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Cataluña tiene un paisaje que nada tiene que envidiar a otros. Es más, hay un pueblo que parece digno del Quijote: pasado medieval, muchos molinos y, como no, el toque catalán del arte románico.

Este municipio además es de nombre breve. Solo tres letras sirven para denominar a este rincón de los Pirineos que no muchos conocen y que contiene una arquitectura única, Ger.

Un pueblo de menos de 500 habitantes

Este diminuto municipio de la comarca de la Cerdanya, es uno de esos lugares que parecen guardar secretos en cada esquina. Y todo en un entorno en el que gobierna la tranquilidad, la belleza de la naturaleza y un valioso patrimonio histórico que lo convierte en un destino único. 

A pesar de contar con una población de apenas 461 habitantes y una extensión de 33,4 kilómetros cuadrados, Ger es un lugar que fue importante desde sus primeros años, cuando se llamaba Geri. Así aparecía reconocido en el acta de consagración de la Seu d'Urgell en el año 839.

Un pasado medieval

Este origen medieval está presente en cada piedra y calle del municipio, y su legado se complementa con paisajes que parecen salidos de un cuadro. De hecho, algunas de sus principales iglesias, están integradas perfectamente en sus alrededores.

Un claro ejemplo es la iglesia de Sant Climent, que  aunque pertenezca al término municipal de Gréixer, domina en lo alto de una colina que corona Ger. La iglesia, documentada por primera vez en el siglo X, es un ejemplo del primer arte románico.

El pueblo de Ger WIKIPEDIA

Iglesia de Sant Climent

A pesar de los daños sufridos a lo largo de la historia, como el incendio provocado en 1261, que devastó el pueblo, la iglesia conserva elementos arquitectónicos y artísticos de gran interés. Así, el edificio actual consta de una nave rectangular con un absis trapezoidal, un campanario en forma de torre y una sacristía añadida, construidos con piedra esquistosa de tonos oscuros. 

La puerta románica, situada en el muro sur, es uno de sus elementos más destacados. Tallada en mármol de Isòvol, presenta un arco de medio punto decorado con motivos escultóricos, incluyendo cabezas humanas, bolitas y figuras demoníacas que reflejan la iconografía de la época.  En su interior, la iglesia conserva un antependio románico. Aunque actualmente es en el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC) donde se encuentra el Pantocrátor rodeado por símbolos de los evangelistas y apóstoles, un testimonio de la transición entre el románico y el gótico en la Cerdanya.

Santa Coloma de Ger

Otro ejemplo de arquitectura en comunión con la naturaleza es la iglesia parroquial de Santa Coloma de Ger. Situada en el pequeño pueblo de Ger, se alza a 1.135 metros de altitud, rodeada de un paisaje montañoso único. 

Su primera mención aparece en el acta de consagración de Santa María de la Seu d’Urgell del año 819, aunque el documento se redactó probablemente a finales del siglo X. Reconstruida en el siglo XVIII, conserva una puerta de ingreso datada en 1740, mientras que elementos románicos originales, como las de su puerta, decoran la entrada actual.

Iglesia de Santa Coloma de Ger WIKIPEDIA

Entre los tesoros artísticos de Santa Coloma destaca una talla románica de la Virgen, hoy conservada en el MNAC. Datada en el siglo XII, la escultura representa a la Virgen con el Niño Jesús, sentada sobre un trono decorado con motivos vegetales y vestida con túnica roja, manto verde y velo bordado. 

Santa Eugènia

Por último, y ya en Saga, está la iglesia de Santa Eugènia de Saga. Mencionada por primera vez en el acta de consagración de la Seu d’Urgell del año 819, esta iglesia estuvo vinculada al monasterio de Sant Miquel de Cuixà, como lo atestiguan documentos del siglo X. En 1991, excavaciones arqueológicas descubrieron tumbas antropomorfas y estructuras relacionadas con su absis, subrayando su importancia histórica.

El templo presenta una sencilla estructura de una nave coronada por un absis semicircular, toda ella recubierta con mortero de cal. Destaca su impresionante portalada en el muro sur, una obra escultórica de mármol rosa de Isòvol con cinco arquivoltas decoradas que incluyen figuras humanas, animales y motivos vegetales, representando tanto escenas religiosas como alegorías infernales. 

Iglesia de Santa_Eugènia de Saga WIKIPEDIA

En su interior, los muros están reforzados con arcos y la nave conserva una bóveda apuntada parcialmente reconstruida. Excavaciones más recientes han revelado sepulturas antropomorfas del siglo IX y elementos arquitectónicos del periodo románico.

Los molinos de Ger

Pero más allá de la arquitectura románica, uno de los aspectos más fascinantes de Ger es su tradición molinera. Los molinos históricos, como El Molí de Ger, son testigos de la importancia que la molienda tuvo en la economía local

Durante siglos, los molinos de agua, movidos por la fuerza hidráulica del río Segre, fueron esenciales para moler cereales, una actividad que definió la vida cotidiana y marcó el ritmo de este pueblo. Hoy en día, muchos de estos molinos han sido restaurados, reconvertidos en espacios culturales y turísticos, y conservados como valiosos símbolos de la historia industrial de la región.

Una tradición renovada

El Molí de Ger, en particular, es un ejemplo destacado de esta tradición reconvertida. Lo que comenzó como una actividad de molienda combinada con la agricultura y la ganadería, ha evolucionado hacia una moderna explotación lechera. 

Esta empresa familiar produce leche de vacas de raza frisona en un entorno óptimo y con un enfoque artesanal en la transformación de la leche en queso. Todos ellos son elaborados exclusivamente con leche cruda, sal y fermentos, a la vieja usanza.

Virgen de Ger WIKIPEDIA

Qué hacer

Por último, no se puede hablar de Ger sin hablar de su entorno. Sus paisajes naturales invitan a recorrer rutas de senderismo que permiten conectar con la tranquilidad de la montaña. De allí salen rutas que parten a las iglesias románicas, a los pueblos de alrededor y al corazón de los Pirineos.

Cerca de allí pasa el camino de Picasso por el Berguedà, para seguir los pasos del pintor por el Pirineo, que tanto le inspiro. Al lado, está el Parque Natural del Cadí Moixeró, pero también otras rutas como el camino de los cátaros o de los Bons Homes o el camino que puede llevar a conocer los búnkeres de Martinet y Montellà.

Cómo llegar

Para llegar a Ger desde Barcelona, se debe tomar la autopista C-16 en dirección a Berga y Puigcerdà y seguir hasta llegar a Alp. Desde allí, se sigue por la N-260 en dirección a La Seu d’Urgell. A unos 9 kilómetros de Puigcerdà, un desvío a la derecha conduce directamente al núcleo de Ger. Se tarda unas dos horas y cuarto.

Para quienes deseen evitar el peaje del Túnel del Cadí, existe la opción de tomar la carretera C-55 hacia Solsona y continuar por la C-26 y la N-260, aunque esta ruta es más larga y menos directa. El viaje puede superar las tres horas.

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