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El invierno no se vive igual en todos los rincones de Cataluña. Mientras en buena parte del territorio las mínimas se mantienen en valores moderados, hay un lugar donde el frío se instala con una regularidad poco común. Cada año, cuando llegan las noches despejadas y el aire queda inmóvil, el termómetro cae más que en ningún otro núcleo habitado del país.

No se trata de una cima aislada ni de una estación meteorológica sin vecinos. Es un pueblo con habitantes censados, calles, servicios básicos y vida cotidiana durante todo el año. Su singularidad no está en un récord puntual, sino en la repetición constante de noches extremadamente frías, una pauta que tiene lugar invierno tras invierno.

Girona

Ese pueblo es Das. Se encuentra en la comarca de la Cerdanya, en el Pirineo de Girona, a unos 1.200 metros de altitud. Su localización en el fondo del valle lo convierte en una auténtica trampa de aire frío durante las noches invernales. Mientras en cotas más elevadas las temperaturas pueden ser más suaves por efecto del sol o el viento, en Das el frío permanece.

Das

El municipio cuenta con algo más de 200 habitantes y mantiene una vida tranquila y estable. No es un destino turístico masivo ni vive directamente del esquí, pese a la cercanía de estaciones como La Molina o Masella. Aquí el invierno no es una excepción estacional, sino parte de la rutina diaria.

Frío persistente

Los datos oficiales del Servei Meteorològic de Catalunya (Meteocat) confirman que este municipio lidera de forma recurrente las temperaturas mínimas más bajas registradas en la comunidad en núcleos habitados. La explicación está en su emplazamiento: una depresión cerrada donde el aire frío se acumula durante la noche y queda atrapado durante horas, generando intensas inversiones térmicas.

En condiciones habituales de invierno, no es extraño que se alcancen valores por debajo de los –10 °C. En episodios más severos, las mínimas pueden aproximarse o incluso superar los –15 °C, siempre según registros homologados. No posee el récord histórico absoluto de España —que corresponde a otras localidades según AEMET—, pero sí destaca por la regularidad con la que encabeza los rankings catalanes.

Vida tranquila

Das conserva la fisonomía clásica de la Cerdanya: casas de piedra, tejados inclinados y un trazado urbano compacto. Destaca la iglesia de Sant Llorenç, de origen románico, y un entorno natural abierto, dominado por prados y amplias vistas del valle. No hay grandes monumentos ni reclamos artificiales. El atractivo es otro: el paisaje, el silencio y el clima.

Iglesia de Das TURISME CERDANYA

La economía local se apoya en la ganadería, la agricultura de montaña y un turismo discreto, vinculado a escapadas tranquilas. En invierno, el pueblo atrae a curiosos, fotógrafos y aficionados a la meteorología que buscan experimentar el frío más persistente de Cataluña sin salir de un núcleo habitado.

Dato y contexto

Meteocat utiliza las estaciones de la Cerdanya como referencia habitual para explicar los fenómenos de inversión térmica en Cataluña. Das aparece de forma recurrente en informes oficiales, resúmenes climáticos y episodios de frío, siempre asociado a las mínimas más bajas del territorio catalán. No es una anomalía puntual, sino un patrón respaldado por series de datos prolongadas.

Ese liderazgo térmico no implica aislamiento ni abandono. Das demuestra que aún existen lugares donde el clima marca el ritmo de vida y define el carácter del territorio. Un pueblo pequeño, resistente y discreto que, cada invierno, vuelve a recordar dónde se vive el frío real en Cataluña.

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