"China chupar bien". Este es el márketing de dudoso gusto del nuevo burdel hacinado que ha abierto a los pies de la Sagrada Familia de Barcelona, uno de los monumentos más visitados de toda España. El lupanar, de condiciones paupérrimas, con niños y adultos hacinados junto a habitaciones donde se practica el coito a cambio de dinero, consigna el fracaso de las administraciones a la hora de lidiar con la prostitución.

El burdel se anuncia con tarjetas en la zona de Sagrada Familia. "Chicas jovencitas recién llegadas", rezan las cartulinas. La visita al local arroja una imagen muy distinta. Un lúgubre recibidor hace de antesala de un corredor en el que se suceden las habitaciones privadas. Al final del pasillo, el negociado del 'chulo': una sencilla habitación pintada en rosa y decorada con espejos y espumillón.

Justo al lado de donde duermen despreocupadamente varias personas.

"Ni hablan español"

Fuentes del sector del ocio para adultos son tajantes. "Una cosa son los clubes y otra las casas de asiáticas. En estas abundan las chicas que no saben español y son víctimas de los chulos, so pena de castigo de la familia en su país de origen", explica el dueño de un prostíbulo.

¿Qué rol juegan estos pisos en la subterránea industria del sexo barcelonés? "Explotan a las chicas como ganado. Ni controles ni nada. Si hablamos en términos mercantiles, son los manteros del sexo de pago", agrega la misma fuente.

Desfile de mujeres

En efecto, las mujeres desfilan ante el cliente si apenas intercambiar palabras. "¿Quiere más jóvenes?", pregunta el mercader, y llama a una veinteañera. "¿Madura guapa?", y acude una señora que hasta ahora había estado fregando los platos en una churretosa cocina contigua.

A unos 150 metros del monumento de Antoni Gaudí, ¿se ejerce la pederastia activa? "Las mujeres tener 18 años. 19. Pero china chupar bien", aclara el 'chulo' para evitar males mayores.

"Ejercer sus derechos o denunciar"

Preguntada sobre la cuestión, Genera, asociación barcelonesa en defensa de los derechos de las mujeres, aporta su fórmula. "No criminalizar a las trabajadoras sexuales. Que hagan valer sus derechos y, si no pueden, denunciar es una opción", explica Ana Fábregas, portavoz de la entidad.

La activista estima que los prostíbulos chinos hacinados son "una minoría" dentro de la oferta global de sexo en la ciudad de Barcelona. Así pues, ¿qué hacer? "Velar por la protección de las trabajadoras. Muchas de ellas son migrantes sin acceso a la escuela, a la sanidad o a una simple cuenta bancaria. Se trata de capas de problemas añadidos", lamenta.

Debate

La apertura del céntrico burdel llega en un momento en el que Barcelona debate qué hacer con la oferta de trabajo sexual en la ciudad. En noviembre,  BComú, ERC, Ciudadanos y la CUP sumaron sus votos en el pleno municipal para crear un "marco normativo municipal para el ejercicio del trabajo sexual voluntario". El objetivo: "Mayor protección y seguridad y velar por la higiene y seguridad". 

La propuesta de los partidos políticos queda, por ahora, muy lejos del nuevo pequeño Shangái de Sagrada Familia.