Vida

Rusia a las puertas, Mas en el "fossar" y Pitita que levita

En La Vanguardia analiza Juliana los efectos políticos del relevo de Rouco por el obispo Osoro, un clon del Papa Bergoglio. La "vidente" Ridruejo, en El Mundo: "Estamos en el Apocalipsis, esto no es normal".

29 agosto, 2014 11:55

Los tanques rusos avanzan sobre París y aquí que si Mas se baja al Fossar o se sube al monte. En TV3 la consigna es catalanizar hasta las noticias de internacional. Como no se conocen voluntarios catalanes ni entre los rusos ni a favor de los ucranianos, la noticia es que el "yihadismo" recluta efectivos en el Raval. Lo que se reían antes en TV3 con el "comando Dixán" y las cosas que les escandalizan ahora. El día menos pensado abren un "telenotícies" con Pujol y familia. O sea que como en Ceuta y en Lavapiés, en Cataluña también tenemos, "de" jóvenes terroristas.

Los periódicos de papel recogen la denuncia de Ucrania. Rusia está a las puertas y en todas las portadas. Tropas, blindados, armamento pesado, columnas... Las crónicas bullen, tabletean las metralletas, fuego de mortero y poca información. Plaza Maidán al fondo. Europa abrió la puerta a Kiev y había hasta burócratas "bruselitas" que daban ánimos a los "nuevos europeos", los "kievitas", y les instaban a mostrar el culo a los rusos mientras la nieve caía suavemente. Europa. Europa y los Estados Unidos. Y va Putin, que entre espía del KGB y zar de todas las Rusias tuvo que emplearse de taxista en San Petersburgo, y pone al Ejército Rojo en disposición de practicar el Anschluss sobre Ucrania. ¿Y ahora qué, Obama? De entrada, el efecto es el excedente agrícola, lo que en términos tácticos es retrotraer la Unión Europea a la época de las cuotas lecheras.

Abc y La Razón se muestran sensibles al relevo en el Arzobispado de Madrid y reciben con cautela a Carlos Osoro. El diario de Planeta se moja lo justo: "Nuevo tiempo para la Iglesia española". En Abc aún van más allá: "Osoro sustituye a Rouco Varela como arzobispo de Madrid". Ahí, ambos diarios al filo de la información, finos analistas y privilegiados observadores de la "kremlinología". O sea, "tiempos nuevos, tiempos salvajes" y cambios en la Iglesia.

La Vanguardia, en cambio, se atreve a ir un paso por delante y en un pequeño titular apunta: "El Papa releva a Rouco por el moderado Osoro en Madrid". Y remiten a una página de "Política", la trece. Nada menos que la apertura y a cargo de Enric Juliana, que aborda así el trámite episcopal:

"El largo adiós del cardenal Antonio María Rouco Varela ha concluido. Después de agotar su tercer mandato como presidente de la Conferencia Episcopal, el hombre más influyente de la Iglesia católica española en los últimos veinte años ha sido relevado de la archidiócesis de Madrid, superando con creces la edad de jubilación. Le sustituye Carlos Osoro, un prelado de perfil político moderado, hasta ayer arzobispo de Valencia y actual vicepresidente de la Conferencia Episcopal. Tres trazos rápidos permiten dibujar rápidamente a Osoro: prudencia política; vocación por la vida parroquial, y una notable consonancia con la línea del papa Francisco. Pocas semanas después de ser nombrado arzobispo de Valencia, Osoro, nacido en Cantabria, pronunciaba su primera homilía en valenciano (valenciano/catalán) con la ayuda de un texto escrito. En una Valencia políticamente agitada por la crisis económica y los casos de corrupción, izquierda, derecha y centro hablan bien del arzobispo. El palacio episcopal se ha mantenido públicamente distante del Palacio de la Generalidad. Su preocupación más visible: los fieles, las parroquias y la gente afectada por la crisis".

Un perfil pío en consonancia con el Papa Jorge Bergoglio. En las tertulias subrayan que Osoro y Bergoglio son como dos gotas de agua. Tal vez menos pasado de peso el cántabro. Habrá que esperar a la versión sobre los cambios de "germinansgerminabit" porque, entre otras razones, Cañizares, que tenía que venir de arzobispo a sustituir a Martínez Sistach, ha sido enviado a Valencia. Una movida, con perdón.

Más información "religiosa". Pedro Simón entrevista en la contra de El Mundo a Pitita Ridruejo, a la que pregunta cómo fue la primera vez que vio a la Virgen. Y responde: "En 1982. Un sacerdote, el padre Pilón, me dijo que fuese a El Escorial a ver si veía algo, que me enterase. Fui... Y todos lo vimos. De repente, la vidente estaba rezando el rosario, cuando apareció el sol y empezó a moverse, venga a dar vueltas en círculos, venga a dar vueltas. Se desmayó mucha gente".

¿El padre Pilón? "Estamos en el Apocalipsis, esto no es normal", dice Ridruejo. Pero lo más grande es la anécdota de la levitación. Sostiene Pitita:

"En Inglaterra. Éramos doce. Estuvimos en un campo donde teníamos que hacer gimnasia, estábamos en posición de loto, había que meditar y luego repetir unas frases que salían por una televisión. El primer día, una chica dijo 'ahhh! y, ¡plom!', dio un salto adelante y se levantó. Pero los demás no sentimos nada. Y nos quedamos preocupados. Al día siguiente, repetimos. Y de repente sentí que me subía para arriba y me volvía a caer. Levité un par de palmos. Luego lo dejé, porque era muy católica y no quería molestar".

¿Qué, cómo se han quedado? Un par de palmos, unos 30 centímetros. Visto lo cual, la última pregunta a Pitita es una grosería. Que si consume estupefacientes, le espeta Simón. "No. Jamás. Y mira que me las han ofrecido, eh", responde. A todo el mundo le ofrecen drogas. Es una cosa...

En el plano articular, Sergi Pàmies da unas coordenadas de navegación interpretativa nada desdeñables:

"Esta familiaridad, que ahora emerge en su dimensión más sucia en forma de sospechas confirmadas e indicios alarmantes, no certifica que existiera una unanimidad con el pujolismo. Reducida por la inevitable tendencia a simplificar, hoy se retrata la influencia de Pujol como la de un líder carismático ciegamente seguido o maléficamente criticado en una especie de lucha entre bobos acríticos y depravados satánicos. Es una interpretación sensacionalista, tramposa y muy injusta, tanto para sus seguidores como para sus detractores".

Abre un punto y aparte y concluye:

"En estas décadas, una parte de la ciudadanía se ha mantenido voluntaria y conscientemente alejada del pujolismo y de su interpretación de Cataluña. Entre los disidentes quizá sí que había una minoría selecta de agentes del españolismo conspirador y otros 'enemigos de Cataluña' elevados a categoría de monstruos por la propaganda o la demagogia catalanofóbica. Pero también había miles de ciudadanos que no comulgaban con las ruedas de molino del discurso de Pujol y que lo expresaban a través del voto. Ahora los hechos conocidos les dan una parte de la razón, aunque me temo que eso no les hará especialmente felices. Al contrario: el drama que insinúa la confesión de Pujol es precisamente que no sólo contamina la honorabilidad del presidente sino también la credibilidad colectiva y el equilibrio democrático del país".

Hay días en que es necesario recordar que ha sido Pujol quien ha confesado para resistir la lectura de diarios como El Punt Avui o el Ara. En el sótano secreto desde el que se redacta esta revista hemos colgado una reproducción a cuerpo 20 de "La Confessió".

Los diarios recogen la fotografía del presidente de la Generalidad firme ante el féretro de Pere Pubill Calaf, alias Peret. Es directamente alucinante. Mas cuadrado ante un rumbero en una "especie" de funeral de Estado. Es lo que se llama bailar sobre una tumba

29 de agosto, Santa Sabina y martirio de San Juan Bautista. Y San Adolfo.