El prestigio de los números es tal que el debate político catalán, o lo que sea que pasa aquí, es más una cuestión de cifras que de ideas. La crisis, por ejemplo, también es una cuestión de números. Al igual que los entrecomillados en los periódicos, los números parecen objetivos, incuestionables; dos más dos son cuatro, aquí y allí, lo diga El País, La Vanguardia o El Períódico de Catalunya. La fama de la antigua escuela tenía mucho que ver con aquello de que la letra con sangre entra, pero cuando de verdad atizaban los maestros era cuando a un niño de diez años le resultaba imposible resolver un quebrado. Dudo que un estudiante de 17 sepa, a día de hoy, qué coño es un quebrado.
Aunque los números del día en los periódicos son otros, todavía hay quien entre un párrafo sobre el memorial de agravios y otro de la ley Wert te calza una nueva reflexión comparativa sobre la Diada y el 12-O. En la cadena independentista había más gente que en la fiesta "íntima" del Doce de Octubre. Vale, pero que una parte de la prensa catalana todavía esté haciendo cuentas es como si al elefante de la independencia le espantara, y mucho, el ratón mestizo de eso que han decidido llamar "unionismo". Ejemplo: Toni Brosa en El Punt Avui: "En Cataluña somos catalanes y españoles, es un hecho administrativo y un imperativo legal [...]. La gente del 12-O en Barcelona, tan respetable como los de la Via Catalana, tuvo problemas numéricos evidentes, pero también semánticos [...], pero la realidad es que su nación es España". ¿Cansino? Lo siguiente.
El número del día, decíamos, es el 9.376, pero en millones y de euros. Es lo que sale en todas las portadas y no se refiere ni a la Grossa ni a la ONCE; según la Generalidad, es lo que le debe España a Cataluña. Poco parece cuando el kilo de futbolista cotiza a 100 millones, también de euros. En Madrid, la cuestión casi se toma a guasa. El Mundo titula: "Mas cifra el 'sufrimiento' de Cataluña en 9.376 millones" y Victoria Prego abunda en un artículo titulado "Tenderos del siglo XIX". "¿De modo que son 9.000 millones y unos cuantos reproches más los que les han llevado a meter a la población en este laberinto sin salida de la independencia? Ahora que sabemos lo que reclaman podemos calibrar el grado de la desmesura, la incompetencia y la irresponsabilidad de estos dirigentes, que se comportan como tenderos del siglo XIX y elaboran con esta lista de naderías cincuenta folios que encabezan nada menos que con el pretencioso pero ofensivo título de 'La deslealtad del Estado respecto a Cataluña'", afirma la autora.
En Ara van más allá de la cifra exacta y titulan en portada que "El Memorial de agravios ya nace caducado". Se refieren a la reducción en 1.700 millones de Fondo de Liquidez Autonómica, la caja b del Estado para que las Comunidades puedan pagar a funcionarios y proveedores. Ese dinero, como decirlo, está debajo del colchón del Estado y es crucial para la Generalidad, según se admite a diestro y siniestro. Y es aquí cuando los que sólo sabemos contar con los dedos (demasiados coscorrones en el cole) nos hacemos un lío de espanto. Es decir, Cataluña (Mas) le echa en cara a España (Rajoy) que la deuda histórica andaluza, digo catalana, es de 9.376 millones de euros y a la vez, la Generalidad (el consejero del ramo) le pide al Estado (Montoro, nada menos) que siga aflojando la guita para pagar a los funcionarios y, de paso, las campañas soberanistas. Pues vale. Eso equivale a 100 futbolistas como Bale, que ha costado 100 millones. ¿No?
Pero la noticia, en realidad, está en que todos los periódicos coinciden en dar la misma cifra. ¡Vaya tontería!, pensarán. Pues no se crean, el hecho en sí es raro. Vale que la fuente es la misma, el último informe de la Generalidad, pero en cualquier periódico (en cualquiera quiere decir en todos) el número más exacto, impepinable y de dominio público puede sufrir importantes variaciones en su formulación (no digamos ya en una oficina bancaria), convirtiendo una suma de dos dígitos en la conjetura de Poincaré. Por desgracia, ni De Guindos y ni siquiera Mas Collell (en su versión de profesor despistado) están a la altura de Grigori Perelman, el matemático ruso que resolvió la dicha conjetura y rechazó el dinero del premio. Un chiflado que vive en una choza, Perelman. Quizá crea que el prestigio de los números es injusto, que están sobrevalorados.
En La Vanguardia, además de la cifra de marras, apuestan por un dato, que no es exactamente un número: "Empresas de Estados Unidos avisan de la fuga de inversiones si hay secesión". Lo dijo ayer Jaime Malet, el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España. Hay dos formas de encajarlo. Suponer que es lo más previsible o reirte de los problemas de tesorería de los EEUU, lo que manda en las secciones de Internacional (hay vida, sí, más allá de Cataluña). Parece una serie de televisión, pero es el jaque al rey negro, un argumento en plan límite 24 horas. "El bloqueo republicano coloca al país al borde de la suspensión de pagos", advierten en un subtítulo en la portada de El País. O sea, aquí estamos a punto de dejarnos de hablar a la hora del desayuno por menos de 10.000 millones y se está cociendo un tsunami en el Atlántico que puede dejar la crisis del 2008 en un pequeño incidente financiero.
Cambiando de tercio, el alcalde Xavier Trias y su Equipo A de censores rijosos ofrecen una nueva entrega de sus aventuras en todos los periódicos. Han prohibido (recomendado es el eufemismo) que el CCCB no utilice la imagen de un torero en los carteles de una exposición fotográfica. El retratado en cuestión es Juan José Padilla, que luce un parche a consecuencia de una cornada. Es el tipo que sale en El Mundo calandose una montera. Un escándalo no apto para mitómanos de otro número, el sagrado: el 1714, agotado ya, por cierto, en lo de la lotería. El negativo es de Daniel Ochoa.
En Abc y en todos los demás, no sólo hablan de cifras, que también. En el diario monárquico dedican la portada a una extraña alianza que estaría cociendo Rubalcaba -"gran coalición", titulan- contra el PP. Pero lo interesante, y ahí le siguen otros diarios, es la orden de embargo sobre las cuentas de Millet, el del Palau, en Suiza, un asunto del que fueron los primeros en informar. En El Periódico también lo cuentan, así como el pasaporte a Brasil de la selección de balompié, la española. En El País, se ahorran el número en tipografía de sorteo navideño y titulan "Mas eleva la tensión con la lista de supuestos agravios a Cataluña". Buen titular, ya te evitas el editorial; por lo de los presuntos.
Más artículos destacados. Jiménez Losantos centra su atención en las andanzas del PSC y afirma: "Por lo visto, ERC, CUP, ICV o CiU son más afines que Ciudadanos a lo que históricamente ha sido el PSC. A Pere Navarro lo único que le crispa es Aznar. Y lo entiendo. Aznar puede crispar; Navarro, no. Para crispar hace falta existir". En Abc, Antonio Burgos titula su artículo "522 infartos". Más números, pero de otra índole. Como ya hiciera José García Domínguez, otro colaborador del diario, se pregunta Burgos qué fue lo que pasó con los beatos del domingo, en plan Cuéntame. "Han citado los 'años 30' como si a los obispos, curas y monjas mártires de su fe los hubiera matado Al Capone en Chicago", afirma.
Atención especial a la portada de La Razón. Jesús María Zuloaga explica que "un antiindependentista tiene la patente de la estelada". Y se añade que "los Pujol me han hecho una oferta de seis ceros por la marca", declaraciones del propietario. ¿Lo ven? El vil metal. También cuentan, como todo el mundo, que la autora Clara Sánchez ganó el Premio Planeta. La Vanguardia también, en un destacado en portada y todo. Ahora, eso sí, la foto para "la roja", como El Periódico. Detalle significativo, más cuando el equipo de Del Bosque no ocupa la fotografía de ninguno (y ninguno quiere decir cero) de los periódicos de Madrid. En La Razón, como es lógico, dan una foto de los Planeta. Con la ganadora, José Manuel Lara y el presidente autonómico, Mas. Eso, en la edición de Cataluña. En la de Madrid, sale un fotón de una estelada con Mas al fondo para ilustrar el asunto del "antiindependentista" y dejan para páginas interiores el encuentro Lara/Mas. Esto de cambiar las portadas según provincias es muy frecuente, en todos los diarios; como lo de cambiar portadas sobre la marcha.
Sobre el periodismo habla Francesc de Carreras en La Vanguardia. Recuerda a Jaime Arias: "¿Es el último periodista liberal? Ciertamente, no. A pesar de que el periodismo de trinchera es desgraciadamente cada vez más intenso, aún quedan reductos, sobre todo en la prensa escrita, en los que sobre un fondo de cultura se reflexiona libremente con escéptica ironía, en lo que aquello que se opina es siempre algo impredecible". Sea.