El rincón más espectacular de Tarragona, con atunes gigantes y búnkeres de guerra

El rincón más espectacular de Tarragona, con atunes gigantes y búnkeres de guerra TURISME CATALUNYA

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Parece Andalucía, pero es Cataluña: el rincón más espectacular de Tarragona con "bellas y vírgenes playas y calas"

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Tiene apenas 7.000 habitantes, aunque en verano siempre aumentan. Son miles los turistas que cada año se acercan a este precioso pueblo de la costa catalana para disfrutar de la tranquilidad y su espíritu marinero.

El turismo no ha podido con su esencia, el puerto es de vital importancia y se sale a faenar siempre que el tiempo lo permite. El producto estrella: los atunes gigantes.

Sin llegar a pensar en ficciones como Megalodón, aquí los peces que se pescan son de un tamaño que puede sorprender a más de un urbanita. Aquí el precio mínimo para la pesca del atún es de 30 kilos, pero en este rincón del Mediterráneo eso casi es un arenque.

Puede parecer una exageración, pero, en general, se considera que los atunes rojos maduros en el Mediterráneo pueden pesar más de 100 kg, llegando a veces a los 400 kg. En l’Ametlla suelen ser de unos dos metros de largo y 250 kilos de peso. ¿Dónde es eso? En el sur de Cataluña

Dónde está

Allí donde la Costa Daurada parece perder su nombre para convertirse en las playas del Delta, se encuentra el pueblo de los atunes gigantes y del alma marinera del Ebro. Aquí está l’Ametlla de Mar, un pueblo que se diría andaluz por sus las fachadas blancas de sus casas, pors los barcos de pesca artesanal amarrados en el puerto y el aroma a salitre en sus calles.

Puede parecer un decorado, pero así es la vida en este pueblo. Y sí, es cierto que no faltan las heladerías, la tienda de venta de hinchables para la playa y los restaurantes del paseo marítimo. ¿Pero quién dijo que había que escoger?

Búnkeres de guerra

Aquí, por haber, hay hasta restos de la historia más reciente de España. Recuerdos hechos de cemento y acero, pero también de miedo e intranquilidad. Y es que, durante la Guerra Civil, la costa de l’Ametlla se convirtió en una línea de defensa estratégica ante posibles desembarcos enemigos y esto se puede ver y tocar todavía hoy.

En el municipio y en sus playas aún se pueden ver y visitar los búnkeres que sirvieron de defensa y refugio en ese pasado turbulento. Muchos están integrados en rutas patrimoniales que permiten recorrer los acantilados y, al mismo tiempo, descubrir estas estructuras semiocultas por la vegetación. El contraste entre la brutalidad de la guerra y la belleza del entorno es sobrecogedor. 

Vista aérea del Camping Ametlla

Vista aérea del Camping Ametlla Campings.com

Un castillo en ruinas

Otro elemento defensivo que puede observarse en l’Ametlla viene del medievo. El castillo de Sant Jordi d’Alfama tiene sus orígenes en el siglo XIII cuando los templarios controlaban la zona. Aunque gran parte del conjunto original ha desaparecido, la fortificación actual, reconstruida en el XVIII, sigue presidiendo la cala homónima. 

A pesar de su estado, este es uno de los lugares más fotogénicos de la zona, especialmente al atardecer, cuando la luz cálida tiñe de naranja las piedras y las aguas reflejan los últimos rayos del día. Además, desde allí parte un tramo del Camí de ronda.

Las playas

Y es que las bellas y vírgenes playas de la zona son la esencia de l’Ametlla. Más de treinta calas se extienden a lo largo de sus 20 kilómetros de litoral, muchas de ellas accesibles únicamente a pie o por senderos entre pinares. 

Cala Vidre, con sus aguas esmeralda, Cala Forn, rodeada de vegetación, o la recóndita Cala Sant Jordi, bajo la sombra del castillo, ofrecen una experiencia salvaje del Mediterráneo. Aquí no hay filas de sombrillas ni música a todo volumen: solo el rumor del mar y la sensación de haber descubierto algo que pocos conocen.

Ametlla de Mar

Ametlla de Mar

Tour con atunes

Pero si hay un símbolo que define l’Ametlla de Mar, ese es el atún rojo gigante. Este enorme animal que forma parte de la esencia cultural del lugar, pero también de su economía. La empresa local Balfegó ha convertido su pesca en un modelo de turismo responsable, no sin problemas. 

El Tuna Tour todavía permite a los visitantes embarcarse en catamaranes hasta las piscifactorías situadas mar adentro y, una vez allí, nadar entre decenas de estos colosos plateados. Aquí no hay lugar para el snorkel, los peces se ven a lo lejos y de cerca al ser capturados.

Cómo llegar

Para acercarse alí hay dos opciones. Por carretera, lo más fácil es por la AP-7 y tomar la salida 39 Desde Barcelona el trayecto dura unas dis horas

Otra opción es el tren. Renfe ofrece servicios de media distancia (Regional Exprés o R16) que conectan Barcelona con l’Ametlla entre dos horas y cuarto y dos y media.