Un técnico trata de reparar un horno eléctrico
La obsolescencia programada y la reparación de electrodomésticos en los últimos años
La reparación de electrodomésticos, que parecía condenada al olvido por la cultura del “usar y tirar”, vuelve a cobrar protagonismo como respuesta a la obsolescencia programada, impulsada por la conciencia ecológica, el ahorro y nuevas regulaciones que apuestan por un consumo más sostenible
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La práctica de reparar los electrodomésticos averiados, que se había dejado en el olvido en las últimas décadas, ha regresado en los últimos años como símbolo de sostenibilidad, ahorro y responsabilidad, oponiéndose de lleno a la tan arraigada y polémica cultura de usar y tirar y a la controvertida técnica de diseño industrial conocida como obsolescencia programada, que se había convertido en uno de los pilares básicos del consumo masivo desenfrenado de aparatos del hogar.
En efecto, durante las últimas décadas, las grandes marcas han venido alentando al consumidor a sustituir los electrodomésticos viejos por electrodomésticos nuevos ante la aparición de la más mínima avería en los mismos. Sin embargo, esta mentalidad y paradigma empieza a resquebrajarse: la concienciación social, la inflación (que ha aumentado el precio de los aparatos nuevos), regulaciones más estrictas que pretenden fomentar alargar el ciclo de vida de los aparatos y la presión de colectivos ecologistas han logrado que reparar vuelva a estar de moda, desafiando al ciclo de usar y desechar que tanto promueve la obsolescencia programada.
¿Qué es la obsolescencia programada?
La obsolescencia programada es una estrategia empresarial y técnica de diseño industrial que consiste en crear productos con una vida útil intencionadamente limitada, de modo que el consumidor se vea obligado a reemplazarlos tras un período de uso relativamente corto. En el caso de los electrodomésticos, este fenómeno se traduce en averías frecuentes pasados unos años o la imposibilidad de encontrar repuestos y soporte técnico para aparatos que, en teoría, podrían seguir funcionando mucho más tiempo.
Modalidades de obsolescencia programada
Obsolescencia de calidad: fabricar con componentes que tienen una durabilidad limitada. Obsolescencia funcional: cuando el fabricante deja de ofrecer actualizaciones o accesorios para el aparato. Obsolescencia psicológica: promover cambios estéticos o de diseño que hacen que el usuario considere su aparato obsoleto antes de tiempo. Obsolescencia tecnológica: impulsada por la aparición constante de nuevas funciones, aunque el dispositivo aún sea útil.
Impacto ambiental y social
El aumento de residuos electrónicos debido a la obsolescencia programada es uno de los grandes problemas medioambientales de nuestra era. En Europa se generan millones de toneladas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos cada año, buena parte de los cuales termina en vertederos, provocando contaminación y desaprovechando materias primas valiosas. Además, la fabricación continua de nuevos dispositivos incrementa la huella de carbono al requerir más recursos naturales, energía y transporte.
Socialmente, la insatisfacción del consumidor crece frente a la imposibilidad de reparar o dar una segunda vida a un aparato. Este sentimiento alimenta movimientos ciudadanos que exigen un consumo más ético y sostenible.
Cambio de paradigma: el renacer de la cultura de la reparación
La cultura de reparar, lejos de ser algo nuevo, era la norma hasta mediados del siglo XX, cuando casi cualquier electrodoméstico era susceptible de arreglarse una y otra vez. La llegada de la obsolescencia programada cambió radicalmente esta mentalidad, pero en los últimos años se percibe un claro retorno al aprecio por la reparación. De acuerdo con Jorge Luis Pérez, profesional del servicio técnico Siemens en Valencia: “desde que los electrodomésticos empezaran a subir de precio en los últimos años, hemos visto cómo se ha incrementado enormemente la demanda de servicios de reparación de electrodomésticos antiguos que antes se desechaban. Reparar se ha vuelto a poner de moda”.
Causas de este resurgir
Aumento del coste de los nuevos electrodomésticos debido a la inflación de los últimos años y la crisis de materias primas. Conciencia ecológica: consumidores mejor informados y preocupados por su impacto ambiental. Normativas: las nuevas leyes europeas y españolas protegen más que nunca el derecho a reparar. Acceso al conocimiento: manuales, tutoriales online y foros facilitan a los usuarios identificar y solucionar averías menores sin depender del servicio técnico del fabricante.
Regulaciones y derecho a reparar
El impulso a la reparación y la lucha contra la obsolescencia programada se ven respaldados hoy por nuevas políticas y normativas. La Unión Europea, por ejemplo, ha aprobado leyes pioneras que obligan a los fabricantes a garantizar la disponibilidad de piezas y manuales durante al menos siete años para determinados electrodomésticos, así como a facilitar la reparación, incluso por parte de servicios técnicos independientes.
Una de las novedades más notables es la etiqueta de “reparabilidad”, que ya se aplica en Francia y está prevista para el resto de la UE. Esta etiqueta otorga a cada producto una puntuación del 1 al 10 en función de la facilidad con la que puede ser reparado y a la disponibilidad de recambios, orientando así al consumidor hacia compras responsables y duraderas.
Obstáculos actuales y estrategias del consumidor
A pesar de los avances, la obsolescencia programada sigue presente en:
Carcasas imposibles de abrir sin herramientas especiales. Componentes soldados o pegados difíciles de sustituir. Limitaciones deliberadas en el software que bloquean funcionalidades si hay piezas no originales. Coste elevado de los recambios para desincentivar la reparación o directamente imposibilidad de conseguir recambios descatalogados.
Frente a esto, el consumidor puede tomar decisiones informadas: antes de adquirir un electrodoméstico, revisar la puntuación de reparabilidad y comprobar la disponibilidad de recambios en el mercado. Además, existen plataformas y talleres independientes que ofrecen una alternativa económica y garantizada a los servicios oficiales de las marcas, facilitando la prolongación de la vida útil de los aparatos.
Economía circular y futuro sostenible
La reparación es la piedra angular de la economía circular, modelo que propone alargar la vida útil de los productos y reducir al máximo la generación de residuos. Reparar, reutilizar y reciclar se han consolidado como las tres “erres” de la sostenibilidad y el consumo responsable.
Por otro lado, marcas y fabricantes están empezando a adaptarse a esta demanda, desarrollando electrodomésticos “modulares” y más fáciles de reparar, además de ofrecer servicios de renombra o reacondicionamiento. Esta tendencia crecerá con la presión legislativa y la propia exigencia del consumidor.
Consejos prácticos para el usuario responsable
Priorizar aparatos con alta puntuación en reparabilidad y garantías amplias. Solicitar siempre presupuestos y diagnósticos antes de reparar. Exigir factura de las reparaciones, lo que garantiza los derechos en caso de avería recurrente. Mantener y limpiar regularmente los electrodomésticos para alargar su vida útil. Compartir experiencias y conocimientos en redes sociales y foros, alimentando la comunidad de reparación.
Conclusión
El regreso de la cultura de la reparación en la era de la obsolescencia programada representa no solo un cambio de tendencia, sino también una oportunidad histórica para reducir nuestra huella ambiental, ahorrar y reclamar la soberanía sobre los objetos que usamos a diario. Todo apunta a que quienes apuesten por reparar, frente a desechar sin más, no solo contribuyen a frenar el ciclo insostenible del consumo, sino que están sentando las bases para un futuro más justo, verde y responsable.
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