Publicada

Las fábricas textiles fueron el motor de la revolución industrial de Cataluña. Su importancia era tal que familias enteras se desplazaban dónde estuvieran de ellas para vivir cerca de su lugar de trabajo. 

Así, a orillas de los ríos crecieron estas industrias y, anexas a ellas, colonias enteras de trabajadores convertidas en auténticos pueblos. Allí se erigían casas, iglesias, escuelas y hasta comercios propios. 

Algunos de esos rincones todavía se mantienen en pie. Unos se transformaron en centros de creación, como el Convent de Berga; otras, corrieron menos suerte y se han convertido en fábricas e incluso pueblos abandonados.

Uno de los más singulares de Cataluña es la colonia textil de La Farga de Bebié. Conserva un complejo que parece detenido en el tiempo, de cuando alojaba una antigua colonia algodonera. Hoy solo reina el silencio y el olvido. Ni rastro de nostalgia. Sólo salas vacías.

Los Suizos

Aunque ahora luce como un auténtico pueblo fantasma, sus dimensiones dejan ver cómo estaba cargado de vida. Allí se alojaron miles de familias que dependían del algodón. 

Los más curiosos es que muchos no conocen del todo el nombre real de la fábrica, saben su mote. La Farga de Beibé todavía es conocida como Los Suizos. Y es que sus fundadores fueron los empresarios Gustav Bebié y Jules Hettich

Un éxito instantáneo

Todo empezó en 1899 y, desde sus inicios, la fábrica no paró de crecer. La colonia se hizo tan grande que durante décadas funcionó como un verdadero pueblo independiente.

Tenía decenas de viviendas, iglesia, escuela, comercios y hasta estación de tren. Hoy, aunque abandonadas y vacías, siguen en pie.

Vistas de La Farga de Bebié WIKIPEDIA

De Suiza a Cataluña

Los libros de historia aún recuerdan como la llegada de Bebié y Hettich revolucionó el valle del Ter. Se especializó en el tratamiento del algodón, desde el hilado hasta la producción de tejidos. 

La calidad de sus productos es lo que la hizo famosa y exitosa. Abastecía el mercado local y destinaba parte del producto a la exportación. Los Suizos fue una colonia de vanguardia.

Dónde está

El emplazamiento, en el término municipal de Les Llosses, reunía las condiciones perfectas para ello: agua abundante, proximidad al ferrocarril y suficiente espacio para levantar no solo la industria, sino también las instalaciones que albergarían a los trabajadores.

Desde su inicio, la colonia fue concebida como un conjunto autosuficiente. Alrededor de la fábrica principal se construyeron hileras de casas para obreros, almacenes, talleres auxiliares y servicios comunitarios. 

Más que una planta de algodón

Con el paso del tiempo, el recinto se consolidó como un núcleo urbano en toda regla. Más allá de la iglesia, la escuela y las tiendas, contaba con instalaciones deportivas, fonda y hasta un cine. Sin olvidar la división de clases.

Mientras que los obreros vivían en bloques de viviendas sencillas, los ingenieros y directivos disponían de casas más amplias y cómodas. Y presidiendo todo el complejo se encontraba “la Torre”, la residencia de los propietarios suizos, símbolo del poder económico y social de los dueños de la colonia.

Mas que una colonia era un pueblo. Tenía incluso su propia estación de tren en la línea Barcelona-Puigcerdà, que facilitaba la llegada de mercancías y el traslado de personas. 

Y llegó la decadencia. La Farga de Bebié comenzó a perder protagonismo en la segunda mitad del siglo XX. 

La decadencia del lugar

La mecanización, los cambios en el mercado internacional del algodón y la crisis del sector textil provocaron un declive progresivo. Muchas familias abandonaron la colonia, las viviendas se fueron vaciando y algunos de los equipamientos quedaron en desuso.

La fábrica continuó en activo hasta 2008, aunque el carácter comunitario de la colonia desapareció mucho antes. El espacio se fue degradando y, tras el cierre definitivo, luce como pueblo fantasma.

Edificio de La Farga de Bebié WIKICOMMONS

A pesar de estar catalogada como parte del patrimonio industrial de Cataluña, La Farga de Bebié no es más que un edificio en ruinas. Cuesta percibir el pueblo que llegó a ser. 

Sus calles silenciosas, sus casas cerradas y sus edificios industriales son reliquias de otro tiempo. Fantasmas de una vida. Todavía se reconocen las antiguas viviendas obreras, la iglesia, la escuela y los restos de la gran fábrica. Completamente vacías.

Cómo llegar

Quien desee contemplarlas, debe ir en coche. Desde Girona hay menos de una hora y cuarto. Se toma la C-25 hasta enlazar con la C-17 hacia Ripoll y, desde allí, se siguen hasta Les Llosses, donde aparecen las indicaciones hacia a La Farga de Bebié.

Desde Barcelona, el recorrido es algo más largo, con un viaje que ronda la hora y 40 minutos. La ruta es similar: se trata de ir por la C-17y continuar por la misma carretera hasta llegar al desvío de Les Llosses. La colonia se encuentra señalizada y el acceso se realiza también siguiendo la carretera paralela al río.

Noticias relacionadas