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El Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat es uno de los principales puntos de entrada y salida del país y una infraestructura clave para la movilidad internacional. Millones de pasajeros transitan cada año por sus terminales, lo que lo convierte en un espacio de gran intensidad operativa y en un nodo esencial para el turismo, los negocios y la conexión con otros continentes. Su actividad constante obliga a revisar de forma periódica los protocolos para garantizar un funcionamiento fluido y seguro.

En un entorno con tanta afluencia y diversidad de perfiles, cualquier modificación en las normas de acceso tiene un impacto directo en la experiencia de los usuarios. Por este motivo, la gestión del aeropuerto ha decidido introducir un cambio relevante en su normativa de entrada al recinto, una medida que busca reforzar el control y adaptar las instalaciones a las nuevas exigencias de seguridad. Estas modificaciones afectan tanto a quienes viajan como a quienes acompañan a pasajeros.

Nueva normativa

En los últimos días, el Aeropuerto de Barcelona ha activado un sistema de acceso más restrictivo: únicamente podrán entrar en las terminales quienes dispongan de una tarjeta de embarque válida. Según Aena, la medida busca impedir la entrada de personas que no viajan y que, en algunos casos, protagonizan situaciones de riesgo o interferencia en el funcionamiento del recinto, como personas sin hogar, carteristas o individuos que ofrecen servicios no autorizados como el embalaje de maletas.

Una patrulla de los Mossos d'Esquadra en el Aeropuerto Barcelona-El Prat Metrópoli

Para aplicar este control, se han habilitado puntos de verificación en distintos accesos estratégicos. Los dispositivos se encuentran en las salidas del metro y del tren que conectan con el aeropuerto, así como en los accesos principales de la T1 y la T2. Tal como recoge Betevé, estos controles pueden funcionar de manera “aleatoria o estable”, en función de las necesidades operativas de cada momento.

Se acabaron los acompañantes

A partir de ahora, quienes deseen acompañar a un viajero hasta la zona de embarque no podrán acceder sin más, ya que la entrada queda limitada exclusivamente a las personas que disponen de tarjeta de embarque. Esto implica que el acompañamiento dentro de las terminales se restringe de forma considerable y solo podrán pasar los usuarios que realmente vayan a volar.

Aeropuerto el Prat GALA ESPÍN Barcelona

La medida también afecta a los profesionales que operan en torno al recinto. En el caso de los taxistas que recogen pasajeros, deberán acreditar el servicio mostrando un cartel con los datos del cliente y la información de su vuelo. Con ello, el aeropuerto pretende reforzar el control de accesos y evitar la presencia de personas no autorizadas en las zonas operativas.

Seguir el ejemplo

Diversos aeropuertos europeos y también algunos españoles han optado en los últimos años por adoptar restricciones similares. Estas medidas se han puesto en marcha para responder a situaciones que comprometían la operativa diaria, desde la saturación de pasajeros en horas punta hasta dificultades para garantizar la seguridad en zonas de tránsito.

En varios de estos casos, las autoridades aeroportuarias justificaron los cambios por la presencia recurrente de personas sin hogar o por actividades no autorizadas dentro de las terminales. La experiencia previa en otros países demuestra que limitar el acceso a quienes realmente viajan contribuye a reducir incidencias y a mantener un entorno más controlado. De esta manera, se ofrecerá una operativa más segura y previsible para todos los usuarios.

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