Pantalones abajo se han ido los funcionarios de la Casa Blanca al advertir la enérgica reacción del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, ante el caso espionaje global, el Obamagate. Así como El País lideró la difusión de los correos del Wikileaks, ahora es El Mundo quien corta el bacalao en el Snowden file (Snowden es el informático norteamericano refugiado en Moscú que ha espantado la liebre). Parece ser que el espionaje era tan a bulto que sólo se registraba la duración, fecha e interlocutores de cada llamada, pero no así el contenido. Cabe suponer que algún algoritmo será capaz de darle un cierto sentido, en plan los españoles están todos locos, usan el teléfono a todas horas y todos hablan con todos. Seguramente el caso tendrá sus derivadas comerciales bajo curiosidades como el minuto de oro (el momento con más llamadas), si se conversa más rato los lunes que los jueves y cosas así. Un perito comercial puede hacer virguerías con el material de un técnico informático, lo que ciertamente supone un riesgo nada desdeñable.
El sustrato profundamente antiamericano de nuestra sociedad está detrás de la reprobación generalizada a los métodos de las agencias de seguridad. Somos los tataranietos del desastre del 98 (la guerra de Cuba y todo eso) y tenemos una memoria de hierro. Como buenos sicilianos, no pasamos una y la de Cuba todavía nos la deben. Total, que en todos los periódicos de aquí y de allá pero sin salirnos de España se encuentran duras reprobaciones, de lo moral a lo político, contra la Casa Blanca. Pantalones arriba, la portada de El Mundo muestra al embajador Costos haciendo el paseíllo ante el Ministerio, flanqueado por un Guardia Civil con tricornio. La imagen, que está en casi todos los diarios, es de Gerard Julien, de la agencia AFP. Hemingway, que entendió bastante menos la sustancia del país que Dos Passos, se revuelve de gusto en el infierno al comprobar la persistencia gráfica de sus mitos. Arcadi Espada, en El Mundo, pone un poco de pausa en el griterío: "Comprendo que el Gobierno parlotee. Estos casos de soberanía nacional escuecen, y más aún si los ataques vienen de los ganadores de la guerra de Cuba. Pero no creo que en esta circunstancia concreta deba optarse por el énfasis y el tambor batiente. Mucho menos teniendo tan a mano la celeberrima doctrina Margallo, de aplicación ya probada en casos donde peligra la soberanía nacional. Así, lo que el Gobierno debe decirle a los Estados Unidos de América es, aprox, lo que le dijo el ministro al presidente de la Generalidad catalana: 'Hay que buscar una fórmula'. Porque un gobierno despótico con los fuertes y servil con los débiles es un gobierno que en vez de miedo da risa".
Salvador Sostres también enlaza el asunto internacional con el panorama catalán: "La pregunta adecuada es cuántos catalanes quieren ir a la guerra y poner en riesgo lo que de momento tienen. Tú, que dices que España te roba, ¿qué estás dispuesto a arriesgar de tu patrimonio y de tu vida para liberar a tu país?". Todo esto viene como colofón de un elogio a los Estados Unidos por vigilar a los europeos, especialmente a los alemanes, y lo útiles que han sido sus servicios secretos y sus soldados desde la I Guerra Mundial y hasta en la lucha contra el terrorismo etarra. "La revolución es para zarrapastrosos, y contra los Estados Unidos e Israel sólo hay barbarie", remata Sostres.
Pero no es que el Obamagate nos afecte a todos cada vez que enchufamos el ordenador y guasapeamos, es que en Cataluña hemos sido capaces de desarrollar, discretamente y en paralelo, un réplica del big brother, como una versión china del iphone five, nuestra propia agencia pública de espías, sección ciberespacio. O sea, lo de método tres, pero en versión 2.0. Va en serio. Hasta hace cuatro días, el espionaje en Cataluña era puro cotilleo, centros de mesa y marcajes al hombre sobre Piqué, el futbolista. Si eso ya les parecía dudoso, retengan esta palabra: Cesicat. Centre de Seguretat de la Informació de Catalunya. Cesicat, cuesta acostumbrarse y suena a Stasi, la policía política de los alemanes orientales. Pues bien, tal organismo, bajo la apariencia de sociedad filantrópica dedicada a detectar troyanos y aplicar antivirus, se ha dedicado, denuncia Anonymous (esto se pone cada vez más surrealista) a seguir a quienes jalean (políticos, periodistas o "activistas" sociales) las protestas del tipo indignados, presuntamente por encargo de los Mossos d'Esquadra. En El Mundo lo cuenta Javier Oms bajo el título: "Filtran el rastreo del Gobierno [autonómico] a los activistas sociales". En el Abc titulan de una forma algo más transparente: "La Generalidad espió a activistas sociales y a políticos en Twitter". En la información de Janot Guil se desliza otro detalle no menor: que el Cesicat está considerado el embrión de CNI propio en una Cataluña Estado. ¿Qué? ¿Cómo se han quedado? La tapadera está en que la cosa, que se fundó en el segundo tripartito, depende de la Consejería de Empresa y Empleo, donde cabe desde una envasadora de anchoas a una empresa de telecomunicaciones. Pasa que el titular de tal departamento es Felip Puig, lo que ya lo explica todo y todo encaja.
La racha es impresionante. El País, que como otros periódicos recelan de las denuncias de Anonymus, deja de lado este asunto, pero explica un par de historias de los Mossos en su cuadernillo catalán. A saber: "Los Mossos multaron cinco veces a Adriana, la prostituta que se suicidó" y "Los Mossos golpearon al fallecido en El Raval con una porra extensible". Falta lo de la munición antidisturbios (las mal llamadas pelotas de goma), que también es objeto de atención preferente por la prensa, y el panorama de punta de iceberg es de los que ponen los pelos como escarpias.
El debate catalán no sólo se lleva a cabo en las cloacas. En la superficie, La Vanguardia avizora significativas maniobras orquestales en las penumbras. "Contactos entre PP, PSOE y CiU para reabrir el diálogo", asegura en portada. En el interior, una crónica de Enric Juliana traza las direcciones de esos contactos, pero advierte de los recelos. Su texto incluye una descripción del ambiente madrileño: "El veterano Abc, principal referente de la derecha madrileña, comenzó a hablar de los 'sediciosos catalanistas' en una significativa excursión a los años treinta". Y como los periódicos a veces parecen vasos comunicantes, el referente de la derecha madrileña publica hoy mismo un editorial titulado: "Pues sí, es sedición", en el que sostiene/replica que "lo escandaloso es comprobar cómo en España se ha asentado un uso melifluo del lenguaje político, con el que sólo salen ganando los que quieren violentar las reglas del juego". ¿Qué ha pasado aquí? ¿Cartas cruzadas? ¿Un nuevo frente del diario de Godó en Madrid? ¿Primero contra Planeta y ahora a por Vocento? O peor, ¿un caso de espionaje industrial entre trincheras?
Singularmente constructivo se muestra en La Vanguardia Màrius Serra, quien bajo el título: "Sumar o restar", pone la lupa sobre el caso del alcalde que, según consta en denuncia, le dijo a una cartera "si comienzas a tocarme los cojones te hecho (sic) fuera (...) sí, a la puta calle y te lo digo en castellano, que es tu puta lengua". Serra añade que: "El episodio de Folgueroles llevó cola, o colita: un tuit insultante (posteriormente borrado) en el que señor Carles Feiner, sociólogo y columnista de Tarrasa, escribía el nombre completo de la sindicalista junto a la palabras 'puta xarnega'". El autor recomienda al alcalde y a Feiner "asistir a alguna reunión del colectivo Súmate de castellanohablantes por la independencia".
En El País otean, por su parte, el frente del Guadarrama con el titular: "Madrid desafía a Montoro con la mayor rebaja fiscal de España". Se trata, en síntesis, de recortes en tres impuestos: el IRPF -1.100 euros menos de media por habitante y año-, transmisiones patrimoniales y el gravamen sobre actos jurídicos, así como la eliminación del céntimo sanitario. En los demás periódicos de la capital se valora más la distensión fiscal que el desafío entre closcas privilegiadas del mismo partido. En cuanto a las novedades catalanas en el diario de Prisa, destaca una información de Francisco Mercado: "Cataluña registra un déficit de 6.400 millones en pensiones desde 2010". También se apunta a que la comunidad "aporta el 17% de las cotizaciones y consume el 17'9% de las prestaciones".
Sobre esas paralelas discurre el artículo del profesor de la UNED Andrés de Blas, quien recomienda al Gobierno que acometa una campaña de información que aclare la situación económica de Cataluña en la actualidad y las consecuencias de una "sedición" (dicho con perdón y como sinómino de Declaración Unilateral de Independencia, DUI). "Resulta una irresponsable pasividad -sostiene el autor- atrincherarnos exclusivamente en la defensa de la legalidad sin afrontar el debate ideológico. Se trata de una política que en absoluto pretende enturbiar el supuesto oasis que formaría hoy la sociedad catalana. Tenemos razones para sospechar que por debajo del oasis está presente el conformismo forzado por una estrategia nacionalista cuidadosamente elaborada a lo largo de estos últimos años". Visto lo del Cesicat, más que sospechas sobre las profundidades del oasis, lo que hay son seguimientos en las cloacas digitales. Eso, como mínimo.
Como La Vanguardia, en El Periódico siguen a lo suyo, que es la encuesta que predice un tsunami en el Parlamento autonómico y un así asá en caso de referéndum. "Hay partido", titulan en portada, pero hablan de la encuesta y entrevistan a Albert Rivera, del que destacan la frase: "Un tripartito con PSC y PP, ¿por qué no?". El sondeo y el "partido" del día se refieren a que crece el apoyo al soberanismo. "La independencia ganaría con un 53,3% frente al 41,5% de los partidarios del 'no'", advierten.
En la edición catalana del Abc, Joan López escribe: "La Vía catalana, vista como vía directa a la independencia, está aparcada y cae en cotización social. Rajoy siempre fue un hombre de dejar madurar la jugada, algunos dirían pudrir, ¿es como Fisher sacando de sus casillas a Spassky en la final del mundial de ajedrez de 1972 o es lo que en catalán decimos un cagadubtes?". López, como De Blas, espera una respuesta que Toni Bolaño, columnista en La Razón, ha encontrado en las críticas de los empresarios, de los que, afirma, "son los primeros que han exigido orden y concierto". O sea, ley y pacto fiscal.
En cuanto a las imágenes de portada, mientras El Mundo y La Vanguardia optan por el embajador "go home" y el guardia civil del tricornio; Abc, La Razón, El País y El Periódico se decantan por la tragedia minera en León, los seis hombres muertos por un escape de grisú. En El Punt Avui van con otras claves y titulan: "Frente plurinacional contra la ley Wert", en alusión a la iniciativa de la consejera de Enseñanza, Irene Rigau, de forjar una alianza austriacista de las Comunidades no gobernadas por el PP contra la antedicha legislación educativa.
En el Ara, en cambio, se muestran hipersensibles al clima, un género muy popular en Cataluña y en el resto de España (la información meteorológica es de lo poco fiable, dentro de sus límites, que hay). El caso es que Ara asombra a sus lectores con la imagen de una castañera en camiseta. Ha sido, comentan, un mes de octubre más caluroso que el de junio. Advierten, eso sí, de que hoy se normalizarán las temperaturas, como así ha sido. El titular principal es político: "Rajoy impugnará la consulta cuando Mas la anuncie". La segunda hipótesis, el anuncio de Mas, se basa en que el PP "ya planea" impugnar la consulta si es que ésta se produce, que es lo que vino ayer a decir Alicia Sánchez-Camacho. En fín, el lío de siempre. Con lo bien que les habría quedado una foto de Rajoy y Mas con el titular "Otoño caliente".