Vida
Duran descompone la estrategia de Mas en una 'camarga' con testigos
La cita entre Navarro y el líder de Unió es el tema local por antonomasia. Mientras, el alcalde Trias compite en austriacismo con Junqueras y prepara una calle para la mujer del archiduque Carlos.
3 octubre, 2013 09:20Duran i Lleida es lo más parecido a un político italiano que hay en España. Al margen de las presuntas bondades y supuestas perversiones de su discurso, dispone de una habilidad táctica y una capacidad estratégica que están muy por encima de la media nacional. No es una cuestión de corbatas, sino de afinar el cálculo sobre los riesgos y beneficios de las circunstancias. Nunca será ministro ni mucho menos presidente de la Generalidad, pero son pocas las operaciones de verdadero calado que prosperan sin las bendiciones del líder de Unió. Por no hablar de su incombustibilidad, pues desde los tiempos de Favila se presume que ya se dedicaba a lo de los conciliábulos y contubernios. Dicho lo cual, son legión los columnistas dedicados a los juegos florales sobre Duran. Por ejemplo, Joan Tapia, desde El Periódico,vuelve a ponderar la barra libre en Europa del genovés de Alcampell y sus regulares encuentros con Durao Barroso, el que no quiso recibir a Mas, insiste.
En La Vanguardia y en El Periódico otorgan una atención preferente a la nada discreta comida en el reservado de un restaurante de la capital catalana que celebraron ayer Pere Navarro y Duran, asistidos por Joan Rigol y Miquel Iceta. Noticia de alcance y operación de alto riesgo. ¡Una comida política en la Barcelona del método tres! Duran es un osado. El diario de Godó es el que más detalles aporta y el que más espacio le dedica en portada: "Duran y Navarro acuerdan ampliar la tercera vía". Se trataría ahora de incorporar a Iniciativa. En Cataluña, como se sabe, sumar adhesiones (inquebrantables) importa mucho más que la coherencia, pertinencia y propia naturaleza de la pancarta. Si una mayoría de partidos (siempre que no figuren PP y Ciudadanos), el RACC y el Círculo Ecuestre se unieran para proponer que los coches circulen como en el Reino Unido, éste, o cualquier otro delirio, pasaría a ser incuestionadamente una causa no sólo justa y razonable, sino anclada históricamente en la primera capa arqueológica de algún mercado de hortalizas.
La sección "La mirilla" de La Vanguardia es como sus entrevistas de la contra, una fuente casi inagotable de historias del tipo "increíble pero cierto", como el "mundo insólito" del Diez Minutos. Hoy apuntan hacia la última "idea" del alcalde Trias, que es la de ponerle una calle a la mujer del archiduque Carlos, la Reina Isabel Cristina de Brunsvic-Wolfenbüttel. "La dirección más larga" de Barcelona, dicen en esa información. La deriva austracista del alcalde Trias está empezando a dejar en ridículo a los alcaldes más montaraces de toda Euskal Herria, unos tibios al lado del hombre que vetó a los Reyes Católicos.
El Mundo se centra en la resolución del Constitucional sobre el catalán y los funcionarios en Baleares por la que este idioma pasará de requisito a mérito. Argumento similar en El País, que destaca que cada Autonomía podrá decidir al respecto. En el Ara oyen Constitucional y decretan zafarrancho: "El TC debilita más el catalán", titulan. Después de semejante ejercicio de precisión, rigor y objetividad, reconforta cualquier cosa, desde un café con sal hasta El Punt Avui. Este es un diario en el que a veces se pueden leer noticias de gran interés, como hoy, día en el que destacan que 2,1 millones de catalanes son atendidos por entidades sociales. Más allá de que el dato se enmarque en la cansina tesis de que esto sin España no pasaría, el grosor de la emergencia social contrasta poderosamente con la agenda de Mas. En cierto modo, es tan eficaz contra el soberanismo como unas declaraciones de Francesc Granell (Somalilandia) o un contacto político de Duran. Aunque nada de esto se desprende de los artículos y proclamas del diario, que Joana Ortega se vaya a explorar en Suiza y Québec los procedimientos electrónicos para votar tampoco ayuda a la causa (a la de El Punt Avui). No tanto por las capacidades de la vicepresidenta como por el tipo de consulta del que se informa por entregas. Y sobre eso, El Punt Avui tiene información privilegiada, fetén.
En Abc, Fernando García de Cortázar escribe una Tercera, la página noble, en la que establece el matiz de que no ha sido la sociedad civil sino los sectores más alentados por discursos clientelares quienes han provocado y sostienen la oleada soberanista. Insisten en Abc, en el plano informativo, en las vinculaciones de Otegi con la política catalana. En el caso de la cita Duran-Navarro aportan un artículo de uno de los testigos oculares, Miquel Iceta, que parece un argumentario previo a la "cumbre" entre PSC y Unió.
En La Razón aseguran que los príncipes empiezan a suscitar cierto entusiasmo popular, al contrario de lo que ocurría meses atrás. Afirman en concreto que fueron recibidos al grito de: ¡Viva la Monarquía!, en los actos del Día de la Policía en Alcalá de Henares. "Cosas veredes amigo Sancho que farán fablar las piedras".
De vuelta a El País, Patxo Unzueta reflexiona sobre las trampas y los eufemismos de Mas y Junqueras. El tuneado, pero con otras palabras, claro, del derecho a la autodeterminación en derecho a decidir sostiene el artículo de un analista referencial. Un catedrático, Antoni Zabalza, de la Universidad de Valencia, acumula argumentos contra la hoja de ruta soberanista en el mismo periódico.
Como es obvio, los diarios no sólo hablan de Cataluña. El ocaso de Berlusconi muestra las limitaciones del periodismo en materia de internacional. Hay buenos artículos sobre ello en La Vanguardia, con Juliana al frente. Sobre esto, es muy recomendable el libro Vosotros no sabéis (que no va de Montalbano, ni de política exactamente) de Andrea Camilleri, en la editorial Salamandra, hasta que no lo expliquen Morán y Sagarra en sus imprescindibles artículos del sábado y el domingo, respectivamente. Tampoco habrá que perderse la interpretación de Arturo San Agustín en El Mundo.
En necrológicas, el fallecimiento de Juan José Linz, un sociólogo para entender España. "Sobre vascos y catalanes, le importó sobre todo la existencia de identidades múltiples y compartidas, constatadas por estudios empíricos", escribe Álvarez Junco en El País.