Parece el guion de una película de suspense. Pero no lo es.
El día 13 de octubre del 2014 unos desconocidos asaltaron el domicilio de Enrique Lacalle, exdelegado del Gobierno en el Consorcio de la Zona Franca, creador del salón Meeting Point de la Fira de Barcelona y antiguo diputado del PP catalán.
Los ladrones burlaron las medidas de seguridad del edificio situado en la parte alta de Barcelona y, una vez en la vivienda (vacía en aquel momento), reventaron la caja fuerte y se llevaron todo su contenido entre el que destacan las joyas de la familia, una colección de un valor incalculable.
Los Mossos inician la investigación
El jefe de seguridad de Lacalle, alertado por el servicio, puso lo acaecido en manos de la autoridad policial competente, esto es, los Mossos d'Esquadra, que abrieron las diligencias de investigación 776163/14, a las que ha tenido acceso Crónica Global.
Aquellos policías iniciaron los protocolos de investigación habituales para este tipo de robos. Obtuvieron y analizaron los videos de las entidades bancarias situadas en las calles adyacentes y pudieron ver a varias personas de apariencia del este de Europa, entrando en una furgoneta y en actitud sospechosa, pero no las pudieron identificar. Más tarde, las pesquisas se centraron en una de las dos empleadas del hogar que trabajaban en el servicio domestico de Lacalle y su familia.
Llegan los mensajitos
Aumentaban los indicios sobre los autores, pero pasaba el tiempo y el caso no se resolvía.
Un año después, Lacalle empezó a recibir mensajes SMS anónimos con fotografías de las joyas robadas y notas que exigían determinada cantidad de dinero por recuperarlas. La victima las identificó sin lugar a dudas y, ante el giro que daba el caso, decidió ponerlo en conocimiento del Cuerpo Nacional de Policía. Así, Mossos y CNP, empezaron a ir de la mano en las indagaciones y la pista sobre aquella mujer subió de temperatura. Tanto fue asi, que a las pocas semanas, se tuvieron indicios de que el hijo de aquella empleada del hogar era el presunto autor de las misivas donde se proponía a Lacalle el retorno de las joyas a cambio de dinero contante y sonante.
Detención infructuosa
Los agentes detuvieron al muchacho. Parecía un caso resulto y se confiaba en que el detenido se derrotase y lo acabara cantando todo. Sin embargo, cuando el joven pasó a disposición del juez de instrucción número 6 de Barcelona (que ha incoado las diligencias de investigación 3338/14) éste no lo acabó de ver claro y consideró poco sólidas las pruebas contra el detenido, que quedó en libertad pero con cargos menores no relacionados con el robo en sí.
Una patata caliente
El asalto al domicilio de Lacalle es un expediente X aún por resolver. Lo cierto es que quien lo hizo sabía dónde tenía que meter la nariz en aquella mansión cargada de lujo, pero también es cierto que cuando tuvo el botín en sus manos aquellas joyas le quemaron como una patata caliente.
Ladrones no profesionales, pero bien informados. Ladrones, en todo caso, libres y cargados con las joyas y el oro de una de las familias más renombradas de Barcelona.