Vive tus mejores vacaciones en la Costa Blanca

Si estás pensando en desconectar de verdad, en cambiar el despertador por el sonido del mar y los atascos por un paseo por la orilla… la Costa Blanca es ese lugar que te lo pone fácil. Aquí, la vida va a otro ritmo. Uno más suave, más tuyo. De esos que te hacen decir: “¿y si me quedo un poco más?”

No hace falta mucho para enamorarse de este rincón del Mediterráneo: basta con sentir el sol en la cara, meter los pies en la arena o perder la mirada en el horizonte. Y es que la Costa Blanca no es un destino cualquiera. Es un estado de ánimo.

Clima que invita a quedarse

Una de las primeras cosas que notas al llegar es la luz. Esa luz que lo envuelve todo y que te cambia el humor en cuestión de minutos. Con más de 300 días de sol al año y temperaturas suaves incluso en invierno, da igual cuándo vengas: siempre te recibe con los brazos abiertos.

El clima de esta zona no solo es un regalo para el cuerpo, también lo es para el alma. Todo apetece más. Salir, pasear, descubrir, improvisar planes sin mirar el cielo… Porque aquí, el mal tiempo simplemente no entra en el plan.

Playas que parecen postales

Y si hablamos de la Costa Blanca, hay que hablar de sus playas. Las hay de todos los tipos: grandes, pequeñas, escondidas, animadas… Pero todas tienen algo en común: esa mezcla de aguas transparentes, arena suave y ese no sé qué que te hace sentir en el sitio correcto.

¿Te apetece una cala íntima entre acantilados? ¿O prefieres una playa amplia para tumbarte a lo grande con tu familia? Desde Calpe hasta Torrevieja, pasando por Jávea o Moraira, el litoral es una colección de postales vivas.

Pero que no te engañe su fama de destino de playa. La Costa Blanca es mucho más que eso. Es historia, cultura, tradición, sabor y rincones con alma. Va más allá del sol y la arena.

Pueblos con encanto y ciudades que sorprenden

Subir las calles empedradas de Altea, perderse entre las casas blancas de Villajoyosa o asomarse al castillo de Santa Bárbara en Alicante es una experiencia que va más allá del turismo. Aquí se viene a vivir, no a tachar lugares de una lista.

Y luego están los pequeños grandes detalles: los mercados locales, los bares con terraza donde el tiempo se detiene, las fiestas de pueblo que te atrapan, aunque no entiendas ni una palabra del pregón.

Comer bien, comer con gusto

La gastronomía aquí no es un añadido, es parte del viaje. Hay algo especial en comerse un arroz a banda mirando al mar, en descubrir que el turrón de Jijona sabe distinto si lo compras en origen, o en brindar con un vino de la tierra mientras cae el sol.

En la Costa Blanca se come con calma, con alegría y con sabor. Y eso, hoy en día, también es lujo.

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Y claro, para que unas vacaciones sean redondas, hace falta un lugar donde descansar como dios manda. Aquí es donde entra FIDALSA Holidays. Esta gente sabe lo que se hace y lo demuestra con su selección de Alojamientos vacacionales en la Costa Blanca: villas de lujo, apartamentos frente al mar y rincones especiales pensados para que te sientas como en casa… pero mejor.

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