Un 27% de los niños de 11 o 12 años padece sobrepeso u obesidad, frente al 73% restante de los escolares que tiene un peso normal. Así se desprende de un estudio, realizado por la Universidad de La Rioja, que describe el nivel de salud de los escolares de 6º curso de Educación Primaria de Logroño (La Rioja). El trabajo ha considerado la composición corporal, la presión arterial, la condición física, los hábitos de alimentación y la práctica física.
La investigación, basada en la tesis doctoral de Daniel Arriscado de la Universidad de La Rioja, determina que el 73% de los escolares logroñeses de 6º de Primaria tienen un peso corporal normal (normopeso), frente al 23,7% que está en niveles de sobrepeso y el 3,3% de obesidad. En el caso de las chicas, el sobrepeso alcanza el 25,5% pero no hay casos de obesidad; mientras que en los chicos hay un 22% de sobrepeso y un 6,6% de obesidad.
Para poder describir el nivel de salud de los escolares, Arriscado valoró la composición corporal, la presión arterial, la condición física, los hábitos de alimentación y la práctica física de 329 alumnos de 11 a 12 años de los 31 colegios de Logroño, una muestra representativa de todos los centros de la capital.
En cuanto al tipo de colegio, la prevalencia de alumnos con sobrepeso u obesidad es menor en los centros concertados que en los públicos. El porcentaje de estudiantes con normopeso es del 78,7% en colegios concertados, frente al 68,2% de los públicos, de modo que los valores de sobrepeso y obesidad son del 21,3% en los primeros, frente al 31,8% de los públicos.
Los hábitos de vida propician el sobrepreso
El estudio también profundiza en los hábitos de vida de los niños e indica que el 45% de los escolares investigados ven la televisión dos o más horas diarias. Además, el 87% duerme nueve o más horas, el 67% va caminando a la escuela y el 69% practica alguna actividad deportiva extraescolar.
El nivel de actividad física es mayor en quienes tienen menor desarrollo madurativo, "lo que podría explicar en parte las diferencias entre géneros, y en quienes realizan actividades físicas extraescolares", dice el autor. El 44% de los chicos se sitúa en el tercil de mayor actividad física frente al 17% de las chicas.
Los chicos también poseen un mayor nivel de condición física respecto a las chicas: un 88% de los alumnos, frente al 80% de las alumnas reportaron una capacidad cardiorrespiratoria saludable, mientras que el resto posee algún riesgo para la salud.
Una buena aptitud física actúa como factor protector del exceso de peso. Por su parte, la práctica física se ha asociado a una mejor condición física, mayor satisfacción corporal, menor riesgo cardiovascular y a una más saludable composición corporal. De este modo, "aumentar los niveles de actividad física entre la población infantil resulta fundamental", recalca el trabajo.
En cuanto a los hábitos alimentarios, el 46,7% de los escolares posee una alta adherencia a la dieta mediterránea, el 48,6% una adherencia media y el 4,7% baja; con porcentajes similares a nivel nacional.
Sin embargo, los porcentajes de alta adherencia a la dieta mediterránea son menores entre los inmigrantes, que acuden a escuelas públicas y pertenecen a familias de nivel socioeconómico medio-bajo. Un mayor seguimiento de los patrones mediterráneos se asocia a un mayor nivel de actividad física y de descanso nocturno, y un menor tiempo frente a la pantalla (televisión, ordenador, etc.).
La salud en los centros escolares
El estudio destaca que la mayoría de los centros desarrollan programas de actividad física y nutrición, pero sin la adecuada formación de quienes los realiza y sin integrar los programas en los documentos del centro.
Los equipos directivos de los colegios destacan la implicación de alumnos y familias, y la necesidad de más tiempo estructurado para la práctica como principales factores para aumentar los niveles de actividad física.
Según el investigador, los alumnos mostraron mayores niveles de actividad física, más adherencia a la dieta mediterránea y menos tiempo frente a la pantalla cuando sus maestros habían recibido formación en nutrición, sus escuelas incorporaban directrices para mejorar la alimentación y si tenían acceso a pistas polideportivas en el entorno escolar.
Para el experto, es necesario promover hábitos y entornos saludables con el fin de mejorar los niveles de salud de la población infantil, "focalizando las intervenciones sobre aquellos grupos de riesgo como, por ejemplo, las chicas en el caso de la práctica física o las familias más desfavorecidas en el de la alimentación".
La tesis doctoral Valoración del estado de salud de los escolares de Logroño: Influencia de la alimentación y la actividad física ha sido dirigida por Josep María Dalmau, profesor del Departamento de Ciencias de la Educación de la Universidad de La Rioja, y Mikel Zabala y José Joaquín Muros –de la Universidad de Granada.