
Vilella Baixa
Oficial: el pueblo ideal para hacer una escapada está en Tarragona, según National Geographic
Un pequeño municipio, de poco más de 200 habitantes, conocido como 'la Nueva York del Priorat'
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La historia de Tarragona aflora por cada rincón de la ciudad, pero también de la provincia. Su relevancia histórica pasa por ser la segunda ciudad más importante del Imperio Romano, algo que le ha valido su fama como enclave único en Europa.
Los pueblos que conforman esta ciudad conservan un patrimonio romano que comparte espacio con otro más medieval en forma de murallas y ruinas, pero también de iglesias góticas y románicas. Así lo explica el artículo de National Geographic, 'Los 11 pueblos de Tarragona recomendados para una escapada'.
El pueblo de Tarragona, recomendado por National Geographic
Uno de los once pueblos, que recomienda National Geographic, es Vilella Baixa. Lo expresa de la siguiente manera: Josep Maria Espinàs en su libro Viatge al Priorat, menciona a esta pequeña localidad tarraconense, que se ha ganado el apodo de "la Nueva York del Priorat".
Destaca lo curioso que son sus edificios de hasta siete plantas, que se abocan hacia el barranco de Scala Dei y que recuerdan a las casas colgantes de Cuenca.
En la revista, hacen referencia a sus porches con arcos apuntados, su puente de doble arco sobre el río de Montsant, su molino neoárabe y sus interesantes bodegas. Es el destino predilecto de senderistas y amantes de la BTT; quien pare aquí no podrá resistirse a probar sus cocas de azúcar con matalahúva y cilantro.
Un poco de Vilella Baixa
Vilella Baixa cuenta con una población de 207 habitantes, según datos del INE 2024. Formó parte de la baronía de Cabacés, aunque algunos de los derechos sobre la población pertenecieron al condado de Prades.
En 1848, el pueblo fue ocupado por las tropas carlistas. Al verse rodeados por las tropas liberales, los carlistas se rindieron, y terminaron uniéndose a las filas isabelinas, conservando su graduación militar. La iglesia parroquial está dedicada a san Juan Bautista, que fue construida en el siglo XVIII en estilo neoclásico. Tiene tres naves y el campanario adosado.
Un lugar típico del pueblo es la calle que no pasa (carrer que no passa) que perteneció al antiguo núcleo medieval. Se trata de una calle a la que se accede a través de una portalada y que termina en una plaza; de ahí el nombre de "no pasa", ya que no tiene salida. Se utilizó como lugar de defensa durante las guerras carlistas, ya que permitía cerrar la puerta en caso de peligro.

Puente sobre el río Montsant
Sobre las aguas del río Montsant puede verse, también, un antiguo puente de estilo románico. En origen, tenía dos arcos y en 1886 se le añadió un tercero, respetando el estilo arquitectónico original. Este pueblo celebra su fiesta mayor durante la segunda Pascua.
La base económica del municipio es la agricultura de secano, aunque en todo el término municipal hay regadío de soporte procedente del pantano de Margalef. Además, el principal cultivo es la viña seguida por los olivos.