Explorar Cataluña a través de sus rutas es una de las experiencias más gratificantes para quienes les gusta disfrutar de la naturaleza. Desde los imponentes Pirineos hasta los paisajes mediterráneos de la Costa Brava, la región ofrece una diversidad de senderos que permiten desconectar del ritmo urbano y conectar con entornos espectaculares. Caminar entre frondosos bosques, cruzar ríos cristalinos o ascender a cimas con vistas panorámicas es una forma de sentir la esencia del territorio y descubrir rincones que solo el senderismo permite alcanzar.
Si hay una ruta en todo el territorio catalán que hay que hacer al menos una vez en la vida, es la ruta de Carros de Foc, en el Parque Nacional de Aigüestortes y Estany de Sant Maurici. Es una travesía de 65 km que recorre los valles, lagos y cumbres del Pirineo conectando nueve refugios de alta montaña en un entorno de belleza indescriptible.
¿Por qué es la mejor ruta de Cataluña?
Carros de Foc es una ruta de montaña de recorrido circular que une los nueve refugios de montaña que hay dentro del Parque Nacional d’Aigües Tortes i Estany de Sant Maurici. Para hacer el recorrido básico, se necesita entre 5 y 7 días y se puede comenzar por el refugio que más os apetezca y en el sentido que más os guste.
Plano Carros de Foc
Tiene un desnivel acumulado de 9200 m, una distancia de 65 km y una altura media de 2400 m. El punto más elevado es el Collado de Contraix con 2745 m. Los refugios suelen tener una altura entre 1900 m a 2400 m.
En algunos tramos, el itinerario comparte camino con el GR 11 donde encontraremos marcas de pintura roja y blanca. Otros tramos están marcados con estacas de madera pintadas de amarillo y la mayor parte del tiempo, se sigue el camino gracias a los hitos (montoncitos de piedras) que otros montañeros construyeron antes.
El uso del mapa es imprescindible. La travesía transcurre en su totalidad por un terreno de alta montaña donde los bloques de granito, pedreras y caminos se mezclan en cada una de las etapas.
¿Por qué se llama 'Carros de Foc'?
Aunque no existe una historia oficial que explique el nombre, la versión más difundida cuenta que fue inspirada en la película Carros de Fuego (traducida al catalán como Carros de Foc). Esta narra la historia de dos corredores que participaron en las olimpiadas de 1924. Particularmente, dicen que fue inspirada en el poema de William Blake, la cortina musical que cierra la película.
Carros de foc
Se trata de una ruta dura, en especial, si no estás acostumbrado a caminar durante horas sobre un terreno pedregoso y desigual. Después, de varias horas de caminata, los pies se convierten efectivamente en carros de fuegos, que impulsan a seguir adelante a través de un camino desagradecido: nublado por un torbellino mental que contrasta con increíbles paisajes que parecen haber escapado de los mejores libros de cuentos.
Un desafío catalán
Es una experiencia que pone a prueba la resistencia física y mental de la persona, al tiempo que permite disfrutar de uno de los entornos naturales más impresionantes de Cataluña. Su recorrido atraviesa valles modelados por antiguos glaciares, pasa junto a más de 200 lagos de aguas cristalinas y serpentea entre bosques de pino negro, prados alpinos y crestas rocosas que ofrecen vistas espectaculares. Aunque puede realizarse en cualquier época del año, la mejor temporada para hacerlo es de finales de junio a septiembre, cuando los refugios están abiertos y la nieve ha desaparecido de la mayoría de los pasos de alta montaña.
Los refugios, que forman parte del recorrido, tienen décadas de historia y han servido de cobijo a generaciones de excursionistas. Algunos, como el Refugio Ventosa i Calvell o el Refugio Ernest Mallafré, ofrecen un ambiente acogedor en mitad de la naturaleza, donde los senderistas pueden reponer fuerzas con platos tradicionales de montaña. Además, existe la posibilidad de realizar la ruta con la modalidad de Carros de Foc Sky Runner, un desafío extremo que consiste en completar todo el circuito en menos de 24 horas. Sea cual sea la modalidad elegida, lo cierto es que deja una huella imborrable en todo aquel que se aventura a recorrerla.