El antiguo palacio catalán, con nueve siglos de historia, convertido en iglesia románica

El antiguo palacio catalán, con nueve siglos de historia, convertido en iglesia románica TURISME BERGUEDÀ

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El antiguo palacio catalán, con nueve siglos de historia, convertido en iglesia románica

Un gran cementerio rural rodea el templo, escondido en las montañas del Pirineo

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El arte románico ha dado lugar a obras de arte tan diversas como murales, castillos e iglesias. Una de estas últimas, además, fue un palacio que encontró una nueva vida como templo católico en una zona aislada de Berga.

El palacio convertido en templo se encuentra un paraje boscoso de Borredà. A su alrededor no hay casas ni plazas, sino un gran cementerio rural que ayuda a explicar la importancia del lugar.

Sus tumbas y las piedras con las que está construido el templo hablan de nuevo siglos de cambios y de historia. Un patrimonio arquitectónico declarado Bien Cultural de Interés Nacional, que constituye uno de los ejemplos más singulares del románico catalán.

Los orígenes de Sant Sadurní de Rotgers se remontan a finales del siglo IX, concretamente, la primera referencia escrita aparece en el año 888. Es por esos años que se hace mención a un edificio situado en el mismo lugar de la iglesia llamado Palatio Rodegarii.

De palacio a iglesia

El edificio dependía de Santa Maria de Borredà y, por extensión, del poderoso monasterio de Ripoll. Esto hace pensar que más que un palacio noble pudiera ser un pequeño palacio episcopal. Al menos, de denominación.

El edificio actual, en cualquier caso, comenzó a levantarse en los siglos XI y XII, en plena expansión del románico en Cataluña. Su consagración se produjo en 1167, momento en el que el templo adquirió la forma de iglesia que hoy se conserva.

Lejos de la denominación palaciega, durante la Edad Media, esta iglesia fue centro espiritual de una pequeña comunidad campesina. Con el paso del tiempo perdió peso parroquial y quedó relegada a un uso esporádico hasta principios del siglo XX.

Cómo es la iglesia

La construcción de Sant Sadurní de Rotgers presenta todos los rasgos característicos del románico lombardo en Cataluña: una nave única, cubierta con bóveda de cañón, rematada en el este por un ábside semicircular decorado con arquerías lombardas.

El ábside, orientado a levante, luce un friso de arcos ciegos y fajas lombardas, además de un curioso motivo interior en opus spicatum. La nave, sobria y robusta, está cubierta por una bóveda de cañón ligeramente apuntada.

En el lado sur se abre la puerta original de acceso, de arco de medio punto, que conserva su estructura medieval. Sobre el conjunto se levanta el campanario de dos pisos: en el primero, con ventanas sencillas, y en el segundo, con ventanales geminados que dejan entrar la luz.

El interior es austero, pero en su día estuvo decorado con un frontal de altar románico dedicado a San Sadurní. Hoy, esta obra de gran valor se conserva en el Museo Episcopal de Vic, donde forma parte de una de las colecciones más importantes de arte medieval catalán.

Cambios y reconstrucciones

A lo largo de su historia, el templo sufrió diversas modificaciones. Entre los siglos XVI y XVII se renovó la cubierta y se añadieron elementos de madera en el coro. El enyesado del ábside y la construcción de dependencias anexas modificaron parcialmente su aspecto original. Con el paso del tiempo, estas construcciones fueron derribadas y la iglesia recuperó su forma primitiva.

En el siglo XX, las campañas de restauración impulsadas por instituciones locales y el obispado garantizaron la conservación del templo. Hoy luce como uno de los ejemplos mejor preservados de iglesia románica rural en el Berguedà.

El cementerio 

Pero lo que convierte a este templo en un espacio único es el cementerio rural que lo circunda. El perímetro aún puede reconocerse gracias a un muro de piedra seca que rodea la iglesia. 

Allí reposaban los habitantes de las casas y masías cercanas, en un espacio funerario que se utilizó hasta bien entrado el siglo XX. Entre las tumbas más antiguas se encuentran fosas sencillas y sepulturas antropomorfas, mientras que en el interior del templo destaca una losa sepulcral tardía.

Cuando visitar el templo

A pesar de que apenas hay servicios, se puede acceder a ella de forma sencilla desde el centro de Borredà. Un sendero señalizado que recorre bosques y antiguos caminos rurales conduce hasta ella. 

El templo abre poco sus puertas al público, pero de forma regular. El primer domingo de cada mes, de abril a diciembre, entre las 10:00 y las 13:00 horas se puede acceder al interior y durante el mes de agosto, también se puede visitar los jueves por la mañana.

Cómo llegar 

A pesar de estar en la provincia de Barcelona, llegar hasta la iglesia lleva dos horas en coche desde la capital catalana. La ruta más directa es la que va por la C-16 que lleva hasta Berga y, al superar la ciudad, uno se dsvía por la C-26 en dirección Borredà por la C-26.

Desde Girona, se llega 15 minutos antes. Se toma el Eix Transversa (C-25) hasta Vic, y allí se enlaza con la C-17 hasta Ripoll, donde se continúa por la C-26 hasta Borredà. Desde allí se accede a pie al templo siguiendo el sendero indicado.