Cataluña posee la singularidad de ser una de las zonas más plurales de toda España. Hablamos de una zona en la que se pueden combinar montaña y playa en un mismo pueblo, lo que le otorga un punto diferencial a la hora de elegir destino.
Las montañas, majestuosas y enigmáticas, dominan paisajes con su imponente presencia. Desde sus cumbres nevadas hasta sus escarpadas laderas, ofrecen un refugio para una diversidad de vida y un desafío para aquellos que se aventuran a conquistarlas.
Las montañas inspiran admiración y humildad, recordándonos la fuerza y la belleza indomable de la naturaleza. Además, son testigos silenciosos del paso del tiempo, pero siempre firmes y eternas en su grandeza. Y Cataluña, cómo no, no se queda atrás en todo esto: es por eso por lo que te traemos una de las más singulares.
Así es la pirámide natural más especial de Cataluña
Una de las montañas más singulares de Cataluña, se encuentra en Tarragona: es la de Santa Bárbara. Tiene una altitud de 735 metros, está formada por roca conglomerada y parece emerger tras el Convento de San Salvador, junto con el que obtuvo el reconocimiento de Monumento histórico-artístico en 1985.
Los vecinos del lugar cuentan que este fue el primer sitio donde Manuel Pallarés llevó a su amigo Picasso al llegar a Horta, en el verano de 1898. Posiblemente esta es una de las razones por la que el artista malagueño inmortalizó en diversas ocasiones esta montaña; tanto durante su primera época en la zona, cuando apenas contaba con 16 años, como en la segunda, en la que realizó algunas versiones cubistas de este enclave natural.
¿Qué hacer en Santa Bárbara?
Los amantes del senderismo y la escalada pueden iniciar el ascenso hacia la cima de la montaña, que no les llevará más de una hora, desde el propio convento. Los primeros tramos del sendero presentan un ligero desnivel, que se acentúa hacia la mitad de la ruta.
A lo largo del trayecto hacia la cima, pasaremos por algunos puntos de gran interés como son la capilla de San Pablo, la cueva de San Salvador, la ermita de San Antonio y la ermita Santa Bárbara, situada en la cima.
El último tramo de esta subida, no es apta para aquellos que sufran vértigo, ya que hay algunas partes muy cercanas a un precipicio. Los más valientes tendrán su recompensa, porque tras el último repecho llegarán a la ermita de Santa Bárbara, meta de esta ruta. Un poco más allá estará la imponente cruz, desde la se que podrán disfrutar de unas vistas espectaculares de los alrededores de Horta de San Joan, les Roques de Benet, el Tossal d'en Grilló, etc.
Se recomienda tomar especial precaución durante el descenso, no solo por la pendiente de la montaña de Santa Bárbara, sino también por el material que la forma, ya que el terreno es algo resbaladizo a causa de los cantos rodados.