La rueda de prensa con preguntas del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es el sustrato de los periódicos. Una rueda de prensa con preguntas es como una misión con fuego real, nada de simulacros. Preguntas. ¿A quién se le habrá ocurrido semejante lío?, se inquiere el prócer. El acto en sí no desmereció las expectativas. Carlos E. Cué, de El País, aplicado sobre su ingenio portátil defendiendo el plan Marshall que propone su diario para Cataluña. El protocolo no escrito le concedió la primera pregunta. En cambio, a Enric Juliana, de La Vanguardia, lo ningunearon sin piedad en La Moncloa. Luego de la intervención de un periodista que se presentó como un "periodista turco" pasó a preguntar el director adjunto del diario de Godó destacado en la capital. Articuló un discurso impecable sobre las particularidades de la política, la justicia y los escenarios y disertó durante diecisiete minutos (más o menos) sobre la cada vez más teórica posibilidad de que el presidente de la Generalidad sea inhabilitado. Rajoy no salía de su asombro y comenzaba a manifestar ese extraño tic de Mr. Bean en el ojo izquierdo que le traiciona cuando alucina con algo. Su réplica fue inversamente proporcional al tiempo que se tomó Juliana en su intervención. Rajoy estuvo lacónico, pero sin grelos en la lengua. Ni se preocupó de que lo suyo no pareciera precisamente una respuesta. La cara del cronista era un poema. Se había quedado ojoplático y movía la cabeza como un búho. Lo estaba flipando, que diría un castizo de Cuatro Caminos (de Cuatrocá dícese en Madrid).
Que a Rajoy no le gustan los periodistas es harto conocido. ¿Pero a quién le gustan los periodistas? De ahí que pueda incurrirse con ellos en una cierta descortesía, un desprecio implícito en la forma de despachar el asunto sin atender al hecho de que toda pregunta es un juicio de valor y que sin periodistas no habría políticos. Claro que esto último y a día de hoy es como decir que la culpa de que haya políticos es de los periodistas. Lo de Podemos mismamente.
Rajoy estuvo sembrado, como es habitual, para La Razón. Algo mejor que los últimos días para el Abc, mal de solemnidad para El País y sin puntuar (y sin iniciativa) en El Mundo. En cuanto a la prensa condal, el suspenso es absoluto. No cabe más indignidad en un presidente de Gobierno, braman Ara y El Punt Avui. El primero resalta los tres noes de Rajoy: no reconoce el 9N, no va a pactar una consulta vinculante y no ofrece una "solución" alternativa. Ponderado análisis. Rajoy no es de este mundo, como canta Raimon. Y dos de cada tres dentistas, tampoco. En El Punt-Avui también afinan: "Cerrado en banda". En banda y con el autobús en la portería, la táctica de los murciélagos, con todo el equipo colgado del larguero. Catenaccio.
En El Periódico José Rico y Fidel Masreal firman la exclusiva de que el PSC ya negocia con CiU los presupuestos autonómicos. Y en La Vanguardia, tras recuperarse de hipnótico trance, Juliana se sobrepone a lo personal y en lugar de condenar a Rajoy a morir entre terribles sufrimientos ejecuta una crónica descriptiva: "Traje oscuro, camisa blanca y porte grave. Directo al grano: el Gobierno y el partido que lo sustenta se afirman y reafirman como garantes de la soberanía nacional de España. Rajoy dio por inaugurado el túnel argumental que ha de conducir al Partido Popular a las elecciones municipales y autonómicas (13 regiones) de mayo, en las que el centroderecha español, hoy con unas encuestas pésimas, puede que se juegue la integridad. En el interior del túnel resonarán durante más de medio año tres ideas que se resumen en una: unidad, unidad, unidad. Unidad del partido. Unidad en torno al Gobierno. Unidad de España".
En el Abc destaca el apunte de Oti Rodríguez Marchante, que tras la descripción del panorama referendario que nos asuela, escribe: "lo más sensato que puede hacer Rajoy es dimitir, volverse a Galicia y ver si queda por allí algún faro libre y esconderse en él… Puede, incluso, que hasta allí le lleguen esas míticas cartas que Artur Mas presume de enviarle: «le he enviado una carta…, le voy a enviar una carta…, aún no me ha contestado a mi carta…». Rajoy no tiene la menor posibilidad contra Artur Mas: es un pelma de los que hacen época. Y cuando un pelma de este calibre ha decidido darte la tabarra, no hay más modo de evitarlo que desaparecer, y tampoco es fácil. Mi gran amigo y maestro Manolo Alcántara me dijo su secreto ante un pelmazo que, tras darle la lata durante toda una cena, aún a la salida estaba dispuesto a acompañarlo y a rematarlo: «¿Hacia dónde vas?», le pregunto el pelma, y sólo el talento de alguien como Manolo Alcántara pudo encontrar la única respuesta adecuada: «¿yo?..., pues, hacia el otro lado»".
Hacia el otro lado es a donde están empezando a mirar los fiscales de Cataluña. "No precipitarse" dijo Eduardo Torres Dulce, el fiscal general del Estado. Y en eso están, mirando al mar y mirando a ver por dónde le meten el cuerno a Mas y le hincan el diente a Joana Ortega a fin y al efecto de que no les duela. Es la teoría de la "proporcionalidad", basada en una sentencia de Sun Tzu en "El arte de la guerra" que actualizó Von Clausewitz al afirmar que no se podían matar moscas a cañonazos. La vía legal es una vía muerta para el PSC cuyo papel como recambio parlamentario de ERC cobra enteros y puede prolongar la legislatura autonómica hasta límites insospechados semanas atrás. Dice La Vanguardia que Mas presentará su "hoja de ruta" a la "sociedad civil" el próximo día 24 del corriente. Nadie contempla en Convergència la posibilidad de morir de éxito y por sobrexposición mediática.
En El Mundo, Arcadi Espada ilustra y alerta a Rajoy respecto a un tópico muy extendido: "La actitud del presidente estuvo determinada el 9 de noviembre por el gran mantra nacionalista y sus tontos útiles: no les provoquemos o crecerán como las setas. Pues bien, después de treinta años de cuidados intensivos y ahora que han crecido como la amanita muscaria es el momento de que el César piense, y actúe, en términos lógicos. El número de independentistas crecerá mientras sus descargas ilegales les sigan saliendo gratis. En este sentido el domingo fue un día inolvidable: quién no se apunta a saltarse la ley gozosamente para volver a casa cuando el heroico ministro de Justicia les dice por la tele, con su poquito de ceño, que han sido malotes".
Y luego está lo de Arriola, Serrano y Rigol, (Quintero, León y Quiroga). Cómo será la cosa que el tahúr ha sido el piadoso monaguillo de Mas. Lo reconoció y le dio categoría el propio Rajoy en su espeluznante encerrona con la canallesca.
A todas estas, el caso Pujol continúa su curso, entre errático y raro. El exconsuegro primero de Jordi Pujol, o sea el padre de la ex esposa del primogénito del ex "president", declaró ayer ante el juez Ruz y admitió haber cobrado una suculenta comisión por mediar en la venta de unos terrenos en L'Hospitalet. "Se me abrió el cielo", habría declarado el señor Gironés, como también que sólo lo hizo una vez. De la deposición de testimonios en la Audiencia Nacional se infiere que todos los contratos que obtenía Jordi Pujol Ferrusola se pactaban in voce, escritos en el aire, sin pruebas, de hombre a hombre, te doy mi palabra.
13 de noviembre, Arcadio, Eutiquiano, Estanislao de Kostka y Diego de Alcalá.