Es el faro más antiguo de Cataluña y sigue en funcionamiento: se puede llegar en tren

Los faros siempre tienen un halo de misterio. Son referente de los marineros, protagonistas de películas de miedo, espacios con un encanto melancólico… Su atractivo está allí para quien lo quiera disfrutar.

Cataluña está repleta de estas construcciones. En sus más de 600 kilómetros de costa hay varios repartidos por el litoral. Los hay que tienen más encantos, otros están viejos y otros conforman un rincón turístico.

No es modernista y parece Hogwarts: así es el impresionante castillo construido por Gaudí

Entre los más conocidos está el faro del Delta del Ebro. en la mítica playa de la Punta del Fangar, o el elevado faro del Cap de Creus, en la Costa Brava. Ninguno de ellos supera, en cambio a uno que se encuentra en Barcelona.

No está en la capital, sino en la provincia, También está sobre un acantilado, como el gerundense y, a pesar de tener menos fama, es el faro en activo más viejo de toda Cataluña.

De cuándo es

Su nombre es sencillo, hace referencia al lugar que está ubicado, pero sus más de 150 años de historia lo han convertido en un emblema del Maresme.

El faro de Calella fue inaugurado en 1859 y desde entonces su actividad no ha cesado. No sólo eso, se mantiene casi intacta y cuenta con una de las mejores vistas sobre las playas del Maresme.

Torre contra piratas

El responsable de diseñar el faro en activo más antiguo de Cataluña fue Marià Parellada. Este ingeniero tomó el encargo de ubicarlo en el mismo lugar donde se erigía una torre medieval de vigilancia.

La construcción antigua tiene también una historia particular. Se construyó no tanto para evitar guerras o ataques de batallas navales, sino contra los ataques de piratas, muy frecuentes en la época.

Vista aérea del faro de Calella MARESME TURISME

El faro se empezó a construir el 9 de octubre de 1856. Tres años después, el 15 de diciembre de 1859, el faro de Calella fue inaugurado. Ya no protegía de la piratería, pero se convirtió en una guía para los navegantes nocturnos.

Cambios en el faro

Ha pasado más de un siglo y medio y el faro de Calella sigue en pie, pero con cambios. En su origen funcionaba con aceite a presión. Luego se usó el aceite de oliva, ka parafina y el petróleo.

Ya en el siglo XX, en 1927, el edificio fue electrificado. Recibió un nuevo aparato óptico y venía de cerca: de las Islas Medas.

Qué se puede ver

A día de hoy, el faro ilumina 35 millas náuticas desde tierra a mar adentro. Emite una secuencia característica de luz en intervalos de 30 segundos y, lo mejor de todo, conserva un encanto histórico.

La construcción está a 50 metros sobre el nivel del mar, desde una posición privilegiada. Desde allí se ven los primeros acantilados de la Costa Brava y, en días claros, puede verse la silueta de Montjuïc.

Vuelve el mercado medieval más esperado en este pueblo de Girona: solo este fin de semana

Ruta hacia el faro

Llegar hasta el faro, además, permite una escapada preciosa y de poca dificultad. En el ascenso una pasea entre pinos y otros miradores que ofrecen un adelanto de lo que se ve desde el faro.

Una vez se llega a destino, las vistas sobre el mar son espectaculares. Es especialmente bonito al atardecer, cuando la gama de colores que ofrece el Mediterráneo y el cielo parecen sacados de un cuadro de Turner. 

Cómo llegar

Lo mejor de todo es que no hace falta tener vehículo privado para acceder hasta allí. En menos de una hora, la línea R1 de Rodalies conecta Barcelona con Calella. Y desde la estación son 10 minutos andando.

Si aun así se prefiere tomar el coche, se puede llegar en media hora. Hay que salir de la capital catalana en busca de la autopista C-32 y tomar la salida 122 hacia Calella. 

Faro de Calella WIKIPEDIA

Desde allí, se sigue la señalización hacia el centro y después se toma la carretera N-II en dirección a Sant Pol de Mar. 

A la salida de la población aparecen indicaciones específicas que desvían hacia el faro, con un acceso asfaltado que lleva hasta el aparcamiento situado junto al recinto.