. Los 51 alumnos sordos de toda Cataluña que preparan su capacitación profesional se pueden lastimar si no van acompañados de un asistente. "Estudio electrónica. Imagínate acudir al taller con el resto de alumnos y no oír nada. Utilizar máquinas, el soldador, en solitario y sin escuchar las advertencias orales del profesor o una alarma. Es peligroso", explica Corneli.

Algo similar le ocurre a Andrés. Este alumno sordo de Animación de Actividades Físicas y Deportivas también verá disminuir sus horas de ayuda. "Trabajamos en una piscina de gran tamaño. ¿Crees que puedo entender al profesor que da instrucciones desde un extremo de la lámina de agua? ¿Qué músculo trabajo? Sin intérprete, sólo puedo copiar a mis compañeros", lamenta.

Denuncia...

La angustia de los estudiantes sordos catalanes tiene una causa. La Consejería de Enseñanza, que comanda Meritxell Ruiz (CDC), ha comunicado a la concesionaria del servicio de intérpretes que debe recortar las horas de interpretación. La adjudicataria, la Fundación Pere Tarrés, acompañó a alumnos con problemas auditivos durante 24.920 horas de clase el curso pasado. Este año serán menos.

"Condenan a los estudiantes sordos a faltar a las clases en las que no hay intérprete. Les obligan a alargar sus ciclos formativos y laminan su integración en el mercado laboral al concentrar la asistencia en las clases teóricas y no las prácticas. Es inaceptable", denuncia Mariam González, portavoz de la Plataforma Volem Signar i Parlar.

Cuatro alumnos con diversidad funcional auditiva y una intérprete en una aula de la Escuela del Trabajo de Barcelona / CG

La asociación se reunió el pasado lunes con Mercè Esteve, subdirectora general de Ordenación y Atención a la Diversidad. También acudió Carme Ortoll, la directora general de Educación Infantil y Primaria. Preguntado sobre el resultado del encuentro, el departamento de Meritxell Ruiz no ha contestado a los requerimientos de este medio.

Quien sí lo ha hecho es la plataforma. "Si no rectifican y dan cobertura total a los alumnos sordos, demandaremos a la Consejería por vulnerar el derecho a la educación de los chavales. Iremos a los tribunales, sí", avisa González.

...y solidaridad

No todo es desaliento para Fawad, Andrés, Corneli y Arnau. Los cuatro alumnos recibieron el calor de sus compañeros oyentes en la concentración del lunes que acompañó a la plataforma a reunirse con altos cargos de la Consejería.

"Los alumnos que sí oyen entienden el problema. Se quejan cuando los profesores ponen una falta a sus compañeros sordos. Saben que es injusto, pues no entran al aula porque no entienden nada", explica Eva Colldeforn, intérprete de profesión.

Una buena ración de esta solidaridad necesitarán alumnos como los cuatro entrevistados. Un intérprete para estudiantes sordos cobra sobre los 800 euros al mes brutos. Pese al bajo coste del servicio, Enseñanza está convencida de que debe esquilmar la ayuda.

"Necesitamos fuerza. Esta semana no se nos han dado soluciones, pero seguiremos buscando la manera de cubrir las clases de los menores. Para ello necesitamos apoyo. Que la gente esté sensibilizada. A menudo lo están mucho más que las propias autoridades", apostilla González.