Nos gusta saber la historia de las calles porque ellas son, en cierto sentido, el reflejo de nuestras propias vidas. Cada una es un testimonio del paso del tiempo, de las transformaciones sociales, políticas y culturales que han moldeado a las ciudades y a sus habitantes. Al caminar por ellas, no solo vemos el presente, sino que también percibimos las huellas del pasado que se han quedado grabadas en las fachadas, con sus nombres.
Las calles son como libros abiertos, y al conocer su historia te sumerges en relatos que pueden ser tan cercanos como una leyenda local, o tan lejanos como los albores de una ciudad que fue fundada hace siglos. A veces, una calle lleva el nombre de un personaje histórico, de un acontecimiento significativo o incluso de una antigua costumbre o actividad que se practicaba allí. Algunas de estas historias nos conectan con otras generaciones, nos permiten entender cómo era la vida en épocas pasadas y nos dan una sensación de continuidad.
Una calle con un nombre curioso
Hay un lugar en el atajo de Vallvidrera hasta el funicular en el que encontrarás una calle llamada Ja-hi-som. Se llama así porque la gente al subirla exclamaba 'ya hemos llegado'.
La fecha exacta en la que se aprobó este nombre fue el 24 de julio de 1992 y se encuentra, exactamente, en la intersección al final de la Drecera de Vallvidrera, en Barcelona.
Los datos sobre el origen de esta calle se han obtenido a través del nomenclador de las vías públicas del Ayuntamiento de Barcelona, y de este mismo organismo público, a través de peticiones de acceso a la información pública.
En algunas descripciones de algunas calles del nomenclador, se han encontrado incorrecciones, formas ortográficas antiguas y terminología, que ahora resulta incorrecta o inadecuada.
Otras calles con nombres raros
Hay muchas más calles con nombres raros como estos:
Calle d'en Tantarantana, ubicada en el histórico barrio de la Ribera de la Ciudad Condal. Nace en Plaza San Agustí Vell y llega hasta la calle Princesa. Su nombre se remonta al año 1716. En ella vivía el pregonero de Barcelona, que anunciaba con un redoble de tambor las noticias oficiales de la ciudad, lo que hizo que el resto de habitantes la conocieran por 'Tantarantana'.
Calle de les Mosques, que además de ser famosa por su nombre, lo es también por ser la calle más estrecha de Barcelona. Está situada detrás de la Iglesia de Santa María, en el barrio del Born, y según el relato popular, en ella se acumulaban los productos que no se vendían en el mercado, por lo que había una gran concentración de moscas. Además, en Girona, también hay una calle que se llama así.
La Calle 'dels Petons' es la más romántica, ya que la tradición explica que se trata del lugar donde los presos condenados a muerte de la Ciutadella se despedían de sus familiares con un beso.
La Calle del Cometa hace referencia a un juego muy antiguo al que se jugaba los domingos por la tarde, conocido como "el juego de la cometa", del que ya hay registros desde el año 1736.