La milenaria masía catalana incrustada en una roca, el Puig de la Balma

La milenaria masía catalana incrustada en una roca, el Puig de la Balma BAGES TURISME

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La milenaria masía catalana incrustada en una roca: un desconocido tesoro medieval a media hora de Manresa

Este ejemplo de la arquitectura rupestre tiene habitaciones, establos y bodegas talladas parcialmente en la montaña

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A simple vista, parece una grieta en la roca. Pero cuando uno se acerca, descubre puertas, balcones y ventanas asomando entre las paredes rojizas de la montaña

Allí, suspendida entre piedra y silencio, está el Puig de la Balma. Se trata de una masía catalana excavada directamente en una de las rocas donde se erige el que es, probablemente, el pueblo más bonito de Barcelona, Mura.

El pueblo está en pleno macizo de Sant Llorenç del Munt i l’Obac. Un oasis de una arquitectura medieval rodeado de naturaleza que incluso ha llamada la atención de directores como Agustí Villaronga.

Una de las peliculas más taquilleras del cine catalán, Pa Negre, se rodó aquí. Y es que la imagen de una enorme masía catalana incrustada en la montaña es absolutamente sobrecogedora y cinematográfica.

Un tesoro escondido

El Puig de la Balma está, literalmente, Incrustado en una pared de roca de más de 20 metros de altura. Una construcción que muchos califican como un ejemplo excepcional de arquitectura rupestre.

A diferencia de otras masías tradicionales construidas piedra sobre piedra, esta fue tallada parcialmente en la montaña, aprovechando las cavidades naturales para convertirlas en habitaciones, establos o bodegas.

Cómo es el Puig de la Balma

El resultado es un conjunto único: una casa que parece surgir de la roca viva, perfectamente integrada en el entorno, y que se conserva en un asombroso estado de autenticidad.

La estructura actual muestra ampliaciones y adaptaciones posteriores, pero su origen se remonta, según los estudios, al siglo XII.

Vistas del Puig de la Balma

Vistas del Puig de la Balma El Puig de la Balma

La esencia de la masía catalana

Singular por su integración en la roca, el Puig de la Balma conserva la estructura típica de la masía catalana: un edificio autosuficiente, con espacios para vivienda, trabajo y almacenamiento.

Todo el conjunto fue diseñado con una lógica práctica: aprovechar el relieve natural como protección térmica y defensiva. La montaña actúa como muro natural frente al frío y el viento, mientras la orientación sur permite que la luz entre suavemente durante el día.

Entre la roca y la historia

Convertida ahora el museo, esta edificación permite comprender cómo era la vida rural de antaño. El visitante puede recorrer habitaciones excavadas en la roca, un lagar donde se prensaba vino, una almazara, un almacén de grano, e incluso antiguos corrales y cavas donde se guardaban alimentos. 

En el nivel superior se encuentra la zona residencial, con cocina, dormitorios y una capilla doméstica. Las estancias mantienen el mobiliario original: mesas macizas, herramientas agrícolas y objetos cotidianos que evocan una vida sencilla, marcada por el esfuerzo y el aislamiento.

Conocer el Puig de la Balma puede servir también para conocer uno de los pueblos más hermosos de Barcelona. Este municipio, de apenas 47,79 kilómetros cuadrados, ha sabido preservar el encanto de su pasado.

Perderse por las calles de Mura es algo excepcional. Sus callejuelas empedradas, con casas de piedra y rincones encantadores, mantienen vivo el espíritu medieval que caracteriza a la localidad. 

Qué más ver en Mura

Este casco antiguo ha resistido el paso de los siglos. Pasear sin rumbo por sus calles es una de las mejores maneras de descubrir la magia de Mura.

Entre sus callejones aparece majestuosa la iglesia de Sant Martí, ubicada en la parte baja del pueblo. Con una estructura que se ha ido ampliando a lo largo de los siglos.

Calle de Mura

Calle de Mura

El templo comenzó con una nave en el siglo XI, a la que se le añadió una principal en el siglo XII y, posteriormente, una tercera en el año 1697. Además, su campanario, construido en el siglo XVII, se ha convertido en uno de los elementos más emblemáticos de la localidad.

Cómo llegar 

El Puig de la Balma se encuentra a unos 35 minutos en coche desde Manresa. Se va por la carretera BV-1221 que lleva hasta Mura. Tras pasar el casco urbano de Mura, hay un desvío señalizado indica el acceso al Puig de la Balma. No hace falta entrar en coche, se puede dejar en los aparcamientos de la entrada.

Si se va desde Barcelona, el viaje dura una hora y media. Se puede ir por la C-58 hasta Terrassa o por la C-16 hasta Manresa, y desde allí seguir por la BV-1221 hasta Mura.