El modulo Philae de la misión Rosetta ha comenzado a hibernar debido a la falta de suministro de energía solar tras su accidentado aterrizaje sobre el cometa 67P/ Churiúmov-Guerasimenko.
Un problema con la activación de los anclajes supuso que el robot rebotara contra la superficie del cometa y volara durante dos horas a un kilómetro de altura hasta posarse a más de un kilómetro de distancia del lugar donde impacto por primera vez, lugar planeado por los investigadores para que Philae estudiase la superficie del cuerpo celeste.
Los científicos creen que la sonda acabó a la sombra de una ladera y que esa es la razón por la cual no recibe la energía solar suficiente para mantenerse activa. La búsqueda del lugar de aterrizaje final de Philae aún prosigue, con imágenes de alta resolución desde Rosetta.
Tras un periodo de incomunicación con su 'nave nodriza' Rosetta, el módulo Philae restableció contacto con ella hasta las 01:36h (hora peninsular española) del sábado 15 de noviembre. La sonda mandó todos los datos de mantenimiento y científicos de los instrumentos (incluyendo ROLIS, COSAC, Ptolemy, SD2 y CONSERT) tras sus casi 57 horas de operación en la superficie del cometa.
Después de que los últimos datos científicos fueran enviados a Tierra, las baterías de Philae se consumieron, a pesar de que los responsables de la misión lo elevaron unos 4 cm y girado unos 35º en un intento de que recibiera más iluminación solar.
"Ha sido un enorme éxito, estamos todos encantados”, dice Stephan Ulamec, jefe de misión de Philae en el Centro Aeroespacial Alemán DLR, que esta semana ha seguido los avances de Philae desde el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC), en Darmstadt, Alemania. A pesar de los inesperados rebotes, y los consiguientes tres aterrizajes, todos nuestros instrumentos funcionaron; ahora hay que ver qué tenemos".
Las imágenes obtenidas durante el descenso revelan que la superficie del cometa está cubierta de polvo y restos de tamaños que van del milímetro a metros; las imágenes panorámicas muestran, en cambio, capas de un material más duro. Los científicos estudian ahora si en las muestras obtenidas por el perforador de Philae hay parte de este material.
"Aún existe la posibilidad de que en una etapa posterior de la misión, quizás cuando estemos más cerca del sol y haya más luz, podamos despertar de nuevo la sonda y reestablecer la comunicación", añade Stephan.
De ahora en adelante no será posible ningún contacto, a menos que llegue a los paneles solares luz suficiente como para despertar a Philae. Las posibilidades de que esto ocurra más adelante en la misión han aumentado después de que los controladores enviaran comandos para girar la sonda de forma que los paneles solares queden más expuestos a la luz solar.
Rosetta mientras tanto se ha alejado hasta situarse en una órbita a 30 km de la superficie, y el próximo 6 de agosto volverá a situarse a 20 km para acompañar al cometa en su viaje hacia el sol. El máximo acercamiento de ambos –cometa y Rosetta– a nuestra estrella se producirá el 13 de agosto de 2015.