Las razones por las que es tan nocivo crujir los dedos
Los fisioterapeutas inician una campaña para explicar los riesgos de desencadenar una artitris por esa costumbre
18 febrero, 2016 17:34La manía de crujir los dedos con la única intención de estirar las falanges o por simple hábito, es perjudicial para las articulaciones, según denuncian los fisioterapeutas, quienes han puesto en marcha una campaña para acabar con esta costumbre que puede convertirse en obsesión.
A la larga, estas acciones provocan que tanto la propia articulación, como otras estructuras que las rodean como ligamentos o tendones, se desgasten innecesariamente.
La cápsula sinovial
Para provocar el chasquido, "se coloca la articulación en una posición determinada que hace que el espacio entre los huesos aumente y también el volumen de la cápsula sinovial", advierte José Santos, el secretario general del Colegio Profesional de los Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM).
Las articulaciones están rodeadas por una cápsula sinovial con líquido y una cierta cantidad de gases, como oxígeno, nitrógeno y dióxido de carbón, cuya principal función es la de lubricar las articulaciones para que los huesos no se desgasten. La crujir los dedos, "se crea así una zona de baja presión que provoca que los gases salgan del líquido sinovial en forma de burbujas que estallan y son las que producen ese sonido de crujido tan característico", añade.
Problemas de articulación
Así, asegura, "si este chasquido lo provocamos nosotros mismos, es que estamos movilizamos la articulación más de lo que deberíamos generando desequilibrio. Al fomentar ese desequilibrio, cada vez nos parecerá que necesitamos crujirnos más y, aunque a corto plazo podamos notar una cierta liberación, a la larga este comportamiento generará una serie de problemas en la articulación".
El fisioterapeuta recuerda que no todos los chasquidos son iguales. Así, si este es provocado por un profesional cualificado durante un tratamiento, es que con él está aumentando el movimiento de una zona rígida para equilibrar las zonas con mayor y menor movimiento, por lo que sí resulta beneficioso.
Además, explica que en los casos en los que la propia constitución corporal favorezca la aparición de los crujidos articulares, es recomendable que se visite un profesional sanitario para valorar el caso por si se tratara de una cuestión de desequilibrio articular o muscular.