A diferencia de la política, en el mundo del corazón no hay pequeños nicolases. Cuando todo es fraude un timador está de más. El muchacho, al que en realidad llaman Fran, es el entretenimiento mediático de la prensa "seria" porque da para grandes golpes de pecho, de lo que hablaremos más adelante. En el ámbito de lo rosaceo el gran Nicolás es Colate Vallejo Nájera, un casta en el sentido apropiado, playboy, empresario, relaciones públicas y mucho más simpático que Rafael de Medina, el Duque de Feria. En los ambientes chic se detecta enseguida al impostor, que suele ser el único tipo normal de la velada.
La semana en las revistas del corazón viene de bostezo, hasta el punto de que la portada del Hola recoge al feliz matrimonio formado por Borja y Blanca Thyssen, otra vez preñada y también de felicidad. Posan con sus tres churumbeles, que corretean por los jardines de la casa disfrazados de turistas en Ibiza (fiestas en blanco, ¡qué pereza!). Son como los Cuquis de 'La que se avecina'.
El clan Pantoja persiste en la actualidad. A Isabel, la reina de la copla, se le acerca la hora de ingresar en prisión, con la ex de su ex, Mayte Zaldívar, a menos que la parentela logre reunir la pastizara de millón doscientos mil euros que se le reclama para eludir la cárcel. Entre tanto, su hija Chabelita sigue montando el número allá donde va. Es inaudito. La siguen cinco fotógrafos a todas partes y se hace acompañar de representante y abogado cada vez que sale a la calle. El caos en esa familia es similar al que deben vivir los Pujol y no es un espectáculo edificante.
Otra cosa es lo de María Teresa Campos y su romance con Bigote Arrocet. La exmega estrella mañanera presenta un libro titulado "Amar, ¿para qué?". Muy oportuno. Autoayuda, recetas de cocina, anécdotas y tal. Se supone. O sea, lo que es un libro de "pensamientos" de un pedazo de referente mundial en temas de energía positiva. Tela.
Y ahora el tuétano de la vida, el espectáculo inenarrable del ser humano en todo su esplendor, la auténtica verdad de las crónicas de sociedad. Ahí está Rafael de Paula, azada en ristre, amenazando a su abogado. Lo redujeron y se lo llevaron preso varios agentes de la Policía Nacional mientras el maestro, ya despojado de la tizona azadón blandía su bastón como el Valle Inclán de los toreros. El doctor Trilladas, de la Peña Los Charnegos, se precia de conocer al matador, con quien ha coincidido localidad con localidad en Las Ventas. Lo retrata con una toalla blanca en el cuello, una de las tantas excentricidades del genio, que no se presenta en público sin tal adminículo. Se emociona al recordar los giros y usos de don Rafael, que un día llegó a aplastarle el puro en la calva a un aficionado por unas discrepancias sobre el vuelo de la capa de Morante de la Puebla en lo que venía a ser una chicuelina.
De Paula es uno de los más grandes nombres de la Tauromaquia, un gigante del arte de Cúchares, un patriarca enorme, el amo. Y además es imprevisible, tanto que lo mismo manda apalear a un supuesto amante de su costilla que se pone el mismo a la faena por un quítame allá una minuta. Trilladas dice que le va a presentar a su abogado, que es una especie de Humphrey Bogart con un despacho en la calle Aribau que se parece más a una agencia de detectives que a la razón social de un gabinete jurídico. Maravillas habla Trilladas de sus servicios.
Miquelarena también es partidario de don Rafael, a quien frecuenta en sus dominios gaditanos. Miquelarena pasa los veranos fuera de Barcelona por prescripción facultativa y se entrega de un modo enfermizo a la pasión taurina, como Trilladas, que todos los mayos abandona el hogar y a su familia para trasladarse a Madrid. Costumbres... Como las de De Paula, profundo, irascible, sentencioso, filosófico. "Se torea a compás, como se baila y se canta, a compás, pero también como se vive, a compás", dijo una vez. Aún a riesgo de incurrir en delito en Cataluña, aquí les dejó un resumen de sus grandes momentos.
Asunto "Pechotes". Otra vez el genio del lenguaje y 'La que se avecina'. Ya supera en fama a su "mentor", el pequeño de las narices. La Pechotes como apodo sugiere lo que la Dolores en Calatayud, pero de entrada estamos hablando de una joven de 19 años, edad demasiado temprana como para arruinar una reputación a cambio de un caché de treinta mil euros. Que legalmente sea una adulta no debería impedir que se tratara de preservar su intimidad, incluso contra su voluntad, por mucho que la muchachada tienda a una maniática obsesión por la pornografía exhibicionsta y deje sus fotos en las nubes para solaz de los pervertidos.
Se habla mucho de que si se dedica a las relaciones públicas en los locales de moda de la noche madrileña (Gabana, en Velázquez, y establecimientos de esa índole) pero poco de lo que estudia de día la chica: Periodismo. No podía ser peor...