El próximo 1 de octubre, la Gran Logia Simbólica Española y el Supremo Consejo Masónico de España estrenan sede en Barcelona. El nuevo centro, situado en el número 87 de la calle del Vallès, en el barrio de Sant Andreu, estará abierto al público.
De esta forma, la institución, proscrita durante el régimen del general Franco, da un paso más en su objetivo de dejar atrás el oscurantismo que, injusto según sus miembros, la rodeó durante muchos años. Tuvo que ser la Audiencia Nacional la que, en 1979 y en contra de la postura del Gobierno, reconociera y avalara su legalidad. Sin embargo, la simple convocatoria de la inauguración ha provocado amenazas de la extrema derecha que se han traducido en dos denuncias policiales.
"Vida asociativa activa"
Con esta nueva sede de propiedad, los francmasones podrán impulsar una “vida asociativa activa”, según han explicado a Crónica Global fuentes próximas a la entidad. A partir de ahora, los francmasones dispondrán de cuatro templos espaciosos, salas de reunión, despachos, archivo y biblioteca, así como otra sala polivalente para celebrar banquetes, exposiciones y conferencias “e incluso actividades abiertas al barrio de Sant Andreu”.
Las mismas fuentes definen el templo donde se reúne la “logia” –encuentro de los Hermanos— como un lugar dedicado al pensamiento libre donde se cumplen una serie de rituales. Así, el espacio donde se reúne la logia suele ser un rectángulo cubierto por una bóveda celeste, simbólicamente orientada hacia el este. De esta forma, se procura limitar el ruido urbano y crear una penumbra que invita a la reflexión con una iluminación --las luminarias-- igualmente simbólica.