Prótesis para devolver las sonrisas
La ONG Sauce y el Instituto Desvern trabajan desde hace siete años con dignifica la vida de Channeng Mek, un joven camboyano que pisó una mina antipersona
18 noviembre, 2015 19:51Devolver la dignidad y las ganas de vivir a una persona. Este es el objetivo con el que trabaja el Instituto Desvern de la mano de la ONG Sauce de Barcelona, las dos organizaciones que han colaborado para tratar durante los últimos siete años el caso de Channeng Mek, un joven de Camboya que acaba de cumplir 27 años y su vida quedó truncada al pisar una mina antipersona en agosto de 2005.
Su caso era especialmente complejo, ya que la explosión le dejó sin piernas y sin un brazo. Antes de llegar a la institución de Sant Just Desvern (Barcelona) pasó por ortopedias de EUU y Reino Unido, que decretaron que debería continuar en la silla de ruedas por las dificultades de ofrecer una solución a sus amputaciones que pudiera llevar sin problemas en su país de origen.
Adaptación de las prótesis
“Partimos de la base que no podía estar peor de lo que estaba y empezamos a trabajar en su caso”, afirma el director técnico y cofundador de Instituto Desvern, Joan Vélez, a Crónica Global. Pocos meses después del terrible accidente consiguieron levantarlo de la silla de ruedas y ahora, siete años después, han adatado las prótesis a su crecimiento.
Mek volverá a finales de esta semana a Camboya con una maleta con recambios e instrucciones para que los mecánicos de la zona puedan reparar los posibles daños que sufran sus nuevas piernas. Como objetivo, asegura que tiene ganas de empezar la universidad.
Trabajo ortopédico en la zona
El tratamiento que ha recibido ha costado unos 6.000 euros en prótesis, que han corrido a cargo del Instituto Desvern, a los que se deben sumar los viajes y la estancia en Barcelona para completar el proceso, de casi un mes y medio. Esta es la factura que ha corrido a cargo de la ONG Sauce.
La acción solidaria de la ortopedia con Mek se ha repetido en otros cinco pacientes a lo largo de los últimos diez años. Se trata de una iniciativa desinteresada de una empresa pequeña que se involucra de manera personal con casos que conoce de primera mano, indica Vélez. Lo ideal, según el director técnico de la compañía, sería capacitar equipos de profesionales ortopédicos en la zona que trabajaran con materiales locales, como la fibra de bambú. De esta forma se podrían abordar casos como los de Mek sin tener que depender exclusivamente de la solidaridad internacional.
5 millones de minas activas
Lamentablemente, la experiencia del joven no es aislada. Camboya es uno de los países con una de las proporciones de minas antipersonas más elevadas del mundo. Se calcula que llegan a los 10 millones y, de todas ellas, aún están activas la mitad.
La media de accidentes por semana actual es de tres. En 2014 se contabilizaron 154 pacientes con amputaciones por alguna detonación que engrosan una trágica lista con 65.000 nombres y apellidos desde 1979. Además del drama personal, su presencia evita que el país se desarrolle, tanto en la agricultura y ganadería como en infraestructuras de comunicación o de servicios básicos. Una factura cruel aún vigente.