Vida

Prensa rosa y carne picada: cien días de Letizia, la 'burger queen'

El Rey emérito se quiere mudar al Palacio Real, con Antonio López, el pintor de la Corte. George Clooney no se casa ni de coña. Amal... déjalo ya, no te conviene. Natalia Verbeke tampoco se casa.

20 septiembre, 2014 14:44

Sólo Antonio López, el pintor, está a la altura de los trascendentales acontecimientos que se cuecen en la Corte. La Reina Letizia ha trasladado la corte a sus hamburgueserías preferidas del centro de Madrid. No le gustan los toros, como es sabido. Es más de carne picada y de comer lo justo, a ser posible con música en directo tipo Vetusta Morla. El punto hispter indie, lo más total en materia de cabezas coronadas. A la leyenda del motorista fantasma que se quitaba el casco y resulta que era el Rey padre se añade ahora la de la Reina del 'burger' o 'burger queen'. Hay que decir y reconocer, no obstante, que en cien días de reinado, doña Letizia ha ejercido sus funciones de forma poco cuestionable, lo cual es mucho si se tiene en cuenta que es periodista, como dejó claro el día en el que Carmen del Riego recibió el premio Carandell. A los periodistas de la Corte y de cámara se les ve "de seguida" porque hablan mucho para decir poco y se comen hasta las servilletas de los canapés porque han desarrollado la rara habilidad gástrica de digerir la celulosa y la tinta.

Letizia aparte, su suegra, la Reina madre, se ha largado a Atenas para celebrar las bodas de oro de su hermano Constantino de Grecia y Ana María de Dinamarca. Pedazo festorro al que no pudieron asistir los Urdangarín-Borbón. Ni el Rey Juan Carlos, por supuesto, que está muy recuperado y muy ocupado en vaciarse la agenda. La noticia que no dan las revistas de papel satinado es que el padre del Rey Felipe VI está como incómodo en la Zarzuela y se va a mudar al Palacio Real, en el centro de Madrid, Gran Vía abajo o arriba. Por donde el Senado. El Palacio Real tiene unas vistas soberbias y una imponente selección del vasto patrimonio nacional, además de agua corriente y todas las comodidades del siglo XXI. Los techos un poco altos quizá, lo que es un inconveniene para calentar las estancias en el crudo invierno madrileño.

Alega el Rey emérito una razón de Estado cual es que no se les mezclen las visitas al padre y al hijo, que no se cruce el personal recepcionado y para evitar situaciones delicadas, impropias o inconvenientes. Así que antes de habilitar el sistema de la casita blanca para entrar y salir sin ser visto, Juan Carlos prefiere ahuecar el ala y dejar espacio al chaval, como le llama en privado, que lo está haciendo "fenómenamente", según dice la gente bien.

Así que se traslada y nuestros informantes en la Casa Real desmienten que haya divorcio en lontananza, rumor alimentado durante el verano por las vacaciones mútuas que se han concedido el Rey y la Reina salientes. Y es en este contexto donde entra Antonio López, el actual inquilino del Palacio Real. El negociado del Patrimonio Nacional le encargó un retrato de la Familia Real hace dos décadas, cuando Felipe salía con la Sartorius y Urdangarín no había entrado aún en la vida de la Infanta Cristina. Y desde entonces, Antonio López ha ido cada día al estudio que se le habílitó en el Palacio Real para lo suyo de pintar. Lloviera, nevara o cayera el sol a plomo, López cruzaba la plaza cada día para trabajar sobre la obra, de la que dice que es la historia de un día en el que la familia nuclear, Juan Carlos y Sofía y sus hijos Elena, Cristina y Felipe, posó para él. Sobre las fotografías de aquel día trabaja López, cuyo cuadro todo el mundo da por terminado menos él, que pide cuatro semanas porque "siente" que no está acabado.

Letizia no lo quiere ni ver, el cuadro, y las altas instancias del Patrimonio han determinado que se llamará retrato de la familia del Rey Juan Carlos. Un acierto. Mucho mejor que llamarle, por ejemplo, "Los reyes, las meninas y el Rey" o "Qué noche la de aquel día".

Días de la marmota al margen, a López no hay que darle la medalla al mérito en el trabajo porque ya la tiene, aunque pertenece a un género de las artes manuales en el que los plazos son orientativos, como bien saben quienes hayan reformado un baño o la cocina. Lo mismo es que no le han pagado a Antonio López los cincuenta millones de pesetas, que era lo que se pactó. Trescientos mil euros de ahora, pero hace veinte años. Va a ser eso.

La reina Letizia ha decidido que Antonio López ya no será el pintor de la Corte, lo que a Antonio López le parece muy bien porque ya le va apeteciendo cambiar de tema. A Letizia le gusta mucho Miquel Barceló, pero está por demostrarse que sepa dibujar. También se habla de Pepe Botella, el fotoestilista de las estrellas. Botella y Su Majestad se conocen de la época grunge periodista de cuando Su Majestad se hacía llamar 'Leti' para los amigos. Y tienen amigos comunes, pero a nuestra hipster queen le molan más otros artistas. Más conceptuales y modernos.

George Clooney no se casa ni de coña. Llevan semanas las revistas del cuore con los preparativos de la no boda entre el galán y Amal Allamuddin. Dicen ahora que será una ceremonia íntima. Sí, de las que no se entera ni la novia. Clooney le tiene pánico al compromiso, que es a lo único que temen los galos cuando se hacen mayores y dejan de pensar la tontería de que el cielo se pueda desplomar sobre sus closcas. A su manera, es un hombre honesto. Amal, déjalo estar. No te conviene.

Hay más desastres sentimentales, como la no boda del Cholo Simeone, que le ha dicho a su novia que "partido a partido". O lo de Natalia Verbeke, que ha dejado a su novio plantado por unas fotos en las que se vía a este sujeto, el cocinero Jaime Renedo, en compañía de otra u otras, que no está claro. Y encima la familia del novio quería comerciar con las fotos de la boda. Natalia... has hecho bien. Y Cayetano y Eva González que buscan piso en Madrid. Reincidentes criaturas.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, no debería estar aquí, pero le han aconsejado que sí, de modo que está dispuesto a participar en 'Mujeres, hombres y viceversa', que se conoce que es el programa de más audiencia porcentual de España. Al mediodía lo dan y es una cosa, al parecer, como para agarrar las maletas y largarse una temporada larga a Portugal.