Virus. Una auxiliar de enfermería de 44 años, casada y sin hijos, se ha convertido en la primera persona que sufre un contagio de ébola fuera de África. Se preserva su identidad. Trabajaba en el Hospital Carlos III de Madrid y se presentó voluntaria para atender a los médicos y misioneros Miguel Pajares y Manuel García Viejo. Es la portada de todos los periódicos. "El ébola muerde España" titula La Razón; "Plan de emergencia en Madrid por el primer caso de ébola en Europa", El País; "Una sanitaria de Madrid, primera contagiada de ébola fuera de África", Abc; "Una sanitaria de Madrid, primer ébola de Europa", La Vanguardia y "España, primer destino del ébola fuera de África", el El Periódico.
En El Mundo presumen, con cierto optimismo, que a la hora del quiosco ya se sabe todo lo anterior, por lo que encabezan su primera página con un par de detalles que pueden resultar trascendentes a posteriori: "La enfermera insistió en hacerse la prueba del ébola tras 6 días de fiebre". J. G. Treceño y Á. López firman la crónica principal del periódico madrileño: "España ha confirmado el primer caso de contagio de ébola fuera de África. Se trata de una auxiliar de enfermería que atendió al religioso Manuel García Viejo, infectado en Sierra Leona y que fue trasladado a España, al Hospital La Paz-Carlos III, hace dos semanas. Tras permanecer cuatro días ingresado, fallecía el pasado 25 de septiembre. Al día siguiente, la sanitaria contagiada se marchó de vacaciones y el 30 de septiembre se puso en contacto con los servicios de salud laboral del hospital de Alcorcón porque tenía unas décimas de fiebre y astenia, según informó el director general de Atención Primaria de la Comunidad de Madrid, Antonio Alemany. Ayer le fue definitivamente diagnosticada la enfermedad".
Tras un párrafo de transición alusivo a la comparecencia de la ministra de Sanidad, Ana Mato, de la que se dice "con gesto serio y vestida de negro", Treceño y López abundan en los riesgos: "La auxiliar de enfermería acudió al hospital de Alcorcón en la madrugada de ayer. Por la mañana, mientras le hacían las pruebas, permaneció ingresada en un box individual de Urgencias que estaba separado de otros boxes similares por cortinas, en los que entraron y salieron familiares de los enfermos. Así lo aseguran fuentes del personal sanitario del hospital, que desmienten la versión oficial que indica que la paciente estuvo aislada desde el primer momento. Aunque el virus se transmite por contacto de fluidos y desde enfermos con la patología muy avanzada, los trabajadores del hospital de Alcorcón critican las medidas de seguridad tomadas con este caso".
Se hablará de riesgos laborales y juramentos hipocráticos, pero el periodo de incubación del virus augura semanas de incertidumbres, polémicas y denuncias que pueden situar la cuestión a vida o muerte de la paciente en un plano marginal. Cuando la "política" se cuela por las rendijas las noticias salen por la ventana, de ahí que la fotografía de portada sea para La Vanguardia la cara de Ana Mato, que como ya se ha dicho, no sonríe. En un titular adjunto a la imagen recogen unas palabras de la ministra: "Les quiero transmitir un mensaje de tranquilidad". El contraste con la preocupación reflejada en la protatonista de la portada es palmario, como el pie de foto: "La ministra de Sanidad, Ana Mato, compareció ayer para intentar tranquilizar a la población asegurando que todos los protocolos se están siguiendo para evitar nuevos contagios de ébola. Sin embargo, las autoridades del ministerio también habían asegurado, cuando se atendió a los dos misioneros traídos de África, que el riesgo era casi nulo y que todo estaba controlado".
En el Abc. Eduardo S. Molano, firma como corresponsal en Accra, capital de Ghana, y da la última hora sobre la evolución de la epidemia: "«Nuestra situación es deplorable». Sin cura conocida, la esperanza frente al ébola descansa, en estos tiempos, sobre los hombros de simples trabajadores como George Poe Williams. A pesar de su discurso pesimista (o realista), este liberiano es el secretario general de la asociación de trabajadores sanitarios de su país (Nahwal). Un grupo humano que se asoma en los últimos meses al abismo: Desde que en marzo pasado la epidemia de ébola iniciada en Guinea se ampliara a Liberia, cerca de 170 miembros de este colectivo han sido infectados por el virus, con más de 80 muertes. «Da miedo ser un trabajador sanitario estos días en Liberia. El equipamiento es insuficiente», reconocía recientemente Williams en conversación con ABC. (...) Liberia, eso sí, no es el único abismo. Conforme a datos de la OMS, la vecina Sierra Leona registró, en un solo día (el pasado sábado), 121 muertes por el virus. Con ello, establecía un nuevo récord de decesos en apenas 24 horas. De igual modo, se produjeron 81 nuevos contagios en el mismo periodo de tiempo. La sangría mortal no cesa tampoco en el resto de países. Las últimas cifras oficiales muestran 3.439 muertes al oeste de África (en las que no se incluyen los fallecidos mencionados anteriormente), así como 7.492 contagios. Y ante estos guarismos, las medidas políticas se aceleran. A mediados de septiembre, Sierra Leona iniciaba un «confinamiento» o «encierro forzado» de 72 horas decretado por el Gobierno para aislar los casos de ébola y permitir al personal sanitario su detección".
Dada la trascendencia de la cuestión, el caso catalán es un argumento de páginas interiores que ofrece un par de titulares relativos a las declaraciones de Francesc Homs en Rac 1, donde fijó el 13, 14 o 15 de octubre como fechas límites para cancelar la operación 9-N, Torrente saca las urnas. ERC oscilaban entre la fingida sorpresa y el desdén, por lo que salió Anna Simó a decir que el plan es mantener el rumbo de colisión.
Marcos Pardeiro y Toni Bolaño dan por seguro en La Razón que el proceso está a un paso del colapso e informan de los planes de Mas, que pasan por un homenaje a su figura el próximo sábado en Manresa y por forzar con el apoyo de la ANC y Òmnium Cultural una candidatura soberanista conjunta para unas plebiscitarias. En El Mundo, Raúl del Pozo recoge en dos pases el trasfondo: "El catedrático Brugué, miembro de la Junta Electoral para el referéndum de Cataluña, transformado en una obra de ficción, se ha cansado de hacer el payaso o ropón de atrezzo y ha renunciado a su cargo. Dice que no hay garantías jurídicas, ni desde el punto de vista logístico, ni desde el punto de vista político, que estamos fuera de tiempo, que las reglas no están claras. Preguntar a la gente sobre la independencia de una nación es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos del ventajismo nacionalista. (...) Hace un mes los catalanes que apoyan la secesión hablaban de tomar aeropuertos, de hacer manifestaciones continuas y masivas, de crear ante España y el mundo el espejismo de una insurrección civil imbatible. Me parece que los conspiradores esperaban más apoyo. Hasta ahora la plaza de San Jaime no ha sido Maidán, ni se ha logrado ucranizar el pronunciamiento como esperaban los líderes nacionalistas. Entre los extras y figurantes hay de todo, incluso ese sector de la burguesía catalana que no ama tanto a Cataluña como para perderse el fin de semana en sus casas de campo. Serán los hijos de los charnegos, los nuevos criollos, los que tendrán que llevar adelante la independencia. Pero no ahora, cuando la comedia está a punto de terminar".
En cambio, en Ara y en El Punt-Avui resaltan que la Generalidad ha reabierto el registro de votantes, en contra de nuevo de las disposiciones del Tribunal Constitucional y que incluso se ha ampliado el plazo de inscripción. Cortinas de humo, maniobras de distracción e inestabilidad máxima, un escenario crítico en el que El Periódico afirma en un faldón de portada que "los preparativos desvelan la falta de garantías del 9-N".
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, estuvieron ayer en Barcelona. Y también el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. Mensajes de firmeza, contenidos en las formas, contundentes en el fondo, como los viejos editoriales del Abc. Y a Madrid se fue el presidente de Sociedad Civil Catalana, que sondea el calado de la fractura. En el Abc, una crónica sin firma testimonia la visita: "«No es un juego de niños. Es una apuesta por la secesión muy clara». Es la advertencia que el presidente de Sociedat Civil Catalana (SCC), Josep Ramon Bosch, lanzó ayer en Madrid tras expresar su convicción de que el próximo 9 de noviembre –día para el que la Generalitat ha convocado la consulta soberanista– «no va a pasar nada» y «no va a existir una votación», pero que «el problema empieza a partir» de ese día porque «el reto independentista es muy serio». En ese contexto, las próximas elecciones municipales representan, a su juicio, «el momento de máxima tensión». Bajo el título «El desafío catalán a un mes de la consulta», en la conferencia organizada por la Asociación de Corresponsales de Prensa Extranjera, Bosch vaticinó que a partir del 10 de noviembre «va a haber en Cataluña una gran agitación». Según las encuestas –recordó– un 70% de catalanes están a favor del derecho a decidir, por lo que estimó que en los comicios locales «la apuesta independentista pondrá toda la carne en el asador»". En La Vanguardia, la crónica de Fernando García resume el pronóstico de Bosch: "Esto va a terminar mal o muy mal".
La buena noticia del día es que cuatro directivos de Caja Madrid no utilizaron las tarjetas opacas. El Mundo añade que Rodrigo Rato derivaba el gasto hacia el capítulo de "quebrantos", que recoge las pérdidas por las tarjetas robadas. Duelos y quebrantos: tocino, chorizo y huevos revueltos.
7 de octubre, Virgen del Rosario, Marcos, Baco, Sergio, Marcelo, Ernesto, Justina y Elano.