Colera

Colera VISITA COSTA BRAVA

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Pocos lo saben: el desconocido pueblo medieval de seis letras con nombre de enfermedad y apenas 400 habitantes

El municipio que se encuentra en la Costa Brava y que ofrece playas y calas poco concurridas

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Colera es un pequeño municipio del Alt Empordà, en la provincia de Girona, situado en plena Costa Brava entre Llançà y Portbou, a pocos kilómetros de la frontera con Francia. Su territorio está marcado por la unión del Mediterráneo con las montañas de la sierra de l’Albera, lo que le da un paisaje abrupto y espectacular, donde el mar y la montaña parecen abrazarse. Se trata de un pueblo muy tranquilo, con poco más de 480 habitantes, que conserva un aire auténtico y familiar, alejado de las grandes aglomeraciones turísticas.

La historia de este pueblo es antigua. Ya en época romana existían asentamientos en la zona, aunque la primera mención del nombre aparece en el siglo IX. Su topónimo proviene del latín collis, que significa 'colina', y no tiene nada que ver con la enfermedad del cólera, pese a la confusión que a menudo genera. Durante siglos formó parte del término de Portbou, hasta que en 1936 se constituyó como municipio independiente.

Colera

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Calas y playas

El pueblo está estrechamente vinculado al mar. Su litoral, muy accidentado, ofrece calas y playas poco concurridas, perfectas para quienes buscan tranquilidad. La playa de Garbet, amplia y de guijarros, es una de las más conocidas y cuenta con servicios básicos. La playa d’en Goixa, más recogida, se encuentra junto al puerto deportivo y dispone de acceso adaptado. También, destacan rincones más escondidos como Cala Rovellada, los Morts, Borro o Atzuzenes, ideales para practicar snorkel, kayak o paddle surf.

Más allá de la costa, Colera es un buen punto de partida para actividades de turismo activo. Desde el pueblo salen rutas de senderismo y ciclismo que recorren los montes cercanos, con lugares tan emblemáticos como el mirador de Les Orelles de la Mula, a 688 metros de altitud, que regala unas vistas impresionantes de la bahía y los Pirineos. En otoño es tradición salir a buscar setas, mientras que en primavera la gente recolecta espárragos silvestres, costumbres que aún forman parte de la vida local.

Cala Rovellada

Cala Rovellada VISITA COSTA BRAVA

Patrimonio arquitectónico 

En el ámbito patrimonial, Colera conserva elementos de gran interés. La iglesia parroquial, situada en la parte alta del pueblo, es uno de los edificios más visibles. En las afueras se encuentra la ermita románica de Sant Miquel de Colera, del siglo XI, restaurada en los años ochenta. Se llega caminando por la zona del antiguo pueblo de Molinàs, hoy en ruinas junto a los restos de un castillo medieval. Otro símbolo del municipio es el gran platanero plantado en 1898, que preside la plaza Pi i Margall y, que con el tiempo, se ha convertido en emblema de la localidad. 

La vida cultural y festiva de Colera, también, merece una mención. Cada mes de junio se celebra la Feria de la miel nueva (Mel Novella), que coincide con San Juan y reúne a numerosos productores de la comarca. La fiesta mayor tiene lugar en septiembre, en honor a San Miguel, e incluye música, bailes y actividades para todos los públicos. Durante el verano, la plaza y la playa se llenan de actuaciones musicales y noches culturales que dinamizan la vida del pueblo sin perder su ambiente sereno.

Hoy en día, Colera empieza a llamar la atención de viajeros que buscan un lugar distinto en la Costa Brava. Sus playas tranquilas, su entorno natural bien conservado y su carácter auténtico lo convierten en un destino perfecto para quienes prefieren huir de la masificación turística. Bien comunicado por carretera y tren, es además un punto estratégico para descubrir tanto la Costa Brava norte como el cercano Pirineo.