Por ejemplo la majestuosidad de La Devesa de Girona, el parque urbano más grande de Cataluña, que nos encandila con sus impresionantes avenidas arboladas.
El parque urbano más grande de Cataluña
La Devesa de Girona se distingue como el parque urbano más extenso de Cataluña, con más de 2.500 árboles centenarios que hacen de este lugar el principal pulmón verde de la ciudad. Este parque abarca 40 hectáreas y está caracterizado por sus largas hileras de plátanos, que forman majestuosas avenidas y paseos arbolados.
Parque de la Devesa de Girona
Ubicado al oeste del casco histórico de Gerona, La Devesa se encuentra en la confluencia de los ríos Ter, Güell y Oñar. La mayoría de sus árboles, una mezcla de especies americanas y orientales, fueron plantados en su mayoría a mediados del siglo XIX. Debido a su proximidad entre sí, estos árboles han crecido verticalmente, alcanzando alturas de hasta 60 metros.
El parque está diseñado en varias avenidas y a lo largo de los años se han añadido diversas construcciones. La entrada, que data de 1898, conserva una de las dos casetas gemelas que solían dar la bienvenida a los visitantes. En el Campo de Marte se encuentran instalaciones deportivas construidas en 1942.
Además, La Devesa alberga campos de tiro y de aeromodelismo, las instalaciones de la Sociedad Hípica de Girona, el recinto ferial de la ciudad, así como el Auditorio Palacio de Congresos.
Edificio de Auditorio Palacio de Congresos Girona
Historia del Parque de La Devesa
En 1423, la reina María Victoria donó estos terrenos a la ciudad para que sirvieran tanto como defensa contra las inundaciones como fuente de ingresos. Y en 1859, bajo la dirección del arquitecto Martín Sureda Ardèvol, se comenzó a transformar La Devesa en un paseo público con la plantación de los primeros plátanos.
Corteza de los árboles plataneros de La Devesa
En el siglo XX, La Devesa se convirtió en un vibrante centro social, acogiendo festividades, desfiles y eventos deportivos que la integraron en la vida diaria de la ciudad. Sin embargo, desde la década de 1940, se notó un alejamiento de los ciudadanos, debido a las barreras naturales y artificiales que la aislaban del resto de la ciudad.
A pesar de las construcciones recreativas como la piscina municipal en 1934 y el estadio del GEiEG en 1942, el interés disminuyó por estos obstáculos y el cambio en las costumbres sociales, como la popularización del automóvil en los años sesenta. En los años setenta, surgió un movimiento para revitalizar La Devesa, impulsado por campañas de sensibilización y estudios sobre la salud de los árboles. Con la llegada de los ayuntamientos democráticos, se intensificaron los esfuerzos para renovar y adaptar el parque, incluyendo la modernización de las instalaciones y la promoción de actividades culturales y recreativas.