El rincón más curioso de Cataluña, el pueblo donde no existen los jueves, Riudecanyes WIKIPEDIA
El rincón más curioso de Cataluña: el pueblo donde no existen los jueves
Una festividad cristiana es la responsable de esta extraña situación
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No es el país de las maravillas al que cayó Alicia persiguiendo al conejo de la fábula de Lewis Carroll, es Cataluña. En un rincón de la comunidad autónoma hay un pueblo muy curioso donde parece que los jueves no existen.
Su semana tiene siete días igual y se pronuncien en catalán y en castellano, sus nombres son los mismos. En cambio, en sus calles, el jueves ha desaparecido.
Desde hace siglos, el nomenclátor de Riudecanyes, un municipio del interior de Tarragona, está poblado de los días de la semana. En catalán. Dilluns, dimarts, dimecres, dijous… No, el jueves no está, siguen con el divendres, dissabte y diumenge. ¿Por qué?
El origen de esta peculiaridad se remonta al siglo XIV y a la religión católica. En 1316, el papa Juan XXII estableció la festividad del Corpus Christi y la celebración de su octava.
De dónde viene
En Riudecanyes, la festividad se implantó en el siglo XV y se convirtió en uno de los acontecimientos más esperados del año. Cada barrio se encargaba de organizar su propia fiesta en un día distinto de la semana.
Así, las zonas fueron conocidas con los nombres de lunes, martes, miércoles y así sucesivamente. Las calles se engalanaban con alfombras florales, ramas y decoraciones realizadas por los propios vecinos.
Cómo era la tradición
En función de dónde se viviera y el día de la semana que fuera, cada zona adornaba su calle. Los preparativos implicaban a toda la comunidad y reforzaban los vínculos sociales.
El jueves, sin embargo, tenía un carácter especial. Era el día en que todos los barrios iban a una y se unían para una celebración conjunta.
Vistas de Riudecanyes AYUNTAMIENTO DE RIUDECANYES
Ese día se organizaba la procesión general, encabezada por los niños que habían recibido la primera comunión. Por la mañana se celebraban los actos litúrgicos, mientras que por la tarde se sacrificaba un cordero y se compartía en una gran comida vecinal. La jornada concluía con un baile acompañado por un organillo o manubrio.
Precisamente por ser el día común a toda la villa, el jueves quedó excluido de la nomenclatura de las calles. Un hecho curioso que lo ha hecho famoso por ser el rincón donde se puede pasear por los días de la semana, menos el jueves. Aquí no existe.
Otras curiosidades de sus calles
Esa no es la única anécdota del callejero, su distribución añade aún más singularidad al conjunto. No se trata de tramos rectos y bien ordenados, sino de sectores con una disposición irregular que responde a la delimitación de los antiguos barrios.
De este modo, avanzar por el Carrer Diumenge no garantiza continuar en el mismo nombre tras girar una esquina: es posible que de repente se pase a un tramo llamado Carrer Dimarts o Carrer Dimecres. Una especie de laberinto urbanístico y de días que desconcierta a los visitantes y que recuerda a los antiguos sistemas de organización comunal.
Qué más tiene Riudecanyes
Pero Riudecanyes es mucho más que un rincón sin jueves, conserva un patrimonio arquitectónico y cultural de gran interés. En la montaña de Escornalbou, muy cerca del municipio, se levanta el Castillo-Monasterio de Sant Miquel d’Escornalbou.
Fundado en el siglo XII como monasterio agustino, pasó más tarde a la orden franciscana. Tras un periodo de abandono, en el siglo XX fue restaurado parcialmente por Eduard Toda, diplomático y erudito que quiso devolverle parte de su esplendor.
Castillo y monasterio de Riudecanyes AYUNTAMIENTO DE RIUDECANYES
En el centro del municipio destaca la iglesia parroquial de Sant Mateu, construida entre 1582 y 1598 en estilo renacentista. La nave única está cubierta con bóveda de cañón y se acompaña de capillas laterales.
El campanario, de dos cuerpos, combina piedra y ladrillo y, aunque durante la Guerra Civil se perdieron los retablos y parte del mobiliario litúrgico, el templo sigue siendo uno de los referentes patrimoniales de la localidad.
Qué ver en el pueblo
Riudecanyes conserva además la ermita de Santa Bàrbara, situada en la cima de la montaña de Escornalbou. Se trata de un edificio modesto pero de gran importancia espiritual para la población.
Junto a la ermita se encuentra el Paseo dels Frares, un itinerario circular que rodea la cima y que conecta la dimensión religiosa con la contemplación del paisaje. Por allí está el Centro de Interpretación de los Frutos del Paisaje, instalado en la antigua cooperativa agrícola, donde se explica la relevancia de los cultivos de olivo, almendro y avellano en la economía local.
Cómo llegar
Todo este conjunto de historia y curiosidades se puede alcanzar en coche. Desde Tarragona es media hora de camino en coche. Se va por la carretera N-340 hasta Cambrils y se enlaza con la T-310, que lleva hacia Montbrió del Camp. Desde allí, se sigue por la carretera T-313 hasta Riudecanyes.
Parecido es el trayecto desde Barcelona. En este caso, el viaje dura hora y media y arranca por la autopista AP-7 hasta la salida de Montbrió del Camp. Se toma la desviación y se continúa por la T-313 hasta el pueblo.