En el mejor de nuestros supuestos, el periodismo de precisión sería dar una cifra única, exacta, redonda o prima, pero cifra de agentes de los Mossos d'Esquadra movilizados para la Diada del siglo. No es relevante, pero puede tener su importancia. Según unos periódicos, serán tres mil los mossos que velarán por el correcto desenvolvimiento de la jornada. Otros diarios hablan de cinco mil y La Vanguardia, por ejemplo, titula en su página 17 que "Casi 10.000 mossos velarán por la seguridad de los actos de la Diada". Números. La Assemblea Nacional Catalana (ANC) ya ha ganado. Con más inscritos que el año pasado casi nos podrían ahorrar la molestia. En La Vanguardia también se da por segura una gran movilización, la más grande movilización de la historia, la MOVILIZACIÓN.
No ha empezado el partido y las "organizaciones civiles soberanistas", escribe David González en el diario de Godó, ya lo tienen todo dispuesto para que "la Diada del Tricentenari vuelva a batir un récord de movilización en la calle. Por el momento, eso es lo más seguro que va a suceder: hasta ayer, 470.000 personas se habían inscrito para tomar posiciones en la gigantesca V de victoria que enlazará las dos principales arterias de Barcelona, la Diagonal y la Gran Vía. Otra demostración de fuerza tranquila (...) con la que el catalanismo mayoritario...", taratatata, tatachín. Es un artículo de opinión titulado "Todos preparados" que refleja perfectamente el tono "civil" de la portada. Atención, titular principal: "Rajoy tensa el pulso con Mas y avisa que frenará la consulta". Tensar, tensión. La misma que refleja El Punt Avui: "Rajoy tensa la cuerda".
Los números. Hasta ayer, 470.000. Esto huele a dos millones de catalanes en la Gran Vía y la Diagonal. Ojo, ojo, que Barcelona se hunde. Y además, Rajoy tensando la cuerda frente a la "fuerza tranquila" de las "organizaciones civiles". ¡Houston, llama al consulado, que evacuen inmediatamente! Hay que aligerar como sea. A su derecha, con calzón rojigualdo, el peso de la ley, campeón de Europa de los supermoscas, Marrriaaaaanoooooo Raj-oy. En tierra de nadie, disfrazado de capitán América, el campeón del estado propio, peso ligero y mentón de acero, Artuuuuuuuuuur, el capitán Ahab de Vilassar, ¡Mas!
Dice Espadaler que se espera una Diada tranquila. Sólo verle dan ganas de darle un abrazo, a Espadaler.
Como con el periodismo de precisión vamos a donde siempre, adentrémonos en el mundo de lo que viene siendo conocido como las noticias. En lo que coinciden todos es que Rajoy tiene ya dispuesta la artillería legal para suspender, cancelar, prohibir o atorar la consulta, de tal manera y efecto que, según explica Carmen Morodo en La Razón, estaría dispuesto a llegar hasta el artículo 155 de la Constitución, que dice lo siguiente:
"Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general".
Más interesante, si cabe, es este apunte de la crónica de Morodo:"El Gobierno tiene la vista puesta en Escocia. 'Ahora lo peor está en Escocia y no aquí. Si aquello sale, esto se pondrá muy mal. Y llegan señales de que puede salir', advierte un alto cargo del Ejecutivo". ¿Miedo? Pánico. De esa veta tira Enric Juliana, de vuelta en La Vanguardia. "Escocia escuece" arranca el analista, que prosigue:
"Pero nada de lo que vaya a ocurrir en las próximas semanas, en Barcelona o en Edimburgo, hará cambiar de carril al Gobierno de España en lo que respecta a Cataluña. 'No' tajante a la convocatoria del 9 de noviembre. Recurso inmediato al Tribunal Constitucional en el momento en que el Parlamento [autonómico] apruebe la ley de Consultas; inmediata suspensión cautelar por parte del TC; posible forcejeo jurídico para que el presidente de la Generalidad ni siquiera tenga margen legal para firmar la convocatoria; guerra de nervios y de filtraciones con el arrasador caso Pujol a todas horas. Una continua escalada en el sistema de avisos y señales".
El caso Pujol, claro. Sobre eso, un apunte. Juliana again:
"La noche en la que la hegemonía convergente se convirtió en magma. Testigos presenciales cuentan que aquel 25-N Artur Mas habló de dimisión y que Jordi Pujol se opuso rotundamente a tal posibilidad. A la luz de los hechos actuales, aquella noche en el Majestic de Barcelona debería ser analizada de nuevo. El 9-N es pacto de legislatura, signo movilizador –por encima de la gran decepción pujoliana–, justificante de la vigorosa Assemblea Nacional Catalana, y aglutinante de todas las capas del 'pueblo soberanista', desde las que estarían dispuestas a desafiar al Tribunal Constitucional, a las que no quieren dar ese paso, por razones de prudencia, o de inteligencia política".
Tela. Pujol, el que según Mas sordea y no toma una decisión desde hace diez años, diciéndole a Mas que una leche lo de dimitir, que aquí hay que llegar hasta el final, que para eso está "La Vigorosa", actuación "civil" de "La Coronela".
En El Mundo, Esteban Urreiztieta y Eduardo Inda se dedican al detalle, nada de impresionismo. Es la fotografía de la corrupción:
"Jordi Pujol i Soley, el hombre que gobernó ininterrumpidamente la autonomía catalana durante 23 años, exigía a las víctimas de sus grandes extorsiones 'el 3% de comisión' pero siempre hacía el mismo matiz: 'IVA incluido'. Con lo cual la mordida se incrementaba siempre alrededor de medio punto más. En la primera época, años 80 y 90, la tarifa era del 3%, porcentaje que se fue incrementando hasta el 4% que percibía la trama del Palau de constructores. Eso sí: siempre había que calcular la mordida incluyendo el IVA en vigor (ahora es el 21%)".
Continúa la pareja de periodistas:
"Jordi Pujol padre no pedía las comisiones por persona interpuesta. Lo hacía él personalmente. En puntos de encuentro neutros o en la sede de la Generalidad en la barcelonesa Plaza de San Jaime, donde citaba habitualmente a las víctimas de sus extorsiones. De hecho, y tal como atestiguó su 'empresario modelo' Javier de la Rosa, el fundador de Convergència Democrática de Catalunya (CDC) abrió sus cuentas en la banca privada suiza Lombard Odier en el mismísimo despacho oficial de la Presidencia de Cataluña".
Y hete aquí otra vez esa maravillosa expresión latina, el "modus operandi". Escriben Inda (Inda-inda-paciencia) y Urreiztietagoikotxea:
"El modus operandi era sistemáticamente el mismo, tal y como coinciden en afirmar bajo garantía expresa de anonimato media docena de empresarios que tuvieron que satisfacer el peaje. El presidente [autonómico] abría una pequeña libreta repleta de anotaciones numéricas y soltaba una cantinela que, palabra arriba, palabra abajo, no variaba demasiado: 'Según mis cuentas, la cantidad que debe abonar es...'. Claro que también había advertencias a los que se resistían: 'Si usted no paga, me temo que tendrá que resignarse a no hacer nunca nada más en Cataluña'. El mesianismo del personaje le llevó en alguna ocasión a espetar a algún contratista que se demoraba: 'Le debe usted a Cataluña...'".
Esto, eso de la "pequeña libreta" es lo más preciso del día. Día en el que el Abc advierte a través de Àlex Gubern que "TV3 diseña quince especiales sobre la independencia para calentar la Diada". Quince. Eso es un número exacto, impar y pasa. Un número modesto al lado del 470.000, pero sin el que no se llegaría a poder decir (que no es lo mismo veinte que ochenta) que la supermegamovilización del jueves lo va a petar.
En el mismo diario, la página noble de opinión es para Miquel Porta Perales:
"Cataluña no puede seguir siendo el jugador que siempre pierde. Para ello, hay que superar el estadio de multitud y abandonar el complejo de superioridad y el celofán populista. Se necesita una Cataluña desnacionalizada –plural– que supere las inercias y los tics antifranquistas todavía presentes, que se instale definitivamente en el siglo, que no sienta nostalgia de una supuesta identidad perdida, que entienda que se puede ser catalán de muchas maneras, que se ocupe y preocupe por la existencia y no por una esencia que no existe. La política catalana ha de pensar en términos de legalidad y ciudadanía asumiendo que el Estado de derecho y los intereses del ciudadano están por encima de cualquier abstracción o fantasía. Cataluña debe recuperar la affectio societatis perdida. Es decir, el proyecto común, la confianza mutua y la lealtad que el 'proceso de transición nacional' –la secesión– impulsado por el nacionalismo catalán podría difuminar".
9 de septiembre, San Alejandro, San Tiburcio y Nuestra Señora de Aranzazu. Y ayer fue el día de las Vírgenes encontradas, Llanos y Leyre, entre ellas.