Si hay una figura relevante en la arquitectura española esta es la de Antoni Gaudí. El arquitecto catalán, figura emblemática del modernismo, dejó una impronta inconfundible en edificios como la Sagrada Familia, la Casa Batlló o el Park Güell, espacios visitados cada año por millones de personas.
Aunque su obra se desarrolló casi íntegramente en Cataluña, la huella de Gaudí ha trascendido fronteras, y en diferentes puntos de España pueden encontrarse ecos de su estilo. Desde detalles ornamentales en fachadas de ciudades como Valencia o Murcia, hasta parques y construcciones que reinterpretan su fantasía arquitectónica.
Sin embargo, pocos lugares evocan con tanta fidelidad el espíritu del Park Güell como lo hace la Finca Tenreiro, un rincón inesperado del norte peninsular que ha resurgido como espacio público tras décadas de abandono.
Ubicada en Nous-Oleiros, en A Coruña, este edificio ha sorprendido al visitante y al público local desde su apertura al público. Con una atmósfera que parece sacada del corazón de Barcelona, pocos podían imaginar la magia que escondía este espacio.
Cómo es el parque
En este jardín de 32.000 metros cuadrados, hay caminos serpenteantes, muros ondulantes, bancos escondidos entre la maleza, estanques de formas libres y mosaicos coloridos que decoran superficies con una riqueza artesanal indiscutible.
Todo ello se funde con la vegetación autóctona y árboles centenarios, creando un paisaje en el que la naturaleza y la arquitectura conviven en armonía, como en las obras más emblemáticas de Gaudí.
El origen del parque
El paralelismo con el Park Güell no es casual. La Finca Tenreiro fue concebida con una sensibilidad artística particular, hoy interpretada como una expresión singular del modernismo gallego. Aunque su autoría no se vincula directamente con Gaudí, el diseño general del lugar, su uso de cerámica, su lenguaje curvilíneo y su concepto de integración con el entorno natural reflejan una profunda inspiración gaudiniana.
En sus orígenes, esta finca era una propiedad privada de la familia Tenreiro, una de las más reconocidas del municipio. Esperanza Tenreiro, junto a su marido Vicente, siempre tuvieron clara una cosa: tras su muerte, su hogar se debería convertir en un espacio para acoger a hijos de madres solteras en situación de vulnerabilidad.