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Ir de ruta nos gusta porque nos conecta con algo esencial: la sensación de libertad y de descubrimiento. Al caminar, el cuerpo se activa y la mente se relaja, encontramos un ritmo que nos permite desconectar de las prisas y preocupaciones del día a día. Cada sendero es también un viaje interior: los paisajes, los sonidos y hasta el silencio nos ayudan a reencontrarnos con nosotros mismos, a valorar lo simple y a disfrutar del presente. Además, compartir una excursión con amigos o familia refuerza lazos, crea recuerdos y nos devuelve esa alegría casi infantil de explorar.

La naturaleza de Cataluña es un escenario perfecto para este tipo de experiencias. En un territorio, relativamente pequeño, se concentran paisajes muy variados: desde las altas cumbres de los Pirineos hasta los acantilados mediterráneos de la Costa Brava, pasando por bosques húmedos, volcanes dormidos en la Garrotxa o macizos rocosos como Montsant. Cada rincón tiene su carácter, su luz y su historia, lo que hace que cada itinerario sea distinto y sorprendente. Esa diversidad tan accesible, unida a la riqueza cultural y gastronómica de la región, convierte el senderismo en algo más que un deporte: en una forma de descubrir y vivir intensamente el territorio.

La pintoresca ruta de Cataluña

Comienza tu aventura en el pintoresco pueblo de La Morera de Montsant, donde un sendero se adentra en el Parque Natural tras dejar atrás el entorno de viñedos y agricultura mediterránea, típico de la zona. La subida inicial te llevará por un tramo empedrado, que gana altura de forma gradual hasta que te adentres en el impresionante macizo de la Serra Major.

A pocos kilómetros, alcanzarás el Piló dels Senyalets, un vértice geodésico que domina la sierra desde los 1.107 metros, marcando uno de los puntos altos del recorrido. Desde allí, el sendero continúa hacia el Pi del Cugat, un singular ejemplar de pi de montaña, que destaca como elemento vivo y emblemático dentro del bosque.

En el corazón de la sierra se halla el Clot del Cirer, literalmente la 'poza del cerezo', un oasis de verdor donde todavía mana agua casi todo el año. Allí verás un nogal que hoy ocupa el lugar del antiguo cerezo que dio nombre al paraje, y vestigios de antiguos abrevaderos usados por pastores con su ganado.

Morera de Montsant TURISME PRIORAT

Descenso del camino

Tras disfrutar del frescor y la calma del lugar, retomarás el camino hacia arriba hasta alcanzar una bifurcación que lleva a la cima de La Cogulla, una de las más reconocidas en el listado "100 Cims" de la FEEC. El ascenso no suele presentar dificultades técnicas, pero la recompensa es una panorámica amplia del Priorat. El descenso se hará por el Grau de la Grallera, un paso montañoso con tramos algo más técnicos. Allí, hay algunos con cadena de seguridad para ayudarte por si el terreno está húmedo o resbaladizo.

Esta bajada conducirá de nuevo hacia el valle, entre vegetación densa y vistas aéreas sobre el llamado 'Racó de Missa'. Finalmente, volverás al tranquilo entorno de La Morera de Montsant, en medio de los viñedos, completando la ruta.

Datos a saber

La distancia estimada está entre 11.5 km (11,46 km) y 12,6 km, dependiendo de la variante y el trazado exacto. El desnivel acumulado positivo ronda los 525 a 695 m, según algunas fuentes. La duración estimada total es de 4 a 6 horas, incluyendo pausas. La dificultad técnica se considera moderada, ya que hay senderos pedregosos con algunos pasos expuestos con cadenas o grimpadas (es un tramo en la montaña donde, además de caminar, necesitas usar las manos para progresar, porque el terreno es más empinado, rocoso o tiene bloques grandes).

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